FIDEL CANO CORREA
El reconocido periodista, Fidel Cano Correa, invitó al equipo de La Cartera a su oficina en el diario El Espectador, donde gentilmente ofreció una entrevista, en la que recordó algunos episodios de su paso por el Gimnasio Moderno.
Exalumno de la promoción 1983, Cano estudio Filosofía en la Universidad de los Andes, obtuvo un diplomado en Relaciones Internacionales de la Universidad de Nueva York, y una maestría en periodismo de la Universidad de Nothweatern. Bisnieto de Fidel Cano Gutiérrez, fundador del diario El Espectador, Cano Correa se integró a su equipo en 1987 y 1995 tiempo durante el cual ejerció como Redactor Deportivo y Editor de la secciones “Vida cotidiana” y “Economía”, para luego ser corresponsal en USA. Ya en Estados Unidos, fue invitado a formar parte del equipo de la Embajada de Colombia en Washington como Agregado de Prensa. En 1998 y 2000 ejerció como Editor Político de El Tiempo. Ya como Editor General, vuelve a la redacción del diario de su familia en el 2000. En 2006, es galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, como periodista del año, por la calidad periodística de El Espectador.
Presentamos aquí apartes de esta agradable conversación:
La Cartelera (LC): ¿Cuál es el primer recuerdo que tiene del Gimnasio Moderno?
Fidel Cano Correa (FCC): Lo primero que se me viene a la cabeza, obviamente es el fútbol. Yo era parte del equipo de colegio. Fuimos una generación muy buena. De hecho la mayoría de mis amigos del colegio son los del equipo. Aún nos reunimos a jugar. Soy muy cercano a ellos. En especial, con los que entramos a los Andes. Allá armamos un equipo de microfútbol.
(LC): ¿Qué siente cuando entra al colegio?
(FCC): Me siento en mi casa. Fueron muchos años ahí. Nosotros nos quedábamos jugando fútbol hasta tarde, hasta que la luz nos lo impedía. Me gusta mucho la noche en el colegio, porque es distinta la relación del día. El Moderno en la noche es fantasmagórico, con esos edificios tan hermosos, es muy bonito. A veces cuando voy a eventos en el Centro Cultural, a misa o alguna cosa, tengo la sensación de volver a esos momentos que no eran el estudio normal, sino en la noche. Me gusta mucho el colegio en la oscuridad. Pero cualquier momento en el que entro al Gimnasio Moderno, me siento entrando a mi casa.
(LC): Además del fútbol, de los deportes ¿qué materia le gustaba?
(FCC): Matemáticas, me gustaba mucho. Me encantaban las clases de Trigonometría con El Topo, Bernardo Cortés, él estuvo muchísimos años, me iba muy bien. También, tuvimos clases con Nelson Cuervo, en esa época enseñaba Cálculo, Física y Química… sus clases me parecían muy buenas. Yo en general, era buen estudiante, me iba bien en todas las materias, pero la que más me gustaba era Matemáticas.
(LC): Pero… ¿había alguna que fuera el coco?
(FCC): No me gustaba Teatro, pero la peor era Inglés. Yo creo que fue por el método de enseñanza. Las clases eran aburridas. Recuerdo con desgano esas lecciones, incluso las de francés. Todo recitado. La verdad… el método del Moderno en esa materia no fue bueno, lo sentí recitado, obligatorio.
(LC): ¿Además de Nelson y El Topo?
(FCC): Fui muy cercano a Pompilio Iriarte. Él me mostró el amor por la Literatura, por la escritura en general. Recuerdo en aquella época un Taller de Letras. Era una clase de poesía, pero yo entré para hacer periodismo. Nos convertimos en periodistas sin saber de periodismo. Fue un encuentro en el valor de la palabra. Creo que Pompilio con ese curso aprendió a valorar otro tipo de textos, y nosotros el ejercicio y el cuidado de la palabra. Fue muy bonito. Lo recuerdo mucho.
También, durante mi tiempo en el Moderno, muchos profesores nos acompañaron, algunos me los encuentro por ahí, de vez en cuando, cuando voy al colegio. Todavía muy interesantes, amorosos y muy cercanos.
(LC): ¿Recuerda alguna excursión a la que haya ido con ellos?
(FCC): Por supuesto, cada excusión fue espectacular, no recuerdo una aburrida. Íbamos desde chiquitos. Tal vez, la primera que recuerdo fue al Parque de Sopó.
(LC): Con Felipe Urdaneta, fueron directores de El Aguilucho.
(FCC): Sí, fui Director de El Aguilucho en 1983. En 1982 entré a ser parte del Comité y en ese año publiqué un artículo de crítica a El Espectador. Me acuerdo ver a Guillermo Cano controvirtiendo mi artículo de El Aguilucho. Esa fue la primera vez que ejercí mi pensamiento crítico.
(LC): Esos fueron sus primeros pasos en el periodismo…
(FCC): Yo nací en medio del periodismo. Pasaba mis vacaciones en la redacción del periódico molestando a los periodistas, acompañándolos. Hacia un periódico dentro de la redacción, en las vacaciones. Todo mi tiempo lo gastaba en ese proyecto. Cuando entré a la universidad, la Filosofía y las Letras, fueron mi elección, pero siempre pensé en el periodismo. Tal vez, nunca me pregunte qué estudiar. Recuerdo que nos hacían análisis de orientación profesional en los últimos años en el Moderno. Poco efectivos, porque al parecer, según esos estudios, podía estudiar cualquier cosa.
El periodismo a estado siempre en mi vida. Me gusta mucho del ejercicio profesional, la variedad. El poder comenzar y terminar cosas en un mismo día. Las historias se van alimentando. Hoy en día son un proceso. Todos los días hay que empezar observando, viendo que ha pasado y hacer lo que haya que hacer. Ya en la noche, cuando vuelvo a mi casa, siento a veces, que logro lo que me propongo y otras veces no, y eso me gusta.
A pesar que existe una rutina en los procesos de producción del periódico, realmente no es un trabajo rutinario. Uno está cambiando todo el tiempo. Mi día empieza a las 8:30 am y ser Director de Medios significa que debo almorzar con clientes, ir a foros, o cosas no periodísticas que me agobian un poco. Me toca dejar al lado la timidez y dar entrevistas como esta.
Por otro lado, yo no trabajo por los premios, pero en 2006 me gané el Premio Simón Bolívar como Periodista del Año. Me gustó ese reconocimiento, porque en ese momento El Espectador llevaba varios años siendo semanario. Lo agradecí muchísimo, fue para mí un gran honor. Y como decía antes, en el periodismo al día siguiente, toca hacer otro periódico, entonces hay que dejar pasar los premios.
(LC): ¿Recuerda alguna pilatuna…?
(FCC): Yo era muy juicioso. La timidez tiene de bueno eso, uno no se atreve a hacer nada, pero era amigo de todos los malos… Una vez, algún día en los que nos quedábamos jugando fútbol por la tarde, mis amigos encontraron la forma de meterse al salón de profesores y cambiaron las notas. A mí me cambiaron un ocho por un diez, una bobada, fueron muy descarados. Los ceros de algunos se volvieron dieces. Ellos jamás sacarían diez. Obviamente, los profesores se dieron cuenta, abrieron un proceso y yo quede metido. Menos mal tenía buen historial y no perdí el año. La mayoría de mis amigos sí. Desde ahí mi fama de ser malo, pero sólo con los papás.
(LC): La educación del Moderno, ¿lo llevó a ser quién es hoy en día?
(FCC): Ser parte de una familia de periodistas, ayuda a crear ciertas afinidades, pero tengo claro que el pensamiento liberal se lo debo en gran parte a la educación en el Moderno. Crecimos dentro de un ambiente inquieto, en el que era importante no tragar entero e ir más allá. Nos formaron para tener pensamiento crítico y estructurado.
Le agradezco al Moderno la educación liberal. Esta forma de enseñar dejó una importante huella en mi generación. Hoy hay colegios que practican esa metodología, pero en aquella época era difícil encontrarlo, incluso era criticada por ser tan libre. La Disciplina de Confianza, todas esas cosas… Nuestro colegio fue pionero.
(LC): Ese tipo de educación los forma con una forma de ver el mundo ¿es fácil identificar a un Gimnasiano?
(FCC): Sí, se nota cuando se juntan. Un gimnasiano es evidente. El cinismo con el que nos tratamos, en tono de burla, eso no lo entiende mucha gente y son muestras de cariño, algo violentas… Son formas de hacer las cosas que sirven para aprender a relacionarse con la gente, para aprender a tolerar y a reírse de uno mismo, eso es esencial en la vida y lo enseña el Moderno.
(LC): Ya para terminar ¿qué consejo le daría a los gimnasianos de hoy en día?
(FCC): Les aconsejo que escojan una profesión para toda la vida. Esa es la decisión. Piensen qué los apasiona. Porque una vida sin que uno esté apasionado con lo que está haciendo, por mucho dinero, por mucho éxito que tenga, sí uno no está lleno por dentro con lo que hace, no vale nada, que pereza, que aburrición. Yo terminé haciendo lo que hizo mi familia. Y fui afortunado, porque en ocasiones, uno se deja llevar en sus decisiones y elige algo sin que le guste. También les digo que se puede cambiar en la mitad del camino. No les de miedo equivocarse, si uno se equivoca… ¿Qué importa?, la vida es larga y uno puede rehacerse. Hay que visualizarse, tratar de verse en unos años haciendo lo que va a estudiar, y si va a ser feliz haciéndolo o no. Es más importante que la plata, uno se adapta a cualquier cosa si está contento.