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GREGORIO URIBE

El equipo de La Cartelera tuvo el honor de entrevistar a Gregorio Uribe, un joven ex alumno que a pesar de vivir fuera del país, lleva todo el ritmo y el sabor colombiano por todo el mundo.

Gregorio se graduó en 2002, estudió música en Berklee College of Music en Boston, donde ha dado a conocer ritmos autóctonos colombianos como la cumbia y el chandé con un enfoque enérgico e innovador. En la actualidad Gregorio es acordeonista y cantante de su banda, con la que recorre el mundo, compartiendo escenario con importantes artistas como Rubén Blades y Carlos Vives, entre otros.

Vive hace más de 8 años en la ciudad de Nueva York, pero recuerda con mucho cariño a su país y por supuesto a colegio que lo vio crecer.

La Cartelera (LC): ¿Qué recuerdos tiene de sus primeros años en el colegio?

Gregorio Uribe (GU): Recuerdo mi primer día de colegio, esa sensación de estar rodeado de niños que no conocía, de ver tantas zonas verdes y la fortuna de salir de clase. Esa sensación de libertad en un lugar donde poder compartir con mis compañeros, con mis amigos.

De mis maestras recuerdo con mucho cariño a Maritza Charris, los grandes creaban una expectativa, ella era una leyenda cuando yo estaba en 3 de Primaria. En 5° fue nuestra Directora de Grupo y desde ese día somos amigos. Era tan furiosa como cariñosa, era la más divertida, la más alegre pero con un carácter firme, yo admiro mucho ese balance. Ya en mi adolescencia, recuerdo mucho a Pompilio Iriarte y a Daniel Samper Ospina. Yo creo que Daniel se inspiró en una película de Robbie Williams, donde un profesor traía entusiasmo a sus estudiantes por el conocimiento. Esa forma de ser maestro me marcó.

LC: ¿Cuéntenos alguna travesura del colegio?   

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GU: Más que travesura, recuerdo una vez que nos quedamos a acampar en La Raqueta. Teníamos 17 años, y como parte de la despedida del colegio nos quedamos quince amigos, en un colegio que no conocíamos, el colegio de noche. Ese día hicimos una fogata, tocamos guitarra, fue un momento muy agradable.

LC: ¿Cómo le fue en las excursiones?

GU: Las excursiones son uno de los momentos más importantes en la vida gimnasiana. Recuerdo con especial cariño, el caso del profesor Palomá cuando salvo a Brando en Bahía Solano, esa no fue nuestra excursión, pero me causo un gran impacto pues es lo más cercano que he estado a un héroe, y lo digo sin exagerar.

De mis excursiones la mejor de todas sin duda alguna fue la última, la de Cuba. Fuimos a la Habana, donde ocurrió algo extraordinario, los que no eran amigos ahora lo eran. Al final se formaron lazos de amistad profundos entre todos, sin ninguna predilección, en ese momento todos éramos una sola familia.

LC: Ese valor de la amistad, ¿es el mismo Espíritu Gimnasiano que todos hablan?

GU: En parte, porque el Espíritu Gimnasiano es de alegría, de camaradería, pero por supuesto siempre van a existir dificultades y grupos. Es más un respeto y valoración del otro dentro de un ambiente de buen humor hacia todos y con todos. De hermandad.

LC: ¿Qué es para usted la Disciplina de Confianza?

GU: Desde pequeños siempre nos hablaron de la Disciplina de Confianza, pero es un concepto que solo se va entendiendo con la madurez. Esa idea, entre un compás moral y ético en el que no se necesita una persona que este vigilándote para hacer las cosas bien, y es ahora donde me doy cuenta que es algo que me ha marcado mucho. Te enseña responsabilidad y compromiso.

LC: Viviendo en el exterior, ¿es fácil identificar a un Gimnasiano fuera del país?

GU: Hay ciertas características que resaltan, en especial en las personas mayores. Los Gimnasianos siempre hemos sido muy educados, por lo menos en su trato, en la forma de saludar, son muy gentiles. He conocido ex alumnos del Moderno y conservan esa camaradería y buen humor. Recuerdo una a
nécdota muy bonita en Nueva York, en una de nuestras primeras presentaciones con la Big Band. Pues coincidió con la excursión de 11°. Todo ocurrió en un café muy pequeño que se llenó de gimnasianos, más de 22 con profesores, sentí que se me mezclaron dos mundos. En ese momento habían pasado seis años de mi graduación y fue muy agradab
le sentir que esa conexión con el colegio aún está vigente.

LC: Gregorio… ¿Por qué decidió estudiar música?  

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GU: Desde los 7 años he tocado algún instrumento, la música siempre  estuvo presente, por lo que la decisión de estudiarla nunca fue sorpresa para nadie.

Había un profesor en el colegio, Jorge Gutiérrez, quien me motivó a tocar varios instrumentos, me gustaba verlo cambiar de la guitarra al piano o a la flauta. Además me dio la posibilidad  de ensayar en los recreos, por lo que al final yo pasaba más tiempo tocando batería, que jugando fútbol

LC: Cuéntenos un poco sobre su banda y su estilo musical

GU: Mi música es una mezcla de cumbia y Big Band, de cierta manera es una fusión entre el sonido de Colombia y los Estados Unidos. El sonido de la orquesta logra crear un puente musical entre influencias de artistas tradicionales de Colombia como Totó La Momposina y Andrés Landero, con los sonidos de las orquestas de jazz como la de Duke Ellington o la de Count Basie. Mi orquesta se tiene como base Nueva York y está compuesta por 16 músicos de seis nacionalidades, con quienes he conseguido que nuestra Big Band sea uno de los actos de música latina más importantes de la capital del mundo.

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LC: ¿Cómo le fue con el inglés?

GU: Yo tuve mucha suerte, porque viví con mi familia 8 meses en Estados Unidos cuando tenía 7 años, no hablaba inglés, entonces entre a un colegio y a esa edad fue muy fácil aprender. Las cosas se absorben mejor entonces eso medio una cierta ventaja. Ya después, las clases de inglés del colegio fueron un paseo.

LC: Por último ¿deje un mensaje a los Gimnasianos de hoy en día?

GU: A los Gimnasianos les digo que aprovechen y disfruten la libertad que brinda el colegio, que disfruten de sus espacios no sólo los físicos, también los espirituales, que busquen su vocación y conserven ese trato amable entre alumnos y empleados, eso es algo que valoro y respeto con mucho cariño.

ROBERTO ENRIQUE MONTOYA

El equipo periodístico de La Cartelera contó para esta edición con el apoyo del Daniel Eduardo Montoya Torres (promoción 2015), quien entrevistó a Roberto Enrique Montoya Villa, su padre, ex alumno de la promoción 1980, quien se ha destacado por su importante trayectoria profesional en el sector académico y privado.

Roberto Enrique Montoya Villa

Foto tomada de: Pontificia Universidad Javeriana

Roberto Enrique se graduó del Gimnasio Moderno en 1980 y actualmente es el Director Ejecutivo de ICONTEC Internacional (Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación). El Instituto es reconocido por el Gobierno Colombiano como Organismo Nacional de Normalización. Entre las funciones a su cargo está la dirección del equipo responsable de la creación de las normas técnicas y de calidad colombianas que las empresas deben implementar para conseguir sus certificaciones. Hace seis meses asumió esta posición después de haber estado vinculado durante muchos años al sector de la educación superior. Fue Decano de la Facultad de Ingeniería de la Pontificia Universidad Javeriana durante 6 años, posteriormente Vicerrector Administrativo de la misma Universidad por 9 años, y antes de asumir su último encargo, tuvo un breve paso por el CESA como Vicerrector Académico. Además, fue miembro y Presidente del Consejo Superior del Gimnasio Moderno y Presidente de la Junta Directiva del Hospital Universitario San Ignacio durante el período septiembre 2013 a octubre 2015.

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Andres Felipe, David Eduardo y Roberto Enrique

La entrevista comenzó por preguntarle sobre la importancia del colegio en su vida, no sólo en el aspecto profesional, también en lo personal, y nos respondió afirmando que“…el Gimnasio Moderno marcó mi vida”. Pues para él fue trascendental la educación que recibió en el Gimnasio,cree que esa formación humana y espiritual le ha ayudado siempre. Razón por la cual, no dudó ni un instante en cuál colegio debían ser formados sus hijos: Andrés Felipe (promoción 2010) y Daniel Eduardo (promoción 2015), siendo el Gimnasio Moderno la única opción que de común acuerdo consideraron con su esposa, María del Pilar Torres, con quien está casado desde hace 26 años.

Presentamos aquí la entrevista:

La Cartelera (LC): Han pasado ya casi 36 años desde su graduación, ¿qué recuerda con más añoranza de su paso por el colegio?

Roberto Montoya (RM):Fueron muchísimos los buenos momentos vividos en el colegio y por lo tanto,es muy difícil elegir uno. Los recuerdos desde Montessori hasta Sexto de Bachillerato (Grado 11) quedaron grabados en lo más profundo de mi corazón y me atrevo a mencionar tres de ellos: las excursiones; la selección de fútbol y la Copa Aguilucho;pero en especial recuerdo la experiencia como presidente del Comité Cultural en 1980, en particular la planeación y organización del Bazar y de la Semana Cultural.

El Festival de Teatro era una de las actividades que más aceptación tenia durante la Semana Cultural. Eran comedias de diferentes grupos de teatro de colegios de Bogotá, que se presentaban durante toda la semana al final de la tarde, en la Biblioteca de Los Fundadores, en ese momento era el teatro Fernández Madrid.

Me acuerdo mucho de la comedia del grupo de teatro Femenino – Campestre, era de las últimas que se presentaba, fue tanta la acogida que sobrepasamos el cupo permitido. Tal vez la falta de experiencia y la emoción por el éxito alcanzado, nos llevó a vender muchas más boletas que el cupo del teatro, y durante la presentación por el exceso de peso el piso empezó a ceder.Alguien en el comedor se dio cuenta de la grave situación y del riesgo que había de un colapso de la estructura;que inmediatamente nos avisó y en vista de la posibilidad de que ocurriera un accidente,tomamos la decisión de suspender la presentación y solicitamos a todos los asistentes que evacuaran el teatro. Afortunadamente, salvo el susto, la inconformidad y los reclamos de muchos de los asistentes, no pasó nada. Al día siguiente, muy temprano, el Prof. Bein nos llamó a los dos presidentes y demás miembros del Comité. El regaño fue ejemplar,nunca lo olvidaré, porque no sólo habíamos sido tremendamente irresponsables al permitir el sobre cupo del teatro, sino también por haber puesto en peligro de accidente a los asistentes.No se me olvida que también nos tocó organizar una nueva presentación de la comedia en otro teatro.

Hoy, esta anécdota hace parte del pasado, la recuerdo con sonrisas y sin duda aprendí de lo sucedido; sin embargo ese momento fue crítico, y por eso las palabras del Prof. fueron enérgicas.

LC: De los profesores que lo guiaron ¿recuerda alguno que haya marcado su vida?

RM: Fueron tantos los profesores que contribuyeron a mi formación, que si menciono algunos nombres podría cometer el error involuntario de omitir alguno de ellos. Siempre estaré agradecido con mis maestros del colegio porque de todos, de una u otra manera, aprendí algo. De todas maneras si se trata de destacar algunos profesores que influyeron en mi vida, no dudo en decir que fue inolvidable la experiencia de haber tenido al Prof. Bein como Director de Sexto, hoy grado 11, es decir de mi último año en el Moderno. Precisamente en ese mismo año el Prof. falleció pocas semanas después de la sesión solemne, y por lo tanto, fue el último grupo que dirigió en el Gimnasio. El día del nuestro grado, a pesar de estar muy enfermo, estuvo presente con la ayuda de un par de ex alumnos. Me entregó el diploma y la Placa del Bello Carácter, estos hechos tan significativos hacen que lo recuerde con muchísimo afecto y admiración. Era un hombre recio, de mucho carácter, un maestro en todo el sentido de la palabra.

También tengo en la memoria otros profesores: mi primera maestra en Montessori fue María Cristina Esquerra; Cielito Duque, en Primero Decroly y María Enriqueta Barreto en Quinto de Primaria, hermana de Carmencita y de Pilar, quienes también fueron profesoras del colegio. De la época de Bachillerato, Myriam y Nelson Cuervo fueron muy especiales conmigo y hoy en día nos mantenemos en contacto por Facebook.

LC: Cuéntenos sobre las excursiones. De todas las que hicieron ¿cuál es la que más recuerda y por qué?

RM: Recuerdo todas las excursiones que hicimos con mis compañeros de curso, en especial las del Bachillerato porque en Primaria eran de un solo día. Mis favoritas fueron las excursiones a la Cueva de los Guacharos en el Huila, al Nevado del Cocuy y naturalmente, la excursión en jeeps a la Guajira con el Prof. Bein en el segundo semestre de 1980. En esta excursión el Prof. nos dio una lección de vida, el esfuerzo que hizo fue inmenso porque a pesar de la gravedad de su enfermedad, nunca se quejó. Simplemente se sobrepuso a esa dificultad, participó de todas las actividades con nosotros y disfrutó su última excursión a esa zona de nuestro país como siempre lo hacía.

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LC: Para usted, ¿qué es el Espíritu Gimnasiano?

RM: El Espíritu Gimnasiano es una cualidad, una característica que nos distingue, me atrevería a decir que es una virtud que tenemos los del Moderno en la cual confluyen muchos valores: el compromiso y sentido de pertenencia, el respeto y tolerancia, la honestidad y franqueza,la pasión por hacer las cosas, la alegría de vivir,la confianza en el compañero y amigo, y el sentido del humor. Una virtud que vamos construyendo a lo largo de los años en el Colegio en un proceso individual, donde es fundamental la Disciplina de Confianza, entendida como la capacidad de autorregularnos, de ser capaces de tomar por convencimiento propio decisiones correctas, en las cuales siempre está presente la dignidad del otro y su respeto. No actuamos como respuesta a una imposición o para evitar un castigo o sanción; y cuando cometemos errores, conscientes de sus implicaciones, asumimos con humildad las consecuencias.

LC: ¿Usted cree que esas características se pueden reconocer en una persona, en un Gimnasiano dentro o fuera de Colombia?

RM: Ciertamente son características que se reconocen rápidamente. La afirmación que señala que los amigos de colegio son amigos para toda la vida es realmente cierta en nuestro caso como gimnasianos; cuando me he encontrado con un ex alumno del colegio o he necesitado su ayuda, independientemente si fue o no compañero de promoción, o se graduó con pocos o muchos años de diferencia, siempre he recibido una respuesta positiva. Ese reconocimiento mutuo inmediatamente abre puertas y se traduce en disposición de ayuda.

LC: Ya para terminar, ¿qué consejo daría a los Gimnasianos de hoy en día?

RM: Los años de estudio de mis dos hijos en el colegio me permitieron después de mucho tiempo revivir con ellos la etapa más feliz de mi vida. Volví a estar muy cerca de todo lo que sucede en el sorprendente mundo del Moderno y tuve el honor de ser miembro de su Consejo Superior durante tres años y presidente del mismo durante dos años, en el periodo 2011 a 2013. Una oportunidad única, apasionante, en la que me entregué completamente por el colegio. Creo que fue una muy buena manera de agradecerle al Gimnasio Moderno todo lo que me dio en mi formación tanto humana como académica, la cual ha sido determinante en mi carrera profesional.

El mejor consejo que le daría a la nueva generación de gimnasianos, es que nunca se alejen del colegio y que especialmente en esta etapa coyuntural su ayuda es fundamental. Es necesario su respaldo al nuevo proyecto educativo que lidera el rector, Víctor Alberto Gómez Cusnir, con su equipo directivo y cuerpo de profesores. Los cambios introducidos desde 2011 están aún en proceso de consolidación y el esfuerzo para mejorar el nivel académico, implementar el bilingüismo y recuperar el verdadero sentido de la Disciplina de Confianza, requiere varios años antes de obtener los resultados definitivos. Lo cierto es que los avances son significativos y no tengo la menor duda de que el Colegio va por buen camino.

Y creo que en estos momentos la mejor forma en que pueden los ex alumnos apoyar al Colegio es confiándole la educación de sus hijos. El Gimnasio Moderno debe volver a ser la primera opción y por lo tanto si esto se cumple, en muy corto tiempo el número de hijos de ex alumnos matriculados en Montessori debería aumentar significativamente.

Terminada la entrevista, encontramos en El Aguilucho de noviembre de 1980, una breve incursión de Montoya en la literatura. Aquí su poema:

«Un amanecer, en mis labios rompió»
Con voz baja, susurro de niño
un amanecer, en mis labios rompió.

Palabras, que borrando la oscura noche
abren el camino a una felicidad eterna.

En la lejanía, la noche es solo una huella
profunda como el olvido.

Es nuestro amor aprendiendo a vivir
que al fin, ha encontrado
el sendero que tú y yo
un amanecer, con voz baja,
susurro de amor
empezamos a construir.