Listado de la etiqueta: Exalumno Destacado

DIEGO CARVAJALINO

En días pasados, la oficina de la Asociación de Exalumnos recibió la visita de Diego Carvajalino Galofre, reconocido empresario y emprendedor nacional, quien compartió con el equipo de La Cartelera, momentos de su vida y comentó cómo su paso por el Moderno, ha sido definitivo para su vida.

Exalumno de la promoción 2000, Carvajalino Galofre, es licenciado de la Universidad de Navarra, España en Economía y Derecho, se ha formado en Strategic Planning and Management in Retail, Retail Management, Executive Education del Babson College. Tiene un Máster en Gestión de Procesos de Negocio de la Universidad de Navarra, España y en Economía y Dirección de Empresas de IESE de la misma. En la actualidad, es Gerente de Proyecto en Colinagro S.A. y se ha desempeñado como Director General, Fundador y Accionista de Catalystas, Fundador y Gerente Inversiones en Mandri S.A.S. en Barcelona, España, donde también se desempeñó como Consultor y Adjunto a Director General Grupo MRS. También en el inicio de su desempeño profesional fue Consultor Senior para Deloitte en Glasgow, Escocia. Adicionalmente, ha sido Gerente de Marketing y Ventas Internacionales en Colinagro S.A. y Profesor del Área de Análisis de Situaciones de Negocios de EDIME de Universidad de La Sabana.

Esta es la entrevista:

La Cartelera (LC): ¿Cuál es su primer recuerdo del Moderno?

Diego Carvajalino Galofre (DCG): Recuerdo que el primer día en Montessori II, fui el único niño que llego sin lonchera. Mi hermana mayor era del Femenino y allá les daban onces a las niñas. Mi mamá no sabía que en el Moderno no, entonces tuvo que salir corriendo a Pomona de la carrera 11 con 76, a comprar la lonchera. Esto fue más o menos en 1987, yo tenía 4 o 5 años.

 (LC): ¿Se acuerda de sus primeros profesores?

(DC): Bueno, yo entré a Montessori II. Mi primera profesora fue Ángela Borda. Ella fue como una segunda madre. Era muy amorosa y nos cuidaba mucho. Durante todo en el colegio siempre estuvo presente, nos seguía preguntando cómo nos iba, cuidándonos.

De los del Bachillerato, el más importante fue Pompilio Iriarte, él es uno de los profesores que más me ha marcado. Pero, en el trato personal y en la vida en general, don Guillermo Quiroga, fue mi guía. También, me acuerdo mucho de Maximiliano Fernández, él hablaba toda la clase del Valle de Tenza, todos los temas los relacionaba con su lugar de origen. Solamente había que preguntarle: “Max… ¿cómo era la época en que vivía en el Valle de Tenza?” y ahí arrancaba, para él ese era tema más importante.

 (LC): ¿Fueron a alguna excursión con Maximiliano?

(DC): Si mal no recuerdo, fuimos a Boyacá. Nos tocó repetir en Séptimo, la de Quinto, porque en esa época había mucha inseguridad. También, me acuerdo mucho de la del Amazonas y la de Gorgona.

En Décimo íbamos a ir a Ciudad Perdida, pero poco antes de salir para allá, unos tres días, el ejército entró en combate con el ELN o las FARC en esa zona. Nos tocó cancelarla y en tres días montar una a donde pudiéramos. Finalmente, tomamos un vuelo a Ipiales, Nariño. Hasta ahí teníamos planeada la excursión. En adelante, fueron aventuras. Lo importante en ese momento, era tener un poco de efectivo para el bus a Quito y conocer Ecuador. Al final, fue espectacular. Estuvimos en el Volcán Cayambe, en el Cotopaxi, y en la playa de Esmeraldas. Fue una excursión construida sobre la marcha, una gran excursión. 

La que más recuerdo fue la de Once. Fuimos a Machu Picchu, hicimos el camino del Inca. Fue muy divertida porque no calculamos bien el presupuesto y no nos alcanzaba la plata para el tren de vuelta. Nos tocó devolvernos caminando por la carrilera. Además, tuvimos que hacer el camino del Inca en dos días, en vez de tres, que era lo programado, para ahorrar plata y guardar un día para regresarnos. Fue muy divertido.

(LC): En los viajes se conoce la gente, se reafirman amistades ¿sus amigos de entonces, son los de hoy en día?

(DC): Si, todos los del colegio siguen siendo muy importantes para muchas cosas y nos seguimos reuniendo con mucha frecuencia. Además, hemos logrado que las esposas de todos se entiendan, incluso, armamos un grupo que se llama: “Chicas Moderno”.

Lo que pasa con los amigos del colegio, es que uno sigue siendo amigo de todos. Tal vez, con más frecuencia nos vemos un grupo de seis o siete. Pero cada vez que hay algún evento, se cruza uno con más, y sigue siendo amigo de todos.

(LC): Con esos amigos… ¿hizo alguna pilatuna?

(DC): Hacíamos todo tipo de pilatunas, era algo constante. El que más sufrió fue Luis Eduardo Pineda Guzmán. Desde que llego al colegio lo bautizamos “Lucho Edy”, porque se ponía furioso. Lo molestábamos constantemente. Cada vez que alguno le decía así, él respondía: “Luis Eduardo. Se demora más, pero se expone menos”. Las clases eran muy divertidas.

Me acuerdo una anécdota mítica. Fue con Maximiliano Fernández. Era época de Mundial de Fútbol. Por supuesto estaba rotundamente prohibido ver los partidos durante las clases. Maximiliano se moría por ver uno. Para verlo se le ocurrió que, dentro de las actividades de la clase contáramos los pases que hicieran los jugadores. Como era prohibido, pusimos la TV encima de los lockers, al lado de la puerta para que nadie se diera cuenta y arrancamos a contar. Todos teníamos que estar sentados con el cuaderno abierto, como si estuviéramos haciendo las tareas. Gracias a la Ley de Murphy, paso don Guillermo, miró y nos vio a todos mirando hacia la puerta, era raro. Entró y se puso furioso, pero como estábamos con Max, fue más el regaño para él. Me acuerdo ver a Max intentando explicar, que dentro de las actividades de la clase, estaba el contar pases de un partido de fútbol…

(LC): Estos, sin duda, son momentos únicos ¿cree que lo vivido en el Moderno ha marcado su vida?

(DC): Por supuesto. Lo principal es que en el Moderno se forman personas. Evidentemente, es importante la formación que se recibe de los profesores, porque durante el resto de la vida uno va a tener que afrontar decisiones complejas donde se van a poner los valores en juego. Es la formación que uno recibe como persona, es la que ayuda en esos momentos a tomar las decisiones correctas, a no embarrarla.

No creo que fuera el mismo, si no hubiese pasado por el Gimnasio Moderno y si no hubiese tenido la filosofía de la promoción. También impacta en la forma de trabajo. Ahora que tengo la responsabilidad de la gerencia de una compañía, y la posibilidad de definir el modelo de organización. He encontrado en la Disciplina de Confianza es algo muy bonito, muy respetable, que uno quisiera poder lograr en todas las organizaciones. Que la gente cumpla con sus labores, sin necesidad de tener controles estrictos encima, porque al final, cuando uno empieza a poner demasiados controles a la gente, se infunda es desconfianza. Cuando se empieza a dejar de confiar en la gente, la gente empieza a dejar de confiar en su trabajo, en su organización, en su empresa y por ende las cosas no funcionan las cosas igual.

(LC): La Disciplina de Confianza y el Espíritu Gimnasiano ¿qué son para usted?

(DC): Para mí, el Espíritu Gimnasiano es sobre todo la Disciplina de Confianza. Estos dos valores son importantes, pero por encima están las personas, más importante que el conocimiento en sí. Es un diferencial el que una persona sea de valores y de principios. Y todo eso es parte de lo que nos enseñaron en el Moderno.

(LC): Estos valores definen a un gimnasiano ¿es fácil identificarlos?

(DC): Si, curiosamente somos como una secta, en el sentido que nos identificamos bastante. Generamos comunidad después de graduados, pero que adicionalmente no es exclusiva del Moderno, también se invitan a los del Campestre. A veces en esos mismos grupos de amigos, uno se da cuenta que tanto la gente del Moderno como la del Campestre, que rivalizamos en todo durante el colegio, somos muy parecidos, a veces la comunidad se vuelve conjunta.

 (LC): Y para terminar… ¿qué consejo les daría a los gimnasianos?

(DC): Los gimasianos de hoy en día se enfrentan a un mundo complicado, en donde el tema laboral sobretodo, está cambiando a una velocidad tremenda. Ya no es garantía de éxito laboral el estudiar Medicina, Derecho o las carreras tradicionales. Muchas de las profesiones que existirán cuando ellos terminen la Universidad, no existen hoy en día. Es muy difícil. Yo creo que lo importante, no es tanto lo que estudien, sino que en el proceso de estudiarlo tengan siempre los ojos muy abiertos, estén escuchando lo que pasa en el mundo, estén empapándose de las cosas y sobre todo generen habilidades, cosas más sociales, más relacionales. Uno puede ser ingeniero, abogado o lo que sea, pero, si después logra encontrar eso que le gusta, y le funciona, igual la carrera que haya estudiado, le va a servir porque se habrá formado como persona.

JAIME GUTIÉRREZ

Jaime Gutiérrez Hinojosa, Gerente General de la empresa de tecnología PTESA (Profesionales en Transacciones Electrónicas) y miembro del Consejo Superior, visitó en días pasados la oficina de la Asociación para compartir con el equipo de comunicaciones de La Cartelera, detalles de su paso por el colegio y cómo lo que aprendió dentro de la cerca de pinos, marcó su vida.

Gutiérrez es ex alumno de la promoción 1993, Administrador de Empresas con profundizaciones en finanzas corporativas, negocios electrónicos, alto gobierno, emprendimiento y liderazgo.

Esta es la entrevista:

La Cartelera (LC): ¿Cuál es su primer recuerdo del colegio?

Jaime Gutiérrez Hinojosa (JGH): Yo entré al colegio en 1981 a Montessori I, en ese tiempo sólo existía un Montessori.

Mis primeros recuerdos son muy gratos. El primer día de clase fue muy emocionante; nuestro salón era el Montessori del lado norte. Recuerdo bien que me causó mucha impresión ver tantas personas, algunas ya conocidas, pues veníamos del mismo jardín y otros de mis compañeros de curso, eran hijos de amigos de mis papás, era como estar en casa. Teníamos una profesora muy querida, pero a mitad de año la cambiaron, porque se enfermó.

El Gimnasio Moderno siempre ha estado presente en la familia, mi abuelo, mi padre y casi todos mis primos, también estudiaron en el Gimnasio. 

(LC): De esos primeros años, ¿recuerda un profesor?

(JGH): De mis primeros años recuerdo a varias profesoras: Chiqui, Blanquita, Maritza Charry, Leonor Rosso, Balela y por supuesto, el profesor Romero de gimnasia.

(LC): ¿Esos maestros fueron importantes en su vida?

(JGH): Si, me enseñaron desde muy temprana edad a respetar y aceptar las diferentes formas de ver el mundo, que no hay sólo una forma de hacer las cosas, que no hay sólo una correcta y que todas son válidas. Eso fue lo que mis profesores y el colegio me enseñaron, la variedad de pensamientos que pueden existir.

(LC): Es tradición en el Moderno las excursiones, precisamente para conocer cuán diverso es nuestro país, ¿recuerda una en especial?

(JGH): Todas las excursiones fueron importantes, pero hay una que recuerdo mucho, fue la de Octavo a Bahía Solano. Mucha caminada, con dormida en el barro, hubo de todo. En la de Sexto fuimos manejando hasta San Agustín, también fue buena, una aventura divertida, un viaje de tres días de ida y tres días de vuelta.

(LC): La amistad se desarrolla en estos viajes, ¿cree que la amistad y la cultura del Gimnasio es fácil de identificar fuera del colegio?

(JGH): Eso es verdad, mis amigos y socios son del colegio. Son relaciones para toda la vida. 

Cuando uno está fuera del colegio, es fácil identificar a un tipo del colegio por la forma de actuar. Es mucho más fácil identificar a los mayores, pues a los de promociones anteriores, uno siempre sabe quiénes son, además siempre salen con algún chiste o comentario del colegio. Los más jóvenes, son un poco más difícil identificar, pero siempre hay algo característico.

(LC): Una de las características es la Disciplina de Confianza, ¿cree que esta Filosofía lo ayudó para ser quien es hoy en día?

(JGH): El rol que tengo hoy en día de ser empresario y ser dueño de mi compañía tiene mucho que ver con eso. La Disciplina de Confianza forma para ser auto gestionado. El colegio me enseñó a no depender de alguien que me mande o me diga que hacer. Yo creo que la Disciplina de Confianza y la manera cómo lo forman a uno en el Moderno, tiene una repercusión importante. Además el colegio forma líderes, líderes que ante todo son personas con carácter humano.

(LC): ¿Algo parecido al Espíritu Gimnasiano?

(JGH): Si, es ser una persona íntegra, y al mismo tiempo crítica y amable. Ser buena persona y entender la importancia de ayudar y apoyar a los que nos rodean. No se trata de competir para ganar solo, si no de ayudarnos unos a otros y tener siempre un pensamiento en comunidad, no sólo con la Comunidad Gimnasiana, si no con toda la sociedad en general y así ganar todos.

(LC): Para terminar ¿Qué consejo le daría a los gimnasianos de hoy en día?

(JGH): Yo les diría, que en el Gimnasio Moderno le enseñan a uno a soñar y a hacer los sueños realidad. En el transcurso de su vida se encontrarán todo tipo personas, algunas van a intentar detener sus sueños. Yo hoy les digo, no se dejen. Nosotros luchamos por nuestros sueños y los hemos conseguido, hemos logrado hacer lo que hemos querido hacer, con mucho esfuerzo, pero sabiendo que lo que queremos con fuerza, es posible.

DANIEL SAMPER PIZANO

Daniel Samper Pizano, destacado periodista y escritor, gimnasiano de la promoción 1962, abrió las puertas de su apartamento en Bogotá al equipo de La Cartelera, y ofreció una agradable entrevista en la que contó su paso por el Gimnasio Moderno y como influyó en su vida profesional.

Samper ha sido colaborador, editor y columnista de varios medios de comunicación, dentro de los que se destacan, El Malpensante, las revistas Semana y Gatopardo, la Casa Editorial El Tiempo y Cambio 16. Ha sido libretista de reconocidas series de televisión como «Dejémonos de vainas», autor de más de veinticinco libros, profesor universitario y conferencista internacional. En  2016 fue reconocido como miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua. Actualmente, invierte la mayor parte de su tiempo en escribir libros con un carácter mucho más pedagógico.

Esta es la entrevista:

La Cartelera (LC): ¿Cuál es su primer recuerdo del colegio?

Daniel Samper Pizano (DSP): Yo entré al Moderno en el año 1949, cuando tenía 4 años. Siendo entre nieto del Rector y becado,  tuve que mantener durante toda mi vida escolar excelentes notas, pues esa era la constante amenaza de mi madre: si perdía alguna materia, me sacaban del Gimnasio.

Recuerdo que me llevaban todos los días al colegio y me gustaba mucho pasar tiempo allí. Hubiera preferido menos exámenes y más horas de juego, pero en general, la pase muy bien. Salvo cuando había Jornada de Vacunación. Esos días para mí eran lo peor, llegue hacer locuras con tal de no enfrentarme con la jeringa. Para esa época, existía La Facultad de Economía en el Gimnasio Moderno, y yo les decía a los estudiantes, que eran jóvenes con carro, que me llevaran a mi casa porque me iban a vacunar, para ellos era un súper plan y me llevaban. Por supuesto, mi mamá tenía que salir corriendo conmigo al colegio y acompañarme a la dichosa vacuna. Sólo  existía una manera para que voluntariamente me dejaba vacunar. Era cuando las nietas del don Agustín iban al colegio a vacunarse. Y yo vivía enamorado de ellas, por supuesto no podía llorar enfrente de ellas, ese era el momento perfecto para vacunarme.

(LC): ¿Qué hace tan especial al Moderno?

(DSP): El colegio tiene la virtud de formar  personas y motivarlas constantemente, aunque les vaya mal en algunas materias.

En el colegio ante todo éramos libres. Si alguna vez no queríamos entrar a Misa, nos mandaban a la biblioteca sin mayor problema. El colegio tiene ese espíritu de libertad, respeto y ante todo de libre expresión.

 (LC): ¿Algún profesor marcó su vida?

(DSP): El mejor profesor que he tenido en mi vida, y debo aceptar que pasado por muchos sitios, donde he tenido excelentes profesores: la Universidad Javeriana y Harvard University, pero el mejor sin duda alguna Héctor Cardozo del Gimnasio Moderno, ha sido el mejor. Él enseñaba francés y latín. Era un profesor muy riguroso con los idiomas, pero lo que aprendía con ese señor era excelente. Yo aprendí latín en un año con él, mi francés actual es de dos años del Gimnasio.

(LC): ¿Y El Prof.?

(DSP): El Prof. era un tipo genial en mil cosas. Qué dejará la comodidad de una universidad alemana y se viniera a un sitio cuya lengua ignoraba, donde no sabía si había agua corriente, y viniera a nada distinto que enseñar, lo hace muy valioso. El Prof. era un ser especial, tenía esa capacidad de ser cómplice y al mismo tiempo estricto. Él era muy duro con la disciplina, pero era un gran tipo. Uno lo veía como un profesor, como un amigo, como un compañero, todo eso  reunido en una sola persona. No era un ogro dedicado a castigar a los alumnos. Podía ser el tipo que los fines de semana invitaba a sus alumnos a su finca a montar caballo y oír música. El Prof. era un tipo especial, no habrá otro como él, fue el alma de lo que era el Gimnasio, en esa época. Recuerdo que nos decía: “vamos, levántense a clase, parece que les salieran raíces en las turmas”. Ese tipo de complicidad lo hacía ver como un compañero, como un profesor, como un tipo al cual le podía contar un problema, y un muy buen profesor.

Ver Filosofía con él era una gloria. También nos dictó inglés, cuando el profesor se enfermaba. En Sexto fue mi Director de Curso, era muy divertido. A mí me pasaron muchas cosas con él. Era un buen maestro en Filosofía, muy culto en todo, es decir, en cualquier momento uno podía hablar de Shakespeare largamente o de literatura colombiana.

Cuando tuve quejas de profesores, no porque me sancionaran, sino porque eran muy malos, él siempre puso atención. Tuvimos un pésimo profesor de Literatura en Sexto, entonces yo mande una carta al colegio en la que decía: “no puede ser, con la ilusión que he llegado a la clase de Literatura Colombiana en Sexto y el profesor sabe menos de lo que yo sé ahora”. Entonces el Prof. me llamo: “a ver, que le pasa Samper, cuénteme”, entonces oyó todo lo que le dije y funcionó. Habló con el profesor, le debió decir… “usted tiene que preparar mejor las clases”, y hubo un cambio. El profesor era muy malo, pero se esmeró y mejoró un poquito.

(LC): ¿Recuerda alguna anécdota o travesura?

(DSP): Claro, yo hacía parte del grupo de teatro. En una oportunidad interpreté la Pobre Viejecita y mis hermanas me vistieron con la ropa de mi bisabuela. También, llegue a interpretar a Don Gervasio. Yo estaba perfilado a tener una gran carrera como actor. Pero una vez, cuando estábamos ensayando una obra en Bachillerato, nos pusimos a bailar “Can can” con dos amigos, uno de ellos Fernando Castro, que tocaba el piano, y nos encontró El Prof… nos dijo: “ustedes tres fuera del grupo”, y ese fue mi último día en el teatro.

(LC): Y… ¿las excursiones?

(DSP): Disfrute varias excursiones, entre ellas la del Caguán, cuando se podía ir allá, no había guerrilla ni nada de eso. Yo debía estar en Cuarto de Bachillerato, más o menos en 1958. Recorrimos todo el río Caquetá hasta la olla Amazónica. Luego caminamos 40 Kl para llegar al Putumayo. Fue una excursión muy buena. Otras que recuerdo fueron al Viejo Caldas, Tolima, Huila, toda esta zona. No sé si fue ese mismo viaje que fuimos a Cali y a Pasto, llegamos hasta la frontera con Ecuador.

Hubo una a la que no pude ir por falta de dinero, a los Santanderes. Mis padres fueron sinceros y me dijeron que no teníamos los recursos y pues atravesábamos una época difícil. No pude ir, no pasó nada. Tuve que ir al colegio todos esos días hacer un trabajo sobre la Ilíada y la Odisea, la leí completa.

Pero la mejor, sin duda, la excursión que hicimos en el último año, en barco por el río Magdalena, fue genial. Tomamos uno de los últimos champán que salían del Salto de Tequendama. Pasamos por Barraquilla, Santa Marta y Cartagena. Recuerdo que era muy incómoda, pero hoy digo que maravilla ver el río Magdalena, ya no había caimanes, ni muchas otras maravillas, pero sin duda fue la mejor, porque una excursión como del siglo XIX, dormimos en cubierta, en hamacas y comimos plátano.

 (LC): Cambiando de tema ¿Ud. fue director de El Aguilucho?

(DSP): Si, yo fui Director de El Aguilucho. Me siento orgulloso de decir que es la revista escolar con más ediciones ininterrumpidas de Colombia. Durante su larga historia, ha tenido editoriales fuertes de gimnasianos que quieren al colegio, pero también lo critican y quieren que sea un lugar mejor.

Nuestro Aguilucho no fue bueno, porque no sabíamos de muchas cosas. Conseguir patrocinadores era muy difícil, además antes había una revisión por parte de don Agustín, que coartaba nuestra libertad de expresión. Nosotros no  tuvimos el valor para evitar esa revisión, como si la tuvieron generaciones más jóvenes y ahora es un medio de comunicación libre, donde el colegio no tiene problema alguno a la hora de publicarlo.

Al Gimnasio le debo un espíritu liberal, no en el sentido de partido, sino en pensamiento. Aprendí a ser tolerante, dispuesto a aceptar opiniones distintas y todo eso, creo que es muy importante y lo siembran tempranito.

Me enorgullece la historia del Moderno, que haya nacido como un colegio de libre pensadores, cuando la iglesia católica dominaba la educación y el país estaba divido. Después de eso, el Gimnasio tuvo gestos para que no se dijera que era anticatólico. Tiene Capilla y siempre ha tenido capellanes, creo que el Gimnasio fue una de las obras importantes de la generación de mis abuelos, la generación de los años 30, la que trajo finalmente al Partido Liberal al poder y se sacudió un poco la clericalidad del gobierno en la educación. Esa generación fue muy importante, la del Centenario.

(LC): Ud. perteneció a La Banda, ¿qué instrumento tocaba?

(DSP): Empecé como triangulo y fui subiendo. Terminé como Jefe de Redoblantes. De triangulo pase a platillos, luego pase a tambor. Antes me gustaba La Banda por mil cosas, me gusta la música, salíamos a dar vuelta a los colegios de las localidades, siempre había alguna novia o amiga que se asomaba orgullosamente. Fui muy feliz en el Moderno, siempre quise que mis hijos y nietos fueran del Gimnasio.

(LC): ¿Cómo es un gimnasiano?

(DSP): El Moderno tiene que producir gente de bien, ciudadanos de bien, gente con ideas propias, con personalidad, gente que quiera hacer algo por este país. Y así lo ha hecho. En el colegio hemos tenido de todo un poco, hemos tenido toreros, guerrilleros, políticos, periodistas y eso es quizás la misma libertad que ofrece el Moderno, la que permite la variedad de personalidades que se encuentran en la calle.

Por ejemplo, yo siempre les pregunto a mis nietas, que de qué colegio son los novios, y hace poco una de ellas tenía uno del Moderno, yo estaba muy contento, ahora cambio, entonces me molesta mucho. Pero en general, cuando yo sé que alguien es del Moderno, se crea un puente con él.

 (LC): ¿Qué consejo le daría a los gimnasianos de hoy en día?

(DSP): Que sí se graduaron del Moderno para conseguir plata, el colegio ha perdido 13 años en ellos. Pero sí se graduaron para ayudar a “este puto país” entonces, lo hicieron bien.

(LC): ¿Cuál cree que es el papel del Gimnasio Moderno, en este momento?

(DSP): Como decían los fundadores, yo creo que debe formar ciudadanos de bien, con ideas propias, y personalidad. Que quieran hacer algo por Colombia. Esto quiere decir que sean respetuosos, tolerantes y que hagan cambios, eso se necesita. El Moderno es un espejo de nuestra sociedad.

JULIÁN SAAD

En esta edición de La Cartelera, presentamos la entrevista a Julián Saad Pulido, promoción 1993, comunicador social, periodista, profesor del colegio y actual Coordinador de la Cuarta Sección o Semestralización, quien con su carisma se ha logrado ganar el cariño de varias generaciones de gimnasianos.

Esta es la entrevista:

La Cartelera (LC): ¿En qué año ingresó al GM?

Julián Saad Pulido (JSP): Yo entré al Gimnasio Moderno en 1985 a Quinto Decroly, venía del Gimnasio Los Cerros, un colegio demasiado estricto y, por cosas de la vida, mis papás me trajeron al Moderno, lugar que ha sido mi segunda casa desde entonces. En un momento de ese viaje por el colegio tuve otras prioridades y perdí Noveno, en esa época era difícil repetir en el colegio y estuve un año por fuera, en el Liceo Boston. Aunque fue una experiencia muy valiosa, desde el primer día, mi propósito fue volver al Gimnasio. En general me fue muy bien, y Mario Galofre me dio la oportunidad de volver al Moderno en Décimo.

Tengo muy buenos recuerdos del colegio en general, este es un lugar que tiene algo mágico, difícil de explicar con palabras. Para quienes estudiaron toda su vida es quizás más fácil ver a su colegio como algo normal, pero para quienes llegamos de otros lugares, este colegio fue un gran resguardo, un espacio de crecimiento en todo sentido.

 

(LC): De su época de estudiante ¿qué recuerda?

(JSP): A pesar de que le tenía pánico a hablar en público, me encantaba el teatro, electiva que siempre elegí, tal vez en un acto de masoquismo. Como profesor volví a las tablas. El teatro fue crucial para no tomarme tan en serio los problemas y asumir la vida con humor. Es curioso pensarlo ahora, pero en la actualidad, parte de lo que hago de alguna manera requiere de las artes escénicas.

Recuerdo también que me encantaba jugar a las escondidas o hacer guerra de eucaliptos en el zoológico, todo eso era estar en otro mundo.

Del Bachillerato recuerdo con mucha gratitud a Pompilio, él iba más allá de las clases, le abría a uno la mente, lo hacía a uno cuestionarse muchas cosas y el pacto de amistad con sus disciplulos . Debo reconocer que todos los profesores de alguna manera modelaron mi carácter; Maritza Charris, Myriam de Cuervo, Alberto Gerardino, Ernesto Galindo, Vicente Torres, Pompilio, Don Guillermo.

Las excursiones fueron muy importantes para nosotros, recuerdo con cariño un par de travesías por el Choco y Gorgona. Por la situación del país no pudimos realizar la tan esperada excursión en jeeps a la Guajira, pero en cambio fuimos al Huila en carros; los del otro curso llegaron un poco más lejos porque estaban mejor equipados.

Ya como profesor las excursiones son otra cosa, es una responsabilidad muy grande. Estamos en una transición donde este espacio formativo se asume con cero tolerancia al alcohol; ha sido difícil por la cultura que nos rodea, pero emocionante también, porque hemos podido comprobar hasta dónde los jóvenes son capaces de autorregularse, pasar bien, aprender y superar obstáculos sin el alcohol. En cualquier caso, las excursiones son quizás el espacio formativo más importante que tiene el colegio para fortalecer el conocimiento y los vínculos entre maestros y estudiantes.

(LC): ¿Alguna travesura?

(JSP): Más que una travesura, una historia particular. Cursaba el último grado y hacía parte del Comité El Aguilucho, allí, entre otros fortalecí mi gran amistad con Ricardo Silva, Germán Pardo y Sergio Mendoza. Para una de las ediciones yo estaba escribiendo un artículo sobre El Prof. Bein a quien no tuvimos la fortuna de conocer. Queríamos recolectar más información sobre este gran maestro, pero la idea era que fuera de primera mano, y fue así como con mis compañeros del comité realizamos una sesión de Güija para entrevistarnos con él. Nos quedamos por la noche en El Aguilucho y lo único que conseguimos fue un gran susto producto de algún ruido por ahí, que nos llevó a correr despavoridos del Edificio.

(LC): ¿El colegio lo llevó a ser la persona que es hoy en día?

(JSP): Sí, mis papás y el colegio. Debo decir que, jamás me imagine dictando clases, menos en un colegio y mucho menos en el Gimnasio Moderno. Haber pasado por acá y ser ex alumno, crea un vínculo mucho más cercano con los estudiantes. La formación escolar me ayudó a crear un puente entre mis alumnos y yo. Pasar por las aulas del Moderno contribuyó mucho más a la comunicación con ellos y a entenderlos mucho mejor.

(LC): Termina el colegio, va a la Universidad… y vuelve al Moderno.

(JSP): Todo empezó en 2001 cuando Ricardo Silva, también promoción 1993,  se había inventado una Electiva de cine. Ese año Ricardo tenía un viaje pendiente y me encomendó la difícil tarea de reemplazarlo. Aún no me había graduado, pero aun así asumí la clase, con el aval de Juan Carlos Bayona y, poco a poco, me fui quedando; me dieron más horas de clase, coordiné el Centro de Estudios Continuados, la emisora, me volví director de grupo y por 10 años aprendí muchísimo de todos mis estudiantes. De repente, me llegó una propuesta del Gimnasio Femenino para crear y coordinar la Oficina de Comunicaciones, y con el temor de dejar la comodidad que me procuraba el Moderno, y muchas expectativas, asumí este cargo durante dos años, tiempo muy valioso para seguir aprendiendo. En 2013, un año lleno de cambios para el colegio, Víctor Alberto Gómez, rector actual, me ofreció regresar al Moderno, opción que no había descartado y volví, convencido de que mi paso por este lugar ha sido fundamental en mi vida. Volví al colegio con nuevas e importantes responsabilidades, como la de asumir el gran reto del proceso formativo de los alumnos de los últimos dos grados.

 (LC): Fue Coordinador de la Emisora… ¿cómo le fue?

(JSP): Mi amor por la radio lo descubrí en la Universidad, durante el colegio no, a pesar de que Tito De-Irisarri, amigo y compañero de promoción se la había inventado. Cuando volví al colegio como profesor de cine, me reencontré con Tito y empezamos a tener algunas conversaciones. Él se ocupaba de la Oficina de Comunicaciones, donde hoy tiene una responsabilidad importante. En 2006  Tito y Juan Carlos Bayona, me ofrecieron coordinar este importante proyecto pedagógico del colegio. Trabajar en la emisora del Gimnasio Moderno, significó darle rienda suelta a todo lo que se les ocurriera a los estudiantes, era un espacio perfecto, abierto, para materializar proyectos de estudiantes y maestros. En esa época estrenamos la emisora on-line y con Tito nos inventamos los programas de radio “Crónica y de Música” que actualmente se transmiten los sábados a las 11:30 a.m., por los 106,9 FM. Lo que es hoy la emisora, un referente de la radio escolar en Colombia, se lo debemos a Tito. En estos últimos 3 años, no he podido dedicarle el tiempo que quisiera.

 (LC): ¿Pasó por La Cartelera?

(JSP): Si, en 1995 fui gerente y fotógrafo. Con Ricardo Silva, Daniel Samper y Germán Pardo, se nos ocurrió volver el folleto una revista. Quisimos darle un tono más periodístico y cultural, con artículos que trascendieran el tema local de ex alumnos. En tres ediciones reconocimos el perfil de varios ex alumnos, pero también hicimos reportajes en el centro de la ciudad. Lastimosamente el proyecto fue cancelado, pues la Asociación pasaba por un momento económico difícil. Sin embargo, fue evidente nuestro interés por editar publicaciones y, en esa época, durante la rectoría de Leopoldo González, le propusimos crear el Fondo de Publicaciones del colegio, donde alcanzamos a publicar una serie de colecciones con temas pedagógicos y de literatura.

(LC): ¿Los ex alumnos del Moderno se parecen en algo?

(JSP): Sí, yo creo que muchos se pueden identificar por el humor, es muy característico, nos permite burlarnos de nosotros mismos y decirnos las cosas con mayor libertad.  

(LC): Siendo ex alumno y profesor del colegio ¿cuál cree que es la función del Moderno?

(JSP): La función del colegio es apórtale cada vez más y de manera positiva a la sociedad, tenemos una gran responsabilidad social y ambiental. Es nuestra función graduar personas de bien, responsables, autónomas, conscientes.

(LC): Ya para terminar, ¿qué consejo les daría a sus alumnos?

(JSP): Que les devuelvan a sus familias, a sus amigos y a la sociedad un poco de lo que han recibido. Que sean buenas personas; agradecidos, buenos hijos, buenos padres, buenos amigos, buenos estudiantes, buenos profesionales.

RECONOCIMIENTO A TODA UNA VIDA

Durante la ceremonia de graduación de la promoción 2016, el pasado 9 de diciembre, en el Centro Cultural del colegio, el Consejo Superior del Gimnasio Moderno enalteció con uno de los más grandes honores que entrega el colegio, la Medalla Agustín Nieto Caballero en Grado Plata, al doctor Eduardo Rueda Rojas, de la promoción 1952.

rueda2

Con la resolución número 01 de 2016, el Consejo Superior de la Fundación Gimnasio Moderno, concedió este honor considerando lo siguiente: esta Medalla fue creada en 1974, buscando reconocer y enaltecer a maestros, empleados o colaboradores del colegio que hayan hecho un aporte significativo a la Comunidad Gimnasiana. Que la estirpe de la familia Rueda ha estado vinculada a la historia del colegio desde que don Venancio Rueda Angarita asumió en 1927 las funciones como médico y profesor de Fisiología e Higiene, hasta 1957. Y que Eduardo Rueda Rojas, hijo de don Venancio, ingresó como estudiante al colegio en 1943; durante su vida escolar se destacó y obtuvo notables calificaciones y en 1945, fue reconocido con la Copa del Esfuerzo Personal.

eduardo-rueda

Hijo de Venancio Rueda Angarita y Julia Rojas Escovar, es el segundo de cinco hermanos: Emilia, Eduardo, Jorge, Julia y Guillermo. Esposo de Yolanda Sáenz Azcuenaga, es padre de Catalina, María Clara, Eduardo, Felipe y Miguel Antonio, todos ellos gimnasianos. Estudió medicina en la Universidad Nacional del Colombia y siguiendo el legado de su padre, se vincula de nuevo con el colegio como médico en 1962, y durante 55 años tuvo a su cargo la responsabilidad de cuidar la salud de los gimnasianos. Siendo el gimnasiano que se ha vinculado por más tiempo con el colegio, más de 65 años.

Presentamos aquí sus palabras.

Video cortesía de la Oficina de Comunicaciones del Gimnasio Moderno

ANTONIO RESTREPO

Antonio José “Toño” Restrepo Salive, cantautor, productor y locutor gimnasiano de la promoción 1997, nominado al Grammy Latino en la categoría Mejor Álbum Tropical Contemporáneo 2016, dio una entrevista exclusiva al equipo de La Cartelera, para la edición de fin de año.

Aquí la entrevista.

LC (La Cartelera): ¿En qué año entró al Gimnasio Moderno?

AR: (Antonio Restrepo): Yo soy cosecha 1985 y empecé en Montessori, en ese tiempo no existía Montessori I o II. Mi salón estaba entre las dos casitas frente a la arenera, recuerdo que mis Directoras de Grupo fueron Luisa Amaya y Martha Cecilia Cano. En ese año, como lo dice el himno, el colegio era como un alcázar de ilusión y se convirtió en una extensión de mi hogar.

Esa sensación de sentirme en casa se ha prolongado hasta hoy. Y creció cuando estaba en 11°, en esa época  mis días se prologaban hasta las 8 de la noche, terminaba las clases y me iba para la Emisora, yo era Director con Camilo De-Irrisari. Tenía mis programas, era Jefe de Liras y a veces Jefe Encargado de la Banda, no pude asumir la jefatura por falta de dos votos. Pertenecía al Comité de rifas, juegos y espectáculos, a la selección de fútbol, al grupo de teatro, era muy activo en todos los eventos del colegio.

LC: ¿En qué momento descubre su pasión por la música?

AR: Yo crecí al son de Bambuco, Torbellino, guabina, bolero, música infantil, oía mucho folclor, cumbia, música tropical, pues vengo de familia costeña y mi abuelo en la mañana de los sábados nos despertaba con son y boleros. A mi padre le gusta la salsa de Richy Rey y Bobby Cruz, Joe Arroyo. También les gusta la música clásica, la zarzuela, las baladas pop, llegue a oír música del Puma, música brasilera zamba y bosa nova. Cuando entre al colegio y me encontré con Martha y Nora Figueroa que inició mi amor por la música colombiana, me enseñan lo que es el folclor y ya entiendo porque el bambuco, el torbellino y la guabina, se traducen en términos de lenguaje musical, ellas me permitieron acercarme a una marimba, a los cocos, a la flauta dulce y al piano,  fue allí cuando descubrí yo podía ejecutar esa música y se me abrió el mundo.

LC: Alguna anécdota que quiera compartir…

AR: Recuerdo muchas, unas mejores que otras. Hay una pilatuna en especial, que llega a mi memoria con tristeza y alegría a la vez. Fue en una de esas excursiones de un día, creo que fue a Tabio, no recuerdo muy bien. Estábamos en el lavadero de una casita campesina, que muy generosamente nos prestaron su casa para hacer el picnic. En medio del juego y el alboroto, terminamos botando su ropita, muy divertido. Hoy en día me da mucha tristeza porque ensuciamos todo a unas personas tan amables, tan serviciales que merecen tanto respeto, eso también lo aprendí en el Moderno, a tratar a todas las personas por igual.

Ya más grande en 2° de Bachillerato, el profesor Gerardino de Español y Literatura nos hacía traer el periódico todos los días, que arrumaba dentro del cuartico cerca de los lockers. Un día, en un acto de piromanía con José Manuel Restrepo y otros compañeros, le prendimos fuego, pero fue más una cuestión intuitiva, fue más fuerte que nosotros, el periódico nos llamó. Nuestra travesura casi cuesta el Edificio de Bachillerato. Recuerdo que empezó a salir humo por todo lado, esto fue un enfado absoluto de don Guillermo Quiroga, que fue causa de mi segundo boletín malo.

LC: ¿Cuál fue la excursión que recuerda con más emoción? ¿Por qué?

AR: Todas las recuerdo con mucho cariño, pues mi curso fue nominado tres veces al Premio de Excursionismo, todavía me pregunto por qué no nos lo ganamos. Entendí lo que era la filosofía del excursionismo, entendí lo que quiso inculcarnos don Agustín y el Prof. Bein, con salir al campo, con aprender del campo, eso fue fundamental, ese tipo de educación tiene que estar desde pequeños, el cuidado a la gente, el cuidado a sí mismo, el cuidado a la naturaleza, y eso se lo debemos al Moderno. Las excursiones para mí no solo fueron magnificas, si no que hoy en día aún las hacemos, vamos a excursiones con amigos del colegio, porque tenemos un grupo de excursionismo.

LC: ¿Cómo identifica a un gimnasiano?

AR: El gimnasiano se identifica por su caballerosidad absoluta, por su humanismo, porque es un tipo que entiende el contexto socio-cultural, no solo del país sino también del mundo entero. Es una persona generosa, se da la mano con todo el mundo, no distingue entre raza, sexo, religión, es un ser de mente abierta. El gimnasiano es formado entre humanismo y caballerosidad.

LC: ¿Qué consejo le daría a los gimnasianos de hoy en día?

AR: Una palabra cliché que hay que seguirla diciendo, uno no la entendía cuando se la decían, y hoy, después de tantos años, hoy la entiende: ustedes son el futuro. Los niños son el futuro. El Gimnasio Moderno, sin lugar a duda, se volvió un motor, se volvió alma formadora de esas personas que tienen que llevar las banderas, no solo en el ámbito político sino en todos los contextos de nuestra sociedad, pues el Gimnasio Moderno se caracteriza por formar a líderes.

JORGE MICHELSEN

“La manera como nos formaron, nos llevó a no ser el que va atrás en la fila, sino el que va adelante halando”.
Jorge Michelsen Rueda

Jorge Michelsen Rueda, gimnasiano de la promoción de 1953, ofreció a La Cartelera una entrevista en la que contó parte de su vida profesional y por qué la formación del Moderno, según él, garantiza el éxito y el liderazgo en diferentes campos.

Jorge nació el 7 de enero de 1936, hijo de Carlos Michelsen Lombana y María Elena Rueda Williamson. Contrajo matrimonio con Manuela Fonnegra Rocha,  relación de la cual surgieron dos hijos, Juan Pablo y Silvia. Estudió medicina, carrera en la que se desatacó a lo largo de su vida y lo ubicó en un rol decisivo en diferentes hechos históricos de nuestro país, como la toma del Palacio de Justicia y la avalancha de Armero. Trabajo en diferentes hospitales, dirigiendo el de la Samaritana, fundaciones e instituciones de la salud en diferentes cargos. Fue presidente de la Sociedad Bogotana de Obstetricia y Ginecología, trabajo en la Universidad del Rosario, la Javeriana y la Universidad de Costa Rica. Se desempeñó como Viceministro de salud, Director del Instituto Nacional de Salud y Embajador de Costa Rica.

senor-michelsen

 Presentamos a continuación la entrevista:

LC (La Cartelera): Iniciemos la entrevista con un retroceso en el tiempo ¿Cuál es el primer recuerdo que tiene de su llegada al Gimnasio Moderno?

JM (Jorge Michelsen): El primer recuerdo que tengo del Gimnasio Moderno es ver el edificio desde la ventana del Colegio de La Presentación en el que estudie el Kinder y que en ese entonces se ubicaba a dos cuadras del colegio.

Cuando entré al colegio llegue a 1° Decroly, no se me olvidará nunca, por que en mi salón había una profesora muy querida, Alicia, fue como si llegara a mi casa, nunca tuve problemas, de bullying, ni de desadaptación con los compañeros, por el contrario, nos hicimos amigos y encajamos muy bien. Con varios de ellos nos vemos hoy en día.

LC: ¿Sus amigos actuales son los mismos amigos del colegio?

JM: Sí, precisamente con cuatro de ellos nos vemos cada mes para almorzar, fuimos muy unidos, algunos ya han muerto.

En la época del colegio nuestra afición era el fútbol, era el comienzo de su época dorada, jugábamos mucho y la piscina de entonces se llenaba una vez al año y la gozábamos. Era una piscina completamente helada, la usábamos hasta que se ponía verde. Esas eran las dos diversiones. Después vino la construcción de la Capilla y don Agustín siempre nos contaba sobre los vitrales, que se demoraron meses o años en llegar e instalarlos, esos fueron los hitos principales de nuestro curso.

wp_20160810_15_07_23_pro

LC: ¿Qué recuerda de don Agustín?

JM: Siempre me impactó don Agustín y su relación con nosotros, sus alumnos, mostraba su cariño con cada uno, era muy amoroso. Una vez en la semana nos hacia unas conferencias muy interesantes, en el Teatro Fernández Madrid, donde nos inculcaba todo lo que necesitábamos para ser buenos ciudadanos, empezando por su muy conocida Disciplina de Confianza. Él fue el Rector durante toda mi estadía en el colegio.

LC: Para usted ¿qué es la Disciplina de Confianza?

JM: La Disciplina de Confianza es: aprender a manejarse a sí mismo. Es el saber que existen leyes, reglamentos o limitantes que le dicen a uno sí o no, entonces se aprende a manejar esos conceptos y saber cuándo es no, y cuando es si, pero por uno mismo. En ese tiempo el colegio siempre tenía las puertas abiertas, y uno sabía que no se podía ir, pero si se quería, se podía ir. En el estudio es lo mismo, si uno quería estudiar, estudiaba y si no quería, no lo hacía pero se sabía que estaba mal no estudiar.

LC: Además de don Agustín ¿algún profesor lo marco en su paso por el colegio?

JM: La otra persona que fue trascendental en el colegio, en esa época, fue El Prof. Bein, quien se encargaba de mostrarnos la bondades de la Disciplina. Con nosotros fue muy cercano, pues fue nuestro Director de Curso en Quinto y Sexto de Bachillerato. Con él hicimos la primera excursión de gimnasianos a la Guajira.  Fuimos en varios Jeeps, saliendo de La Raqueta, pasando por Bucaramanga, Cúcuta, Ocaña, Valledupar, llegando a la Guajira, transitando por trochas y con guía indígena hasta Uribia, Manaure, rancherías indígenas. Fue una experiencia increíble en nuestras vidas y trazamos una nueva época de excursiones del colegio. Fueron casi tres semanas de viaje y aventuras por caminos difíciles, ríos y miles de aventuras. Eso nos sirvió mucho para estrechar aún más, nuestra amistad y compañerismo.

LC: Cuéntenos algunos recuerdos que tenga de su paso por el Moderno.

JM: Recuerdo que nos reuníamos en el teatro Fernández Madrid, actualmente es la Biblioteca de Los Fundadores. Los viernes íbamos a rezar de 8:00 a 9:00 am, a Cristo Rey, pues la Capilla en ese tiempo no existía, y asistíamos a la Izada de Bandera, esos eran las tres cosas principales. En esa época no había Banda de Guerra como ahora. Teníamos excursiones, deportes, atletismo, la huerta. En sexto de Bachillerato se tenía relación con el Gimnasio Femenino y el Nuevo Gimnasio, jugábamos la copa de tenis y almorzábamos en el colegio de ellas o las recibíamos.

En la huerta sembrábamos plantas, verduras, llevábamos lechugas a la casa de la que habíamos sembrado, las azucenas o la caléndula. Eso es importante, nos enseñaban el valor del campo y el valor del trabajo manual.

También recuerdo que en cuarto de Primaria el Ministerio de Educación instauró el Quinto Año, pero el colegio no podía quedarse sin estudiantes Bachilleres todo un año, entonces nos dividieron por las notas que teníamos, unos pasamos a Primero de Bachillerato y los otros a Quinto de Primaria. Eso fue en el año 48. Ese mismo año paso lo del 9 de abril, que también fue una experiencia muy complicada porque yo vivía en la calle 14 en pleno centro. Yo estaba en el colegio almorzando, cuando se supo la noticia. Tenía una tía que vivía cerca al Gimnasio en la calle 70 y me fui para allá. Cuando pude volver a la casa el impacto fue terrible, había cualquier cantidad de sitios incendiados y en la esquina había un francotirador que en las noches disparaba a los soldados. Y ese año a pesar de eso hicimos una excursión a la finca de papá y paseamos en el norte de Tolima y ahí se acabaron las excursiones hasta el año 53 por el periodo de violencia.

LC: ¿Usted cree que lo que aprendió en el colegio le permitió ser líder en su área?

JM: Si claro, eso era lo que iba a decir, la manera como nos formaron nos llevó a siempre ser líderes, no ser el que va a detrás en la fila, sino el que va adelante halando. 

LC: Y para seguir la tradición ¿sus hijos estudiaron en el Moderno? 

JM: Juan Pablo entro al colegio y ahí fue cuando nos fuimos a Estados Unidos, y allá hizo su Primera Comunión con el  uniforme del Gimnasio. 

LC: ¿Qué es lo que usted cree que nunca se deba perder en la vida?

JM: La única cosa es que uno nunca debe perder son sus orígenes, pues además de la casa son el colegio, los orígenes académicos. El colegio es como el papá y la mamá en el campo de la vida, todo lo demás por fuera del hogar esta afianzado por la educación. Mis sobrinos nietos que están en el colegio continúan con esa mística por el Gimnasio, más que amor es la mística, se vuelve parte de uno. 

LC: ¿Recuerda alguna travesura que hayan hecho? 

JM: Éramos juiciosos, muy juiciosos.

LC: ¿Cómo transcurrió su carrera de medicina en el sector público?

JM: El doctor Raúl Orejuela, Ministro de Salud en 1977, me propuso que fuera Director de la Oficina de Relaciones Internacionales del Ministerio de Salud. Posteriormente, con el cambio de gobierno, en 1979, bajo la presidencia de Julio César Turbay, fui designado Vice Ministro y Ministro encargado en varias oportunidades, siendo Ministro Alfonso Jaramillo.

LC: ¿Qué experiencias recuerda en su trayectoria como médico?

JM: Estuve trabajando en el hospital de la Samaritana, fue una experiencia increíble, pues vivimos el ataque al Palacio de Justicia, este hospital era el más cercano al lugar de los hecho, por lo tanto recibimos a los heridos.

Otra experiencia importante en mi trayectoria profesional fue la avalancha de Armero. El día de la tragedia, yo iba a hacer una cirugía en la Clínica Palermo a las 6:30 am, cuando llego la noticia, a través de un piloto que descubrió el suceso y en sus propias palabras nos dijo: “se acabó Armero”. Así que me puse al servicio de los damnificados y los heridos. Los pacientes de La Samaritana fueron trasladados a otras instituciones y dedicamos el hospital a los sobrevivientes, lamentablemente se murieron muchos. No se me olvida una monja que se murió de tétanos, no teníamos la cura. El manejo que le dimos a esta emergencia se convirtió en una experiencia que sirvió como modelo para la Organización Panamericana de Salud, en el manejo de tragedias de este tipo.

Luego de todas estas experiencias, volví a mi práctica privada, hice consultorías para la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud. Luego en el gobierno del presidente Barco fui Director del Instituto Nacional de Salud, allí estuve hasta la presidencia de Gaviria. En este cargo fui el encargado de manejar la epidemia de dengue hemorrágico. El presidente me encomendó la campaña en los medios de comunicación y laboratorios, para llevar las estadísticas día a día. Esto marco un hito epidemiológico en el país, ya que nunca se habían manejado epidemias de esa magnitud.

LC: ¿Cómo fue su trayectoria docente?

JM: Siendo mi especialidad la ginecología y la obstetricia, inicialmente fui instructor en la Universidad Javeriana y posteriormente en la Universidad del Rosario, en ese momento me retire para hacer en la Universidad de Harvard una Maestría en Salud Pública, combinando las dos especialidades. Luego fui profesor y jefe del Departamento en la Universidad Javeriana.

LC: Siendo médico ¿cómo terminó de Embajador?

JM: El presidente Samper, creo yo, teniendo en cuenta mi experiencia administrativa en el sector público y privado, y como un acto de confianza, dada nuestra amistad, decidió designarme como su Embajador ante el gobierno de Costa Rica, en donde tuve oportunidad de desarrollar una muy buena relación con el presidente Figueres, quien a la vez era buen amigo del presidente Samper, allí estuve hasta el final de su gobierno.

Luego volví a Colombia un par de años, pero tuve un problema de seguridad y regrese a trabajar a la Universidad de Costa Rica y otras fundaciones durante 3 años. Después regrese y se me acabo la vida pública y profesional porque estaba en pleno vigor la Ley 100, digamos que el tipo de práctica que hubiera podido ejercer no era lo que yo estaba acostumbrado a hacer, ya tenía más de 65 años y me dedique a consultorías. Aunque para decir una cosa que es completamente cierta, uno nunca deja de ser médico.

LC: Para finalizar ¿qué mensaje le gustaría dar a los gimnasianos de hoy en día?

JM: Que no se olviden de la Disciplina de Confianza, esa palabra es la ética. Es evitar las tentaciones y cosas terribles. Es paradigma, que nunca pasa de moda, ayuda a no salirse del camino y alejarse de las malas tentaciones, le hace formar la familia como debe ser y eso no se debe olvidar a la hora de ser un profesional exitoso. Si uno tiene ese paradigma claro, entonces forma un norte, si no se sale de ahí, se asegura una vida exitosa, como la de los gimnasianos.

JUAN FELIPE CANO IBÁÑEZ

El director de cine colombiano, Juan Felipe Cano Ibáñez, gimnasiano de la promoción 1997, dio a La Cartelera una entrevista apropósito de éxito alcanzado con su opera prima  “La semilla del silencio”, película que fue lanzada el pasado 3 de marzo de 2016 a las salas de cine nacional, luego de su presentación en el Festival de Cine de Cartagena en 2015.

Cortesia del gran Juan Ca Rios

Una foto publicada por Juan Felipe Cano (@pipecanoibanez) el

Cano piso por primera vez el Gimnasio Moderno en febrero de 1984, estudió Artes Escénicas con especialización en interpretación y cine profesional digital en Madrid – España y ha estado a cargo de producciones de televisión dentro de las que se destacan: “Lady la vendedora de rosas”, “El laberinto de Alicia” y “Correo de inocentes”. Fue profesor de teatro en el colegio en 2004.

maxresdefault

Imagen de la película «La semilla del silencio»

Esta es la entrevista:

La Cartelera (LC): ¿Qué recuerda del colegio?

Juan Felipe Cano Ibáñez (JFCI): Para mí el Gimnasio Moderno no es sólo un recuerdo, está presente en la vida diaria, pues de las mejores cosas que me dejo fueron los amigos. Personas con las que he compartido por casi 30 años, nos hemos convertido en una hermandad, ampliada por nuestras familias.

(LC): ¿Qué profesor marcó su vida?

(JFCI): Tuve varios profesores en el colegio que marcaron mi vida. La primera de ellas fue Martha de Cano, profesora de Montessori I. Ella, además de ser mi tía, me aguanto un poco más que las demás. A ella le agradezco la lucha que dio por mí, pues creo, que soy el único niño que perdió ese curso.

Otros profesores reveladores de mi paso por el Moderno fueron: Ernesto Galindo, Jorge Salazar, Pompilio Iriarte, Hugo Chávez, Carlos Cardona y Eduardo  Pulido. De cada uno de ellos obtuve lecciones. En su momento y en su estilo cada uno forjó una cosa en mí, incluido el aprender a controlar mi odio y furia.

De las cosas que agradezco en mi vida, son mis profesores de Primaria, quienes ante un niño un poco conflictivo e hiperactivo se pusieron en la tarea de aguantarme, entenderme y sobretodo guiarme… Aún mantengo contacto con algunas profesoras a quienes quiero y extraño mucho.

(LC): ¿Cuál fue su primer amor?

(JFCI): ¿Uy…correspondido? Ja ja, me reservo el derecho al silencio. Ahora eso si era el rey del gran despecho, yo no cambiaba de novia, cambiaba de tusa

(LC): ¿Se acuerda Ud. de la primera palabra que escribió?

(JFCI): Creo que fue Santa Fe o gol, desde chiquito viví con el uniforme de fútbol puesto y un balón de cuero en la mano, con que rompía todo.

(LC): Para Ud., ¿Qué es el Espíritu Gimnasiano?

(JFCI): Lo hablo desde lo que veo en mis amigos, mi hermano y la gente del colegio con la que me veo. Veo gente justa, honrada, en búsqueda constante de un sueño, de no quedarse en la comodidad, con ganas de tragarse al mundo y ser los mejores. Creo que el Espíritu Gimnasiano es tratar de llevar una vida feliz, de realizar sus metas y tratar de crear cada día un mejor entorno, una mejor sociedad.

(LC): ¿Cuál fue la excursión que recuerda con más emoción?

(JFCI): La de once siempre es muy especial.

 (LC): ¿Cómo identifica a un Gimnasiano?

(JFCI): Dentro y fuera de Colombia. …es fácil. Cuando  en cualquier lado uno grita AJA MAJADERO… (Con vos ronca) y entra alguien en modo pre infarto, esa persona es gimnasiana.

(LC): ¿Cree que su paso por el Moderno definió su vida?

(JFCI): Total. Hago lo que hago con mi profesión por que el colegio me lo aplaudió, yo hago en mi trabajo lo que apasiona todos los días, y eso lo aprendí en el Moderno, a hacer todo movido por la pasión.

(LC): ¿Qué consejo le daría a los gimnasianos de hoy en día?

(JFCI): Luchar por sus sueños por más dementes que parezcan, de verdad da resultados buenos. También es bueno entender que significa para cada uno un buen resultado.

El combo por @manolete_rodriguez

Una foto publicada por Juan Felipe Cano (@pipecanoibanez) el

Así termina la entrevista con este joven, soñador y excelente ser humano que se arriesgó a perseguir sus sueños de la mano de sus amigos y compañeros del colegio: Camilo Molano Parra, Productor Ejecutivo, Francisco Montoya Caballero, Antonio “Toño” Restrepo, Felipe Botero y Rashed Estefenn, actores.

CLEMENCIA DE FONNEGRA

En días pasados el equipo de La Cartelera, visitó en su bellísima finca de La Calera, a una de las estudiantes que alguna vez hizo parte del histórico jardín de niños que funcionó hasta 1927 en el Gimnasio Moderno. Ella es Clemencia Fonnegra de Fonnegra, una niña gimnasiana que corrió por los prados del colegio aproximadamente en 1924, bajo la dirección de las profesoras Berta y Emma Wolf.

Presentamos aquí, apartes de este importante encuentro.

1924-001-1024x681

Personal del colegio en 1924

La Cartelera (LC): ¿Qué recuerdo tienes del Gimnasio Moderno?

Clemencia de Fonnegra (CDF): Tendría tal vez 4 o 5 años cuando entré por primera vez el Gimnasio Moderno, recuerdo con claridad el Quiosco, ese era nuestro salón de clases. Allí Berta y Emma Wolf recibían a los niños y a las niñas por aparte. Fue un tiempo feliz, pero muy corto, porque mis padres decidieron que debía estudiar en el colegio de Isabelita Casas.

IMG_4543-1

Clemencia Fonnegra – años 30

LC: En tu visita al colegio, el día de la Izada de Bandera, ¿qué fue lo que más te impresionó?

CDF: Me deslumbró tanta modernidad, el colegio ha cambiado mucho, ha tenido avances arquitectónicos impresionantes. Pero lo que más me impactó, fue la elegancia de los muchachos de la Banda de Guerra, ellos me hicieron un bello homenaje.

12717331_10153856167023419_7213093241783741457_n

Archivo Fotográfico Gimnasio Moderno 2016

LC: Cuéntanos algo de tu vida, después del Moderno.

CDF: Han pasado ya más de 80 años desde que salí de ese colegio. Me case con el doctor Enrique Fonnegra, con quien tuve cinco hijos que estudiaron en el colegio Nueva Granada. Trabaje como secretaria por muchos años en la Biblioteca Nacional en la parte de archivo, un lugar muy interesante, en el que aprendí y forme parte activa de la historia del país, pues por mis manos pasaron archivos muy importantes de la vida nacional de esa época. Luego trabaje en el Banco Cafetero, también en la parte del archivo. Lo disfruté mucho.

IMG_4548

Federico Dever, su yerno, su hija Elsa Fonnegra de Dever y Clemencia de Fonnegra

LC: ¿Cómo te gustaría que te recordarán los gimnasianos de hoy en día?

CDF: Yo recuerdo con nostalgia la hora de recreo y los juegos con los compañeros del Jardín de niños del Gimnasio, un lugar feliz. Me gustaría que me recordarán así, feliz, como una mujer llena de vida y con una historia que escribe todos los días, independiente y activa.

Con esta pregunta se despide el equipo de La Cartelera de Clemencia de Fonnegra, su hija Elsa Fonnegra de Dever y su yerno Federico Dever, gimnasiano de la promoción 1955, la última ex alumna viva del Jardín de niños del colegio.

RICARDO SILVA ROMERO

Las clases del maestro y poeta gimnasiano Ángel Marcel, inspiraron, a la fuerza, a Ricardo Silva Romero a escribir sus primeros cuentos, poemas y obras de teatro cuando cumplía 15 años de edad, en sus clases de Español. En la actualidad, Ricardo es un columnista reconocido por su trabajo en diarios como El Tiempo y El País.

Silva se graduó del Moderno en 1993 y se llevó consigo la sensación de hogar, de sentirse en “casa”, sensación que repite cada vez que pasa por el colegio, un espacio que en sus palabras es un “paréntesis del mundo, el tiempo pasa de otra manera”.

En 1994 inició sus estudios de literatura en la Pontificia Universidad Javeriana, donde escribió cuentos humorísticos como «Sobre la tela de una araña», también escribió un cuaderno titulado «El libro del sol»  y en 1999, una primera versión de una obra de teatro «Podéis ir en paz».

Después de compartir con el equipo de La Cartelera algunos de sus logros profesionales, Silva nos contó cómo fue su paso por el Gimnasio  Moderno y como influyo eso en su vida personal.

silva01

Aquí la entrevista:

La Cartelera (LC): ¿De sus profesores de Montessori y Primaria se acuerda de alguno?

Ricardo Silva (RS): Cuando llegue al colegio sólo había un Montessori, y una sola arenera, eso fue en el año 1981. Recuerdo a mi primera profesora, Beatriz, aunque no lo fue por mucho tiempo…

silva02

 …siempre tuve buenas relaciones con mis profesoras, eran muy inteligentes y divertidas, Martha, Beatriz, Chiqui, Blanquita, Clara Inés, Maritza y Myriam, todas ellas adoradas y excelentes personas. Ya en mi adolescencia, marcó mi vida y lo sigue haciendo aún, el gran profesor “Ángel Marcel”, Pompilio Iriarte. Siempre me sedujo su identidad secreta. Hoy es mi amigo, mi maestro, mi poeta favorito y todavía le hago caso a lo que me diga, salvo cuando me propone empresas ilegales.

(LC): ¿Se acuerda Ud. de la primera palabra que escribió?

(RS): Debió ser «mamá», supongo, porque no hay sino una, pero fue en mi jardín infantil en donde empecé a escribir.

(LC): Para Ud., ¿Qué es el Espíritu Gimnasiano?

(RS): Es un humor muy extraño, muy particular, muy fraternal, que sirve para poner los pies en la Tierra un poquito antes de que uno se empiece a comer algún cuento o se sienta protagonizando una miniserie sobre su propia vida.

(LC): ¿Cuál fue la excursión que recuerda con más emoción? ¿Por qué?

(RS): Por alguna razón que desconozco, no disfrutaba las excursiones. Me gustaba participar, pero me daba jartera el tema, la preparación y la aventura. A tono con mi pereza, las excursiones de mi curso fueron quizás las más simples que haya vivido el ser humano desde que dejó de ser el mono. Sin embargo, podría decir que la que hicimos por los pueblos de Boyacá fue un panorama muy bonito, o que la que hicimos a los Llanos dejó algunos traumas que ya querrían los envidiosos para sí.

BricardoSilva

(LC): ¿Cómo identifica a un Gimnasiano, dentro y fuera de Colombia?

(RS): Hay gimnasianos de todas las calañas, por supuesto, pero en general es gente que conserva del espacio en el que creció esa capacidad de divertirse, en el buen sentido del ejercicio. Se puede identificar a un gimnasiano del resto, porque los demás empiezan a dejarnos solos poco a poco y a morirse del aburrimiento ante nombres como «don Guillermo», «Gerardino» o «el Prof». Hay cierto humor, que lo relativiza y lo parodia todo, que comparte desde el matón hasta el marginal.

(LC): ¿Cómo fue tu paso por El Aguilucho?

(RS): Empezó en 1992 con las ediciones que dirigió Daniel Samper Ospina, que es mi amigo desde el Taller de Letras de Pompilio (o sea que la amistad está cumpliendo 25 años), y fue muy divertido desde el principio hasta el final. Creo que todas esas ediciones, las que dirigió Daniel y luego las que hice yo, fueron entretenidas y se les notaron las ganas de hacer cosas que valieran la pena. En el 93, cuando los directores fuimos Carlos Tirado y yo, nos inventamos una sección de humor que era un diario amarillista: El Palomar. Y también me hice muy amigo de Germán Pardo, que murió diez años después, pero en esa década se volvió mi hermano.

(LC): Se puede concluir que el colegio le ayudo a decidir a qué dedicarte en la vida, ¿hubo un momento en particular?

(RS): Yo estudié literatura porque siempre vi a Pompilio muy seguro de que podía meterme en eso y porque Daniel, que me lleva un año, y de ahí su calvicie más avanzada, había entrado a la carrera y me hablaba bien de las materias que había tomado. Pero supongo que lo que lo hizo más fácil, entre todos mis golpes de suerte, es que a mis papás escribir y leer les pareció y les sigue pareciendo una carrera posible. No recuerdo un día exacto, un momento exacto. Pero sí recuerdo haber tomado la decisión para leer lo que no había leído y para tomarme un tiempo antes de estudiar cine.

1993 15

(LC): ¿Cree que su paso por el Moderno definió su vida? ¿Por qué?

(RS): El colegio, en especial en Bogotá y en Colombia, lo lanza a uno a una comunidad, a una forma de ver las cosas, a unos caminos que se pueden elegir en la vida. Si yo no hubiera estudiado en el Moderno, que fue una decisión de mis papás, tan brillantes y tan libres, quizás no habría sentido que era posible dedicarme a lo que me dedico o hubiera confundido el espíritu crítico con el espíritu heroico, o qué se yo, quizás hubiera sido menos liberal o algo peor: ser hincha de Santa Fe.

(LC): ¿Qué consejo le daría a los gimnasianos de hoy en día?

(RS): Diría que la humildad, que puede llegar a perderse cuando tiene uno la suerte de crecer en semejante colegio, pero realmente se llega a la humildad por el humor: la tal «Disciplina de Confianza» es realmente la capacidad de gobernarse a uno mismo, de detenerse a tiempo antes de pasar por encima de nadie, de reírse antes de vengarse.

Terminó la entrevista contándonos que el 7 de abril presentó en compañía de su amigo Daniel Samper Ospina, en Biblioteca de Los Fundadores su última novela “Historia Oficial del Amor”, siendo el Moderno uno de sus escenarios.

Ricardo Silva

Los dejamos con los comentarios que hicieron sus compañeros de clase en la página de El Aguilucho, dedicada a su perfil en 1993, año de su graduación.

Aguilucho