La Asociación tuvo el honor de entrevistar a Carlos Arturo Calle Baena, exalumno de la promoción 1978. Calle es médico y administrador de empresas de la Universidad Javeriana. Desde hace 38 años aproximadamente es Gerente General de la empresa Arturo Calle. Durante dos años ejerció su labor como Médico Especialista en Ortopedia, sin embargo, tomó la decisión de estudiar Administración de empresas para ejercer la dirección de la empresa de “don Arturo”, su padre, cómo él le llama por respeto y cariño.
Aquí les dejamos la entrevista:
ASOCIACIÓN DE EXALUMNOS DEL GIMNASIO MODERNO (AEGM): ¿Extraña algo de la medicina?
ARTURO CALLE (AC): La medicina es una carrera muy bonita, muy humana, es una carrera donde uno tiene mucho contacto con la gente. No me arrepiento ningún día de haberla estudiado, aparte del conocimiento que me dio, me dio unos valores profesionales, éticos y humanos muy importantes, entonces la verdad es que extraño todo lo de medicina, pero a veces la vida a uno le muestra que los cambios son necesarios. En su momento había que apoyar la empresa de mi padre, y la verdad es en lo que siempre he trabajado. Desde que estaba en el colegio, en las vacaciones de junio y diciembre, me la pasaba trabajando en los almacenes, pero trabajando en cosas muy sencillas, ayudando a que no se robaran las corbatas, o ayudando a limpiar el almacén, en la bodega, labores muy básicas pero que se necesitaban, porque había que colaborar y apoyar el negocio.
Entonces cuando yo empecé nuevamente a trabajar en Arturo Calle, para mí fue natural en el sentido que yo siempre lo había hecho, había trabajado allí toda mi vida, nunca me desligué de la empresa, pero claramente cuando volví a Arturo Calle, fue una realidad complicada porque regresé a trabajar directamente en los almacenes como vendedor, porque era importante entender y conocer la labor de la empresa desde abajo, no llegar a estar en la parte administrativa, si no ver el día a día en los almacenes, yo trabajaba todo el día hasta las 5:30 de la tarde, para irme luego a la universidad.
Recuerdo que el primer día de trabajo, llegó una persona a un almacén a que le vendiera un calzado, en esa época uno tenía un “butaquito”, donde se sentaba al frente de la persona y yo pensaba: ¿qué está haciendo un médico vendiendo calzado?, cuando terminé de atender al señor, me salí del almacén y me puse a reflexionar y entendí que no me iba a quedar como vendedor de calzado el resto de mi vida, pero que sí necesitaba ser un buen vendedor de calzado para en el futuro saber cómo era que yo podía orientar a otras personas a que fueran buenos vendedores. Fue así como yo trabajé aproximadamente año y medio o dos como vendedor en la empresa, yo ganaba comisión sobre lo que vendía, no tenía ningún sueldo y luchaba todos los días. Poco a poco empecé el trabajo administrativo, empecé a trabajar a lado de Don Arturo (su papá), a aprender muchas cosas, terminé mi carrera de administración y empecé a aportar muchísimo más…y bueno ya llevamos 38 años trabajando en la empresa.
AEGM: ¿Que recuerda con más cariño del colegio?
AC: A ver… Del colegio, ¡todo! Yo creo que el colegio nos brindó en esa época a nosotros, la oportunidad de ser felices, yo creo que lo que más recuerdo del colegio es que nunca me sentí infeliz estando allí, nunca me levantaba por la mañana a decir “uy que pereza”, al contrario, uno quería ir para estar con los amigos.
Pero yo recuerdo del colegio cosas que ya no existen como la piscina de esa época, con ese frío uno se metía y era una maravilla, el coliseo era completamente diferente, era un colegio que tenía algo importante y era que todos éramos felices, todos teníamos una serie de valores muy importantes, valores que son hoy los que nos han dado la posibilidad de ser profesionales y éticos, somos profesionales que trabajamos para beneficio de la sociedad. Del colegio solo tengo buenos recuerdos, había profesores que eran un poco más difíciles, más bravos, otros más amables con uno, pero en general era una maravilla. Yo me gradué y siempre fui feliz.
Me acuerdo del Prof cuando nos invitaba a su finca en Tabio, uno se iba en el Jeep y eso era de no creer, era un personaje muy particular. Para mí fue un mundo feliz, si pudiera, lo volvería a vivir y a repetir todas las veces que me dieran la oportunidad.
AEGM: ¿Ingresó desde Montessori I?
AC: Sí, yo ingresé en Montessori I, y estuve allí hasta sexto de bachillerato. En el tiempo de estudio, nunca fui el mejor de la clase, pero sí fui muy disciplinado en mi estudio, siempre obtuve buenas calificaciones, nunca perdí ningún año, ¡claro! de vez en cuando si perdía alguna que otra materia. Comencé con un grupo de compañeros que pocos fueron los que terminaron, pero sí, todo el tiempo fue en el Gimnasio Moderno, muy feliz y contento.
AEGM: ¿Cuál es el primer recuerdo que tiene del Gimnasio Moderno?
AC: El primer recuerdo que tengo, fue cuando ingresé al Montessori, porque había una particularidad y es que yo siempre he sido muy delicado de la piel, me quemo con mucha facilidad y en esa época no era como ahora que hay todo tipo de bloqueadores muy buenos y tenemos una cantidad de ayudas, entonces mi mamá me aplicaba en la cara una mezcla de la crema Nívea con otras cosas y yo quedaba como un mimo, hasta tengo fotografías (risas). Y claro, cuando yo llegué a Montessori, uno “chiquito” el primer día de colegio, todos los compañeritos: – ¿y a este que le pasó?,- ¿este mimo de donde llegó? (risas). Al principio no decían nada, pero después si se empezaron a burlar de mí, el único que tenía la cara completamente blanca era yo, para mí era una tragedia, yo le decía a mi mamá: – ¡oye no me apliques más esa crema porque soy el hazme reír del colegio!
Me acuerdo de las profesoras que teníamos, porque uno se sentía como si estuviera con los papás, yo creo que lo importante de esa época era que uno no salía de la casa a llegar a un sitio extraño, sino que el recibimiento era muy amable. Eran de estar con uno, de darnos un abrazo, de acercarse, de ayudarnos…entonces era muy fácil sentirse como en casa con todo lo que tenía y tiene el Gimnasio Moderno.
AEGM: ¿Le pusieron apodo?
AC: Sí, y el apodo es absolutamente cierto (risas), a mí me dicen: “enano”, y me llamaban así, no porque fuera enano, sino porque era el más bajito del curso, siempre que hacíamos fila, no me preocupaba porque sabía que siempre me tocaba de primeras (risas). Entonces el apodo que siempre tuve fue “enano” y todavía cuando comparto con mis compañeros, algunos todavía me dicen así, otros me dicen “callecita” pero la mayoría me siguen diciendo “enano”.
AEGM: ¿Algún profesor le marcó su vida?
AC: Mira, yo tuve la fortuna siempre de estar con muchos profesores, por ejemplo; el profesor Quiñones, que es una persona de la cual aprendí mucho. Pero yo aprendí mucho del profesor Ernesto Bein, aunque la clase que nos daba era la de música, a través de él, no era solamente la teoría, sino todo el aprendizaje de vida que nos dejaba. Yo tuve la fortuna de tener el mejor profesor que alguien ha podido tener, y quien en su momento me acompaño mucho: Don Agustín, y tuve la fortuna de compartir con él porque en ocasiones cuando salíamos de clase mi mamá se demoraba en recogerme, o yo me quedaba del bus y me tenían que ir a recoger, entonces me quedaba solo en el colegio y él muy amablemente me llamaba a su oficina y me colocaba una silla al lado de su escritorio o me sentaba en sus piernas y me ponía a dibujar, y mientras yo dibujaba o hacia la tarea, él me iba enseñando.
AEGM: Ahora hablemos de las excursiones, ¿recuerda alguna en especial?
AC: Sí, las excursiones eran una cosa muy simpática, era increíble porque uno compartía con los compañeros otros momentos y experiencias fuera del colegio. Todas las excursiones para mí fueron muy importantes y bonitas. Tengo 2 que recuerdo de manera muy especial: una, creo que fue a Neiva, estábamos en bachillerato, ya nos sentíamos grandes, pero recuerdo que uno se sentía más grande si fumaba, entonces todos llevamos paquetes de cigarrillos los cuales nunca habíamos fumado, pero uno los mostraba para sentirse grande, ya ni me acuerdo como se llamaban, había uno que era larguísimo y valía más, entonces uno se lo cambiaba al compañero por dos de los normales.
Y la otra muy especial, aunque todas fueron especiales, fue cuando fuimos a la Guajira, fue especial porque nos fuimos en muchos carros y en uno de ellos, iba el profesor Ernesto Bein comenzando la caravana, éramos muchos, alrededor de 12 a 15 carros, y recuerdo que primero íbamos hasta Medellín, entonces el Rector dijo: – ¿Quién tiene donde nos podamos quedar? y yo le dije: – mi abuelita tiene una finquita, con algunas restricciones, pero podíamos poner las carpas. Pero ¡oh sorpresa!: mi abuelita no aceptó que pusiéramos carpas, todos debíamos quedarnos dentro de la casa, y tampoco dejó que ninguno cocinara, ella nos preparó toda la comida, recuerdo que comimos frijoles y arepa, y al otro día arrancamos para el Cabo de la Vela.
Yo recuerdo mucho que el Prof en su Jeep siempre iba a delante, para controlar la velocidad, entonces algunos compañeros con camionetas muy chéveres, y como en la Guajira no había carreteras, todos lo adelantábamos y veíamos que él pitaba, gritaba y alegaba furioso (risas) y así llegamos, era un sitio espectacular. Es la única vez que he ido, comimos unas langostas muy deliciosas, dormimos en hamacas, fue muy divertido.
De regreso, el carro en el que yo venía se accidentó y tuvimos que quedarnos a dormir nuevamente en Medellín donde mi abuela, el resto de la excursión siguió, nosotros regresamos a Bogotá a los dos días, cuando ya todo se había normalizado. Inclusive tengo algunas fotos de esa excursión, que en estos días he podido ver, ya que he tenido tanto tiempo, y me he podido recordar momentos de ese viaje tan simpático, para mí fue una excursión muy valiosa, porque conocí y de paso visité a mi abuelita (risas).
AEGM: ¿Alguna anécdota que quiera compartirnos?
AC: A ver, la anécdota que yo quiero compartir es que cuando uno sale del colegio, se observa es esa camaradería que existió en el Moderno y siempre seguirá existiendo, es una particularidad porque no solo se siente con los exalumnos con los que uno estudió, sino que uno se siente identificado, inclusive con aquellos alumnos del Moderno con los cuales nunca estudió.
Yo hoy practico un deporte que es el Golf, dentro del cual varias personas con las que practico son del Moderno, incluso estamos haciendo una competencia, entre exalumnos del Moderno y exalumnos del Campestre, así como se juegan los partidos de Futbol, exactamente igual.
Y no te imaginas la emoción todos vestidos, los del Moderno con cosas del Moderno y los del Campestre con cosas del Campestre, el uno luchando por el otro que no lo conoce pero sabe que es del equipo, y al final el ganador lo celebra como si hubiera ganado el campeonato mundial de Golf (risas), así no haya ganado ni una copa ni nada; pero es la sensación de sentirse con el hermano, yo creo que eso es algo que uno va a tener el resto de la vida, es sentirse como amigos y hermanos, con todos los que salen del Moderno.
Inclusive he tenido la oportunidad de hacer entrevistas a personas del Moderno y no sé por qué uno se siente fácilmente identificado con esa persona, tenemos los mismos principios, la misma forma de actuar, los mismos valores, entonces se facilita mucho la comunicación; inclusive con las nuevas generaciones. En fin, son los valores del Moderno los que nunca se olvidan, que no van a cambiar y perdurarán en el tiempo.
AEGM: ¿Que es para usted el espíritu Gimnasiano?
AC: Pueden ser muchas cosas, pero yo te diría que es el respeto por la sociedad, valores y principios como la honestidad, respeto por la familia por la gente, comportamientos sanos, eso es lo que hace que nosotros nos comportemos de una forma diferente.
AEGM: ¿Cree que su paso por el colegio definió su vida?
AC: ¡Creo que la definió en todo!, porque esos valores que nos dejaron le enseñan a uno a tratar a cada una de las personas con respeto así sea el dueño de la empresa, el mensajero, gerente o asistente, todos merecemos respeto. Cuando tú empiezas a entender eso, y volvemos al principio de la conversación, yo tengo claro que tengo un jefe y ese jefe se llama Don Arturo Calle y por eso cuando hablo de respeto le digo “Don Arturo” a mi papá, entonces yo creo que eso sí hace en uno el cambio. No solo por el respeto por el otro, sino en que uno entiende que debe ser honesto en todo, no solo económicamente , si no frente a lo que ofrecemos, yo no puedo vender un producto diciendo mentiras, yo no puedo vender un producto con una calidad que no corresponda a lo que estoy diciendo, entonces todo ese inicio desde pequeño y todos esos valores con el tiempo le dan a uno la posibilidad de manejar una empresa, de salir adelante, de llegar a la casa y respetar a los hijos, a la señora, a los empleados y saberse comportar en sitios cómo se debe comportar.
AEGM: ¿Qué consejos les daría a las nuevas generaciones, a los Gimnasianos de hoy?
AC: Bueno a parte de lo que he dicho del respeto y la honestidad, que es una cosa muy importante, es que la vida uno no se la gana de la noche a la mañana, es decir, todo en la vida no es dinero, el fin último no puede ser el dinero, el dinero llega a medida que uno lo vaya permitiendo, que las cosas se vayan dando. Las generaciones actuales pretenden que los resultados se den muy rápido, pero todo no puede ser así.
Voy a dar un ejemplo para que mires como son las grandes diferencias, cuando yo estuve estudiando en Estados Unidos, me comunicaba con mi papá y como eran tan costosas las llamadas, entonces tenía una grabadora con cassette; todos los días grababa un mensaje, de cómo me iba en la Universidad, que comía, que hacia el fin de semana… y así iba llenando el cassette con el día a día, por 15 días…ese cassette yo lo enviaba con un servicio que no era tan rápido como el de ahora, duraba en llegar otros 15 días y mi papá también grababa durante 15 días lo que él hacía y lo recibía cada mes, en cambio hoy la comunicación es casi inmediata, entonces eso hace que los jóvenes de hoy sean más cortoplacistas y esperan los resultado mucho más rápido de lo que nosotros los esperábamos.
Simplemente como sugerencia yo les diría que sean un más tranquilos en obtener los resultados que quieren obtener, en lo profesional, económico, y personalmente, porque nos vamos a ver abocados a que las cosas no se den en el periodo que queremos que se den, y nos vamos a ver en grandes frustraciones.
Finalizando la entrevista nos compartió por video algunas fotografías de la excursión en la Guájira, recuerdos guardados y organizados en aquel álbum de hojas amarillas, de empastado verde, característico de los hogares colombianos. Por su expresión, sonrisa y brillo en sus ojos, pudimos notar que se trasladó a aquella época tan maravillosa de la que nos habló durante la esta entrevista.
Aquí les dejamos el video completo de la entrevista:
La Asociación de exalumnos aprovecha la oportunidad para felicitar esa gestión tan loable que hace desde su empresa, ha sido un ejemplo empresarial y nacional. Nos permitimos darle las gracias por su tiempo y compartir con nosotros sus historias.