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ARMANDO VEGALARA ROJAS

El conocido empresario Armando Vegalara Rojas, exalumno de la promoción 1965, recibió en días pasados al equipo de La Cartelera, en su oficina de la calle 72, para en una agradable charla, recordar apartes de su paso a través de la cerca de pinos.

Economista de la Universidad de los Andes, con postgrados en Macroeconomía y Desarrollo Económico en Oxford University. Fue gerente de división de Casa Toro S.A., gerente general de Finanzauto S.A. y presidente de Finandina entre 1989 y 1992. Presidió a Coinvertir entre 1992 y 1993. Pertenece a la junta directiva de Aseguradora y Capitalizadora Grancolombiana, Casa Toro, Motoryza y Banco del Estado. Vegalara fue presidente de Financiera Andina (Finandina), gerente de Finanzauto, miembro de varias juntas directivas como las de. Anteriormente se desempeñó como asesor de Planeación Nacional, jefe de evaluación del programa DRI, e investigador de la Oficina de Planeamiento del Sector Agropecuario (Opsa). Profesor de las Universidades Nacional, de los Andes y Tadeo Lozano. Hoy se desempeña como consultor financiero.

Esta es la entrevista:

La Cartelera (LC): ¿Cuál es su primer recuerdo del Gimnasio Moderno?

Armando Vegalara Rojas (AVR): Yo entré en 1954 a segundo Montessori. Fue divertido, porque por alguna razón mis papás me inscribieron al Gimnasio Campestre y en esa época quedaba como en el campo y yo llegaba a la casa totalmente embarrado, pues tenía unas quebradas. Mi mamá vivía desesperada  y mi hermano que había estado en el Moderno, en el Internado, acaba de regresar de los Estados Unidos y entró a la Facultad de Economía de Administración que había en el Gimnasio, y convenció a mis papás y me pasaron al Moderno. Arranque en segundo Montessori, muy contento.

En ese año tuve una experiencia bastante difícil porque al lado de la Facultad de Administración, donde está la Primaria hoy en día, hacia la parte occidental, Bollo y Bolla, unos personajes muy conocidos en esa época que vendían los dulces, se paraban en la puerta del colegio, por la calle 74 y todo el mundo les compraba. En mi curso teníamos un Club de Ahorro, y ahí cometí el error de echarle la mano a la caja, lo cual fue gravísimo, se armó una gran reprimenda, con toda la razón, pero yo quería repartirle los dulces a mis amigos, eso no gusto nada y mis papas fueron citados al colegio con don Agustín y el Prof. Y bueno, en un momento dado consideraron que yo no era el candidato apropiado para el Gimnasio. Pero el Prof. dijo que no, que me dejaran, que no era para tanto y me perdonaron la vida.

Esa fue una lección muy importante para mi vida,  fue una reflexión sobre algo muy mal hecho y naturalmente la aprendí muy bien la lección. Yo era un poquito desaplicado al principio, me gustaba jugar fútbol, patanear. Nosotros teníamos una cancha de fútbol chiquita, al lado de salón, la profesora de ese momento era María Elena Uribe de Santa María, amiga de mi hermano mayor, y se dio a la tarea de organizarme y formarme como el mejor estudiante. En verdad que lo tome muy a pecho, estudié muchísimo desde entonces,  fui muy buen estudiante, me gane las copas, unos logré buenos promedios.

LC: ¿Cuál era la materia que más le gustaba?

AVR: A mí me gustaban todas las materias. Realmente no tenía predilecciones. En Quinto, Sexto de Bachillerato tuve la suerte de tener una clase con el Prof. Bein, clase de Filosofía. Me acuerdo muy bien verlo llegar con un libro gordo del padre Julián María y me fascino esa clase, era un reto intelectual permanente y el Prof. nos ponía a pensar y discutir, era extraordinario.

Me gustaban las clases de francés con el profesor Cardozo que todo el mundo se burlaba de él por su pronunciación. Tenía un carácter muy fuerte y todos le tenían chistes al profesor Cardozo, yo aprendí muchísimo con él. Teníamos un profesor de Química buenísimo, el profesor Pinzón, creo, le decíamos MOL, estrictísimo. Después del colegio terminábamos tomando aguardiente en los laboratorios, la pasamos muy bien.

Los profesores relevantes fueron María Elena Santa María, Pinzón, Cardozo y don Guillermo, nuestro Director de Curso, el director nuestro en Sexto, se enfermó, se fue, entonces don Guillermo entró a mitad de camino. Yo seguía siendo buen estudiante, ese año, en la nominación para la  Copa del Esfuerzo, me nominaron los otros profesores se opusieron, “Vegalara ya se la ganó, ese no…”, muy frustrante. Un día, con los años don Guillermo, profesor también de mis hijos también, me contó la historia, pero claro como era una persona nueva, se lo pasaron por alto.

LC: ¿En qué materia fue malo?

AVR: Siempre me iba bien en todo, la verdad nunca tuve dificultad. Hubo un cambio importante, el paso de Segundo de Bachillerato a Tercero. Empezábamos a ver Algebra y Geometría, era un pensamiento abstracto sobre todo Geometría era muy difícil, eran todos los teoremas, al principio tuve dificultad pero supere bien.

Yo tenía una mezcla de ser muy nerdo, pero al mismo tiempo me gustaba la calle, la noche, me gustaba apoyar la gente. En Tercero de Bachillerato, yo ya había superado las pruebas, me levantaba temprano, cogía el troli, porque yo vivía en el barrio La Soledad, para llegar a las 7:00 am al colegio y apoyar de 7:00 a 8:00 am a varios compañeros míos. Eran mis alumnos, en Sexto tenía una especie de kínder. Yo vivía en una casa grande y mi cuarto era espacioso. En la época de los exámenes de Sexto de Bachillerato, todo el mundo quiere pasar el año, todo mundo quiere graduarse, me acuerdo que yo llegaba con cuatro amigos a mi casa, los mandaba a dormir y me ponía a estudiar  que preguntas nos van hacer y las respondía, después que tenía sistematizadas las respuestas los despertaba, “¡hora de clase…!” De 12:00 m a 2:00 am estudiábamos, de 2:00 a 4:00 rumba y al otro día a las 8:00 de la mañana, estudiar, todos pasaron, fue muy divertido. El equilibrio entre la vida personal y la académica.

A mí me tocaba traficar con mis conocimientos, cuando entre a la universidad, seguía siendo estudioso, no muy hábil para el baile o para conquistar niñas, ni para hablar. Entonces mis amigos eran plantadísimos, yo les enseñaba y ellos me llevaban a las fiestas, fue muy divertido.

Todo eso lo llevo a estudiar Economía en la Universidad de los Andes y me gané una beca de la Fundación Ford. Fuimos una generación muy influenciada por los acontecimientos que estaban pasando en el mundo, Mayo del 68 en París, la Guerra de Vietnam, los Beatles, el jipismo, prohibido prohibir, imaginemos lo imposible.

LC: Una parte importante de la formación en el Moderno son las excursiones ¿recuerda alguna?

AVR: Fueron lo máximo, la que recuerdo con mayor emoción fue la de Sexto, fuimos al Urabá. Llegábamos luego del tramo entre Medellín y Quibdó en bus, en el que atravesamos unas trochas muy complicadas. En Quibdó nos embarcamos en unas barcazas por el río Atrato hasta el Atlántico y Cartagena. En papá de Eduardo Soto, era un personaje muy importante, presidente del Banco Colombia, nos invitó a su casa, nosotros no teníamos mayor plata y esa casa en Cartagena era una oportunidad maravillosa. Fuimos al casino y ganamos, con eso logramos una estadía de una semana en Cartagena.

Las excursiones son las mejores cosas que tiene el Gimnasio Moderno, porque son la oportunidad de conocer cosas nuevas y valerse por sí mismo, sensacional.  

LC: ¿Alguna Pilatuna?

AVR: Muchas pilatunas, yo me crie en la calle de muy chiquitico, llegaba a la casa de 6 años, dejaba mis libros y salía a ver mis amigos del barrio, habían varios gimnasianos como Manuel Rodríguez, el Mono Buendía, varios, en La Soledad. Nosotros nos reuníamos en el Parkway. Ahí jugábamos. Tenía una bicicleta que había reconstruimos de unos escombros de mi casa y con mi amigo Juan Manuel Pardo íbamos al anfiteatro de la Universidad Nacional a ver a las muertas.

Otra pilatuna nuestra fue cuando estábamos en Primaria y se jugaba la copa Adelaida con las del Femenino, ellas se sentaban alrededor de la cancha de tenis. Nosotros nos inventamos el negocio de alquilar comics, pero no eran comics, eran revistas Playboy, nos iba divinamente, hasta que fuimos pillados y nos llamaron la atención.

LC: ¿Qué lugar del Gimnasio Moderno, le gusta más?

AVR: El Edificio Principal era un clásico, todos los lunes nos reunía don Agustín y nos echaba un discurso de una hora, el Teatro Fernández Madrid, el zarzo y el caimán, siempre era una aventura subir al zarzo. El Prof. tuvo una clase que fue una maravilla, se llamaba Apreciación Musical, al pie de su oficina estaba el salón de música, estaba medio aislado, nos ponía música clásica y nos decía que instrumentos escuchamos. Y el Edificio de Sexto, lo hacía sentir a uno como grande, la otra cosa divertida que tenía era

El Cubierto también fue importante, aunque con el tiempo se volvió un poco obsoleto, pero al principio nos tocó el gimnasio recién construido tenían unas paralelas, unas barras que eran para hacer ese tipo de deportes y era divertido también.

LC: ¿Algún apodo?

AVR: Me decían Pegas, se burlaban de mí. Yo nací en Baltimore, USA, me decían Boool y el otro no lo puedo decir.

LC: ¿Sus amigos son los mismos del colegio hoy en día?

AVR: Tengo algunos amigos del colegio, pero yo tengo diferentes grupos de amigos la verdad. Siempre tuve amigos en el otro curso, esa rivalidad de que usted es de otro curso, yo nunca estuve en esa realidad y toman del pelo y todo, siempre tuve buenos amigos de lado y lado. Una cosa bonita del Espíritu Gimnasiano es, cuando uno sale al mundo profesional, de la vida universitaria y que ya las cosas cambian, uno siempre reconoce al gimnasiano por ese trato que siempre tiene, te integran muy fácilmente, como de compinchería y código secreto, es algo que identifica, obviamente todos no son así pero en general sí, hay unos que creen que por ser gimnasianos uno es de un grupo privilegiado. El gimnasiano que  tiene la cultura gimnasiana metida en su ADN.

LC: ¿Qué piensa de la Disciplina de Confianza?

AVR: Maravilloso, yo creo que la Disciplina de Confianza, el tema de partir de la base de que uno es una persona responsable de que se merece la confianza para llevar adelante su vida yo creo que uno de los valores importantes del Gimnasio.

LC: ¿Qué consejo le daría a los Gimnasianos de hoy en día?

AVR: Yo creo que el Gimnasio ha tenido un recorrido difícil en estos últimos años, en los cuales ha habido mucha discusión, pienso que las últimas rectorías han traído como un aire nuevo y el colegio ha mejorado muchísimo.

La percepción que tengo, es pues no tengo hijos, ni nietos allá, veo muy gratamente que el colegio ha mejorado, ha hecho cosas importantes, el tema de tecnología iniciativas como la emisora son instituciones que crean una cultura hacia profesiones importantes. Don Agustín tenía la idea de “Educar antes que instruir”. Hoy en día, en un mundo competitivo, el educar e instruir en el sentido de que las competencias hay que formarlas, me parece que todo lo que se haga para que los estudiantes aprendan a leer y aprendan a escribir, lo hagan bien y fácil, rápido, es de trascendental importancia.

Hay que insistir y que tengan un manejo básico de las Matemáticas es importante y también idiomas como el inglés, creo que es un tema supremamente importante, yo creo que perseverar en una buena educación en el sentido  de desarrollar competencias que requieran  para universidades y que se llegue a la universidad y que el estudiante pueda escribir, hablar en público, leer fácilmente, investigar, yo creo que es importante.

Y creo que un tema que hoy en día se está volviendo más recurrente, es el trabajo colaborativo, ya que el liderazgo de la persona iluminada que lleva el barco hasta el otro lado del río, que tiene la solución en la cabeza, ya no es la regla. Ahora es un tema más de promedios, que el trabajo de todos esta articulado y tiene objetivos claros, son unos cambios muy importantes, todo el tema de redes, el empoderamiento que produce el acceso inmediato a la información, ha cambiado mucho de la forma que se hacen las cosas, la velocidad, entonces el poder combinar eso de formar eficiente es algo importante.

JULIÁN DE ZUBIRÍA SAMPER

El destacado pedagogo y exalumno de la promoción 1974, Julián De Zubiría Samper, dio una entrevista al equipo de La Cartelera, en la que contó apartes de su vida profesional, anécdotas de su vida en el Gimnasio y  como personajes del calibre del Prof. Bein, fueron trascendentales para su vida profesional.

Magíster Honoris Causa en Desarrollo Intelectual y Educación de la Universidad Católica del Ecuador. Economista de la Universidad Nacional e investigador pedagógico. Ha sido Consultor del Ministerio de Educación y Cultura del Ecuador, de la Universidad del Parlamento Andino, del Ministerio de Educación Nacional de Colombia y del Convenio Andrés Bello. Presidente del capítulo colombiano de la Asociación de Educadores de América Latina y el Caribe (AELAC). En la actualidad es Director del Instituto Alberto Merani, Consultor en educación de Naciones Unidas, columnista de la revista Semana virtual y asesor de las Universidades Nacional y del Magdalena.

Aquí a entrevista.

La Cartelera (LC): ¿En qué año entro al Moderno?

Julián De Zubiría Samper (JDZS): En 1963. Ingresé en Primero Decroly y mi profesora fue Cielo Duque, ella era como los buenos docentes: esencialmente preocupada para el desarrollo y no por el aprendizaje. Era tranquila y amorosa. Entrar al Moderno no fue fácil, pero el apoyo de Cielito fue fundamental. Me faltaba independencia, pero afortunadamente el Moderno me la dio.

Recuerdo con cariño la Disciplina de Confianza de don Agustín, las excursiones, las clases de don Guillermo Quiroga, los diálogos semanales con el Prof. Bein y la libertad que teníamos para controvertir y para movilizarnos dentro y fuera del colegio.

LC: ¿Qué profesor marcó su vida? ¿Por qué?

JDZS: Especialmente dos: El Prof. Bein porque era un hombre especialmente culto y porque combinada de muy buena manera el rigor con la libertad, algo que no siempre sabe hacerse. Y don Guillermo Quiroga, porque introducía la reflexión crítica sobre la historia y la realidad nacional, algo muy poco común en esa época en las Ciencias Sociales, atiborradas de nombres de presidentes y accidentes. Ambos marcaron mi vida y sin duda tienen mucho que ver con que yo haya dedicado mi vida a transformar la educación.  

Don Guillermo era de esos extraordinarios profesores que enseñan a pensar, reflexionar y analizar los problemas sociales. Con él las clases consistían en debatir acerca de la realidad social, económica y política del país. En las clases se abordaban temas muy pertinentes y se utilizaba el debate y el diálogo como didáctica. Las clases continuaban en el descanso y aun creo que no terminan. Toda mi vida he sido un apasionado por el debate argumentado de ideas. Y mis dos maestros principales fueron Don Guillermo Quiroga y el Prof. Bein.

LC: ¿En qué materia era bueno?

JDZS: Muy bueno en Sociales, Religión y Educación Física y regular en manualidades y Matemáticas. Desde pequeño me aficioné por debatir ideas, leer y tocar guitarra. También por el deporte y por el teatro, que eran dos cosas que se promovían mucho en el Moderno. Escribimos y montamos obras de teatro y practicábamos siempre algún deporte.

El amor a los deportes se lo debo al colegio. Siempre he practicado alguno. Durante varios años practiqué salto triple. Me encantaba y según me decía el profesor, al parecer lo hacía bastante bien. También jugué fútbol, voleibol y corrí distancias cortas a velocidad. Toda la vida he conservado el deporte que surgió de niño en el Moderno bajo la orientación del profesor Martinelli. Las clases de Educación Física, donde extrañamente se permitía una dosis de autoritarismo, me daban un poco de miedo. Pero como era buen deportista, en el colegio se respiraba libertad y autonomía.

Varias veces escribí algo en El Aguilucho. Me gané un concurso de cuento. Nunca hice parte del equipo directivo, pero me gustaba colaborar con algún poema, cuento o reflexión. Recuerdo que escribí sobre el festival de Woodstock de 1969. Lo titulé “Tres días de paz, música y amor”.  También sobre la guerra de Vietnam. El Moderno que conocí impulsaba la lectura. Seguramente hoy también, ya que he visto a los egresados leyendo mucho y bien.

No tengo disposición para la música. Aun así, a punta de esfuerzo toqué la guitarra. Incluso llegamos a ganar las murgas del Colegio San Viator en compañía de mi hermano Andrés y de un gran amigo y compañero de curso: Manuel Ignacio Díaz. Ellos dos eran muy buenos músicos, yo me esforzaba, pero no les daba el nivel. Gracias a ellos, las ganamos cuando estábamos en el grado noveno. Pero en la banda nunca estuve.

LC: ¿Tenía algún apodo?

JDZS: Me decían “bruja”, seguramente por la nariz prolongada. Sin duda, había bullying. Hoy me da tristeza pensar que a quien más molestábamos era a todos los que tuvieran algún ademán femenino. Los molestábamos todo el día y a toda hora, especialmente a los que eran de otros cursos. También creo que molestábamos excesivamente a algunos docentes, aunque con otros, como los de Sociales o Religión, el diálogo era muy fluido y la confianza muy alta.

LC: ¿Alguna pilatuna?

JDZS: Hicimos una obra de teatro muy crítica y muy polémica en el Grado Décimo. El profesor de Religión nos apoyó y la presentábamos en el Seminario Mayor, pero nos generó mucha tensión con el Prof. Bein y algunos padres de familia. Era una obra que criticaba el sistema educativo y el exceso de preocupación de los sacerdotes por lo material. La escribimos Jorge Enrique Botero y yo, y la actuamos con unos diez compañeros de curso. Aún creo que posiblemente nosotros teníamos la razón, porque un joven tiene que ser rebelde y esperanzador. Esas son, desde mi punto de vista, las dos características esenciales de la juventud. Bien orientadas, pueden llegar a cambiar el mundo. Mal orientadas producen desastres. De allí la necesidad de en la juventud contar con buenos docentes y con padres y madres con quienes hablar.

También recuerdo los múltiples diálogos que tuve con el Prof. Bein, especialmente uno. Él me preguntó que si tenía alguna propuesta para mejorar el Moderno. Yo le propuse que suprimieran las calificaciones, ya que ellas desviaban la educación de su fin esencial. Él me respondió que cuando fuera grande, me daría cuenta que eso no era posible. Ahora que soy grande, veo que si es posible. En el colegio que fundamos (el Merani), eliminé las calificaciones para siete grados y las reemplacé por pruebas que evalúan el nivel de desarrollo del pensamiento, de la lectura crítica y de la autonomía.

LC: ¿Cuál fue la excursión que recuerda con más emoción? ¿Por qué?

JDZS: Todas. Si tuviera que elegir una, la que hicimos en el Grado Décimo al Parque Nacional Tayrona, dado que implicaba dormir en carpa con torrenciales aguaceros y eso generó tensiones, pero también fortaleció la cohesión del grupo. Hoy, 44 años después, mantenemos una reunión mensual. Es difícil cumplir, pero todos sabemos que, si tenemos el tiempo, asistiremos a la reunión a almorzar el último jueves de cada mes.

Fue una excursión de 7 días a la Sierra Nevada. Me impresionó que lloviera todos los días y a diversas horas. Seguramente era la época, pero es una región con clima lluvioso. Eso nos obligó a permanecer un buen tiempo adentro de las carpas, hasta que desistimos y tuvimos que salir a mojarnos, algo que le encanta a todos los jóvenes. Preparamos la comida durante todos los días, algo que la mayoría no sabía hacer. La humedad era muy alta y metidos en carpas, eso se volvía insoportable.

LC: Para Ud., ¿Qué es el Espíritu Gimnasiano?

JDZS: El Espíritu Gimnasiano está profundamente impactado por las ideas de don Agustín Nieto Caballero: Al colegio debemos ir a formarnos y no a instruirnos. Por tanto, se requiere una educación más integral y más centrada en la formación. Un niño y joven maduro así, suele ser más demócrata, más respetuoso de las diferencias y menos centrado en sí mismo. En mi época había una distinción al bello carácter. Espero que hoy continúe, porque están equivocados los docentes que siguen creyendo que a los colegios deben ir los niños para aprender cosas y sigue teniendo la razón don Agustín cuando concluía que la finalidad de la educación debe ser la formación de un mejor ciudadano y el brindarles a los estudiantes herramientas para la vida.

Por esto los gimnasianos suelen ser liberales demócratas con espíritu de grupo. Eso es algo poco común en un país que cree que “no hay que dar papaya” y que, si ellos lo permiten, hay que aprovecharse de los demás. En un país envenenado por odio y desconfianza, un gimnasiano suele estar más asociado a un librepensador que respeta en mayor medida las diferencias de opiniones, criterios y religiones.

LC: Usted como docente, ¿Cómo ve la educación que recibió como estudiante y ahora como adulto?

JDZS: La educación que recibí fue muy adelantada para la época y mucho más integral, reflexiva y crítica que la que hoy recibe la mayoría de muchachos en el país. Fue una educación que enfatizaba la formación del criterio propio y se nutría de la reflexión, el trabajo en grupos y el debate. Fue más integral porque involucraba excursiones, debates, artes y alto nivel en Educación Física. Fue más liberal porque respetaba la libertad de cultos. Todavía hoy, sigo en deuda con mis maestros y con el Gimnasio Moderno.

LC: ¿Cree que su paso por el Moderno definió su vida?

JDZS: Sin duda. El Moderno me enseñó que era posible una educación no centrada en la transmisión de información, sino en el desarrollo. El Moderno me enseñó que era posible crear una escuela no tradicional.  He dedicado mi vida a transformar la educación. Al hacerlo, valoro muchísimo el trabajo de los fundadores del Gimnasio Moderno, porque cambiar la escuela tradicional es mucho más difícil de lo que cree la gente y por una razón muy sencilla: Cambiar la educación es cambiar la cambiar la cultura, y hacerlo, es cambiar las maneras pensar, sentir y actuar. Lo cual es muchísimo más complejo de lo que se cree.

LC: Para terminar ¿Qué consejo le daría a los gimnasianos de hoy en día?

JDZS: Que lo más importante para alcanzar la felicidad son los amigos y el trabajar muy duro para alcanzar los sueños; y que este país sigue siendo muy desigual e intolerante. Mientras no superemos los gravísimos problemas de inequidad y de intolerancia, no seremos capaces de construir la paz. Por tanto, todavía estamos muy lejos de lograrlo.

CRÓNICA 3 FECHA 1-2018

El primer enfrentamiento fue disputado por San Lorenzo y Selección Mayores, a las 11 de la mañana y acompañado de un sol radiante se dio inicio a los primeros 45 minutos de juego.

El partido estuvo disputado en la mitad de la cancha, en ocasiones Selección se hacía dueño del partido y con pases a profundidad y centres intentaba abrir el marcador. Cuando estas oportunidades eran desaprovechadas, San Lorenzo a su ritmo contratacaba, al punto de llegar al área y disparar, en ocasiones sin dirección y en otras el portero estaba en buena posición para retener los tiros.

Julián Hernández fue quien le dio la ventaja a Selección, por medio de una excelente jugada que fue guiada por una triangulación. Ante ese gol los Cuervos aceleraron el ritmo del partido e hizo meter en su área a los de Selección Mayores, el primer tiempo terminó con una sucesión de rebotes.

En los primeros 15 minutos del segundo tiempo San Lorenzo siguió atacando con bastante presión, dejando en ocasiones varios sectores despejados que no fueron aprovechados por su rival. En primera instancia Pablo Gutiérrez les dio el empate después de una jugada producida por la fuerte presión, este solo tuvo que empujarla, y posteriormente Nicolás Moreno ya con un partido equilibrado anoto el segundo, desde larga distancia metió un derechazo que sorprendió al arquero que estaba unos metros más adelante, tratando de esquivarlo con mano cambiada pero sin oportunidad alguna, el partido termino 2-1 a favor de los Cuervos.

El segundo partido fue entre Inter y Flamengo. Un partido lleno de oportunidades de gol, en los primeros minutos los porteros fueron las figuras. En el minuto 13 Daniel Rivas anoto el primer gol para Inter luego de una lujosa definición, después del gol Inter comenzó a jugar ofensivamente aprovechando el embrión anímico que tenían, Flamengo lo aguanto pero no pudo impedir el segundo gol en contra, que fue anotado por Guillermo Pereira, el primer tiempo finalizo y los equipos se fueron al descanso a plantear la segunda mitad.

Los últimos 45 minutos estuvieron divididos por mejores momentos en los equipos, al principio Flamengo se fue con toda a buscar el empate, luego Inter intento ampliar el marcador. Hasta el minuto 35 se volvería a gritar gol, Alejandro Vargas descontó para el club Mengao y abrió el partido para que ambos equipos salieran a buscar el mejor resultado.

El partido seguía disputado y los últimos minutos fueron para Flamengo que buscaba el empate, pero después de un descuido en el minuto 90 Juan Manuel Pinzón anoto el tercer gol para inter, dándoles la tranquilidad para terminar el partido. Al final el jugador Jasón Loaiza fue expulsado por doble amonestación y el partido termino 3-1 a favor de Inter.

Al siguiente día (domingo 11 de marzo) se continuó con el resto de la fecha. Caballito y Quilmes serían los protagonistas del tercer partido, un duelo supremamente reñido por el poder defensivo y ofensivo que mostraron ambos equipos en fechas anteriores.

El primer gol fue para Quilmes, convertido por Juan Felipe González que aprovecho un rebote del palo horizontal y solo tuvo que empujarla. Minutos después Quilmes tuvo la oportunidad de anotar el segundo gol vía penalti, pero el arquero Mario Suarez lo evito. Sin duda alguna un voto de confianza para su equipo que comenzó a mostrar una mejoría en el juego pero que no fue lo suficiente para detener al delantero José Beltrán que tuvo una tarde de inspiración, después de un pase a profundidad Beltrán arraso con la línea defensiva de Caballito y con el portero que lo saco de su camino con el famoso “globo”, definiendo con total sutileza y convirtiendo uno de los mejores goles de la fecha. El tercer gol para Quilmes llego a través de los 11 pasos, esta vez la oportunidad fue para la figura del partido, el jugador Beltrán,  que sin duda alguna disparo con potencia y ubicación.

El segundo tiempo en su totalidad fue de Caballito, al estar necesitado por la falta de gol, salió con toda para lograr la hazaña y remontar el partido. Por su parte Quilmes mostro pasividad por la amplia ventaja que tenían, creando de vez en cuando algunas oportunidades de gol.  Después 20 minutos de puro juego ofensivo Caballito logro empatar el partido por medio de goles de sus jugadores Martin Ramírez, Sergio Ariza y Esteban Olivera.

La continuación del partido estuvo disputada como si se tratara de una final, en los últimos minutos Beltrán que todo lo que toco fue gol, aprovecho un contrataque y anoto el cuarto para su equipo, convirtiéndose en la figura del partido, el encuentro finalizo 4-3 a favor de Quilmes.

El cuarto partido lo disputaron River Plate y Chacarita. Un partido poco favorable para los de la banda cruzada, que durante los 90 minutos no lograron convertir. El contraste estuvo en que Chacarita planteo un juego que resulto favorable por la manera en que salió atacar River, en el primer tiempo Andrés Guevara anoto el primero para Chacarita, que minutos después tendría varias ocasiones que fueron intervenidas por el guardameta.

En el segundo tiempo River trato de empatar el partido pero toda ocasión fue bien defendida por el rival. En la mitad del encuentro Chaca siguió con su excelente juego, guiado por varias genialidades de sus jugadores y en dos ocasiones Federico Llano puso el segundo y el tercero para su equipo, la individualidad y la conexión con sus compañeros fueron claves para aumentar el marcador. El encuentro culmino con varios intentos de Chaca y la expulsión de Santiago Umaña del equipo River por juego brusco, 3-0 termino el partido a favor de Chacarita.

El último partido fue el cruce entre Gremio y Cruzeiro. Ambos venían de ganar sus respectivos partidos de la fecha anterior, el primer tiempo estuvo reñido ya que desde el inicio los dos equipos salieron a buscar el partido, al punto de que en varios minutos el balón se la pasaba fuera de la cancha, en saques de banda o saques de puerta. El primero en dar el golpe fue gremio, que en un tiro de esquina anoto por medio de Martin Zuluaga, ventaja que les duraría muy poco porque rápidamente Cruzeiro lo empataría, en un rebote  Daniel Dueñas metió un potente disparo que le abrió las manos al portero y entro a centímetros del horizontal.

El partido siguió mostrando opciones para ambos equipos, los porteros se destacaron por buenas atajadas.Gremio aumento el marcador gracias a Ricardo Ponce, en dos oportunidades aprovecho los errores de su rival y logro darle una amplia ventaja a su equipo.

Cruzeiro estuvo cerca de anotar en dos oportunidades pero el portero lo evito, atajando tres veces seguidas los rebotes que dejaba luego de los fuertes disparos. En un tiro de esquina Victor Merlano empalmo un certero cabezaso y puso el segundo para su equipo.

Los últimos minutos estuvieron emocionantes por la fuerte presión de Cruzeiro por empatar el partido, pero como normalmente pasa cuando los equipos se desorganizan por buscar el resultado, Juan Luna creo y finalizo una juga de contragolpe, sellando el resultado y dejando sin oportunidades a su equipo rival, por lo que anoto el cuarto gol sobre el tiempo, el compromiso termino 4-2 a favor de Gremio.

Conoce los resultados de la tercera fecha

FRANCISCO REYES

El Abogado de la Universidad Javeriana, master en Leyes de la Universidad de Miami y PhD en Derecho de la Universidad de Tilburg (Holanda). Gestor de reformas en el régimen societario, Ley S.A.S. Superintendente de Sociedades 1995 y desde 2014, Francisco Reyes Villamizar, egresado de la promoción 1980, recibió al equipo de La Cartelera, en su oficina ubicada en la calle 26, para compartir una agradable conversación.

Presentamos aquí la entrevista:

La Cartelera (LC): ¿Cuál es su primer recuerdo del Gimnasio Moderno?

Francisco Reyes Villamizar (FRV): Yo entré al colegio en 1967, muy pequeño, sólo tenía 4 años. Recuerdo el entorno tan hermoso, el kiosco, que entonces era un edificio de madera muy bonito. Las clases de canto, a las íbamos a una especie de sótano en el mismo edificio donde era el kínder, Montessori. Se llama así porque se seguían las técnicas de María Montessori, una educadora europea  muy famosa de comienzos del siglo pasado y que tuvo influencia en la visión que don Agustín Nieto tenía sobre la educación. Había un piano en ese sótano y la profesora  que se llamaba Beatriz de canto, ella enseñaba canciones básicas y los niños que molestaban, los obligaba a calentar narices. Era un castigo en el que se debía pegar la nariz a la pared helada.

Recuerdo también el uniforme de los viernes  con chaqueta y corbata, a los cuatro años, lo cual era un poco atípico, pero de todo caso son recuerdos muy gratos de esa época tan antigua.

(LC): ¿Algún profesor que recuerde con especial cariño?

(FRV): Yo creo que hay que hablar de profesores muy importantes durante el colegio. Muchos con influencias significativas, algunos, entiendo todavía están en el colegio, como por ejemplo: Pompilio Iriarte, el profesor Leal, de música, muy destacado, muy culto en temas de música clásica, hacía sus propias composiciones, adaptaciones  y transposiciones de obras de Bach, lo cual era muy interesante para el coro. Yo siempre forme parte de los coros del colegio, había varias categorías y siempre estuve allí. Recuerdo también al profesor Nelson Cuervo y a su esposa Myriam, Clara Inés Riveros de Primaria y por supuesto Agustín Nieto Caballero, un personaje tremendamente importante e intelectualmente era la conciencia moral del colegio.

(LC): ¿Cómo era su relación con El Prof.?

(FRV): El Prof. era muy simpático, era un personaje un poco distante. Uno lograba acercarse a él, no tanto en las clases, en los paseos a su finca en Tabio, donde uno ya sabía cuáles eran los hábitos que tenía. Allá uno lavaba los platos y él preparaba  la comida, pero uno no podía inmiscuirse en la de las labores culinarias porque era lo que más le molestaba, entonces obviamente, siempre tratábamos de inmiscuirnos, para ver qué reacción tenía.

El Prof. fue muy significativo para mi generación, no tanto por conocimientos específicos que hayamos aprendido de él, sino por su visión del mundo, una visión enciclopédica. Era un hombre obviamente de su generación, un hombre europeo donde muchas de las cosas que importan en el mundo eran las que sabía. Hablar idiomas por ejemplo, geografía, historia del mundo, obviamente música clásica. Él tenía una discoteca muy, muy importante en su apartamento en el Edificio Principal y algunos alumnos, sí querían podían a oír música, sabía mucho de esos temas, era un personaje que tiene mucha importancia, por eso creo que es muy grande.

Ya hable de don Agustín, que es una figura tutelar en el colegio, tiene una importancia central por la visión que el impartió para el colegio, era el estandarte moral y ético del colegio. En su personalidad y en su comunicación con los niños. El profesor Gabriel Triana, también fue relevante, era el profesor de Química. Así como Isabel Holguín de Gómez, Directora de Primaria. El Gimnasio Moderno era un sitio que reclutaba importantes personajes con una vocación muy clara de enseñanza, lamentablemente cuando yo llegué al colegio el profesor Henry Yerly, un profesor de Matemáticas suizo, ya se había ido.

Recuerdo que una vez el Prof. nos prestó el teatro del colegio para ensayar. Yo tenía una banda de rock. Un día durante el ensayo, él, que era respetuoso de la música moderna, pero obviamente  no  era de su generación, nos preguntó: …”ustedes, ¿Cómo llaman a eso?”…, a lo que el pianista, que después se dedicó profesionalmente a la música clásica, le contestó muy enfáticamente…”Música”… Era Eduardo Carbia, que no era del Moderno, era del Campestre, y terminó estudiando clavecín con el maestro Puyana  en Paris.

Increíblemente, yo mantengo amigos de esa época, no eran todos del Moderno pero amigos musicales. Nuestro curso era muy pequeño, y no hubo nadie que se dedicara al derecho o a la música que son cosas que yo hago. Tengo algunos amigos del colegio y me comunico con ellos  gracias a todas las comunicaciones modernas.

 (LC): ¿En qué materia era bueno?

(FRV): A mí me fue bien realmente, sin haber sido un alumno de cinco, a mí me fue bien en las materias de humanidades y siempre me encantó la Literatura. Siempre me encantó todo lo que tenga que ver con escribir, esa ha sido mi pasión toda mi vida.

 (LC): Y… ¿la música?

(FRV): Desde muy pequeño estuve en la banda del colegio, en los coros, en actividades vocacionales y extracurriculares, es algo que le agradezco al colegio. Es uno de los grandes legados, tuve la oportunidad  de desarrollarme musicalmente y es una actividad que me a acompañado toda la vida, yo siempre he sido músico.

Y de hecho, me encuentro con frecuencia con músicos del colegio, como los hermanos Cuellar, eran legendarios. Precisamente estuve tocado con ellos este fin de semana. Me llama la atención porque ahí también estaban los de Compañía Ilimitada con quienes he tocado también y entiendo que han ido saliendo otros artistas musicales del colegio. Siempre ha habido un cierto sentido estético del colegio que a mí me parece muy importante, que comienza desde la arquitectura del colegio, los árboles, el diseño urbanístico, con el sistema que don Agustín creo que es importante para desarrollar el conocimiento. Tal vez, es el único lugar que ha tenido esas condiciones y que se ha mantenido así. Es muy importante esa visión estética del colegio.

(LC): ¿Cuál era la materia terrible?

(FRV): Realmente yo no fui muy buen matemático, a pesar que hoy en día no me molestan  tan las Matemáticas. Era difícil Álgebra, hoy la vería de una manera  muy diferente.

(LC): El… “Álbum de menor venta de la historia del disco”, cuéntenos un poco de eso

(FRV): Ese es el álbum de Sociedad Anónima, banda que forme hace algunos años. Ese fue un disco que a pesar de ser nombrado como el de menor venta, es difícil de conseguirlo porque se vendió todo. Ahí estaban varias canciones que fueron interesantes y algo conocidas: “La causa nacional” o “Dime tu”, esa fue la época  de donde yo estuve seriamente comprometido con el movimiento de rock en español en Colombia. Hicimos conciertos, tocamos, hicimos giras, una época muy especial, el álbum original se vendió en acetato. Para explicarles a los muchachos, era  un sistema de grabación de la antigüedad  pero está también en YouTube.

https://www.youtube.com/watch?v=4KBZM8T7pXE

 

También he tocado con Compañía Ilimitada, con Carlos Vives, he tocado con mucha gente, amigos y personas… Siempre he tocado Rock, Pop, sólo en una época toque Jazz.

(LC): ¿Cómo logra compaginar la música con el derecho?

(FRV): La vida tiene distintas dimensiones, algunas personas les parece un poco exótico que uno sea músico, sobre todo músico de rock siendo profesor derecho. El decano de la Universidad de Friburgo – Suiza, donde yo enseño es un músico consagrado y cuando vino aquí a Colombia, nos dedicamos a tocar más que a dar conferencias. Hay un profesor de sociedades que se llama Clark Follow guitarrista  de una banda que sirvió de telonero en los años 70 a los Rolling Stone, también estuvo acá y estuvimos tocando. Entonces si hay posibilidad de compaginar distintos entornos, dimensiones  vitales, como hay gente que hace otras cosas, escriben poesía y son arquitectos o es un gran deportista y a la vez ejerce su profesión de ingeniero.

Yo creo que eso es muy valioso y el colegio tiene eso también, ahí sí creo que hay un legado importante del colegio, multiplicidad de opciones que además para la época que yo estudie no era  tan frecuente. Hoy tal vez los colegios tienen esa clase de dimensiones, pero don Agustín tenía la idea que uno tenía que estar expuesto a muchas disciplinas  y ver cuáles eran las más útiles para uno.

El colegio tenía una concepción liberal para que no fuera repugnante dedicarse a varias cosas al tiempo, no es en absoluto incompatible  y eso hace parte de la visión del Moderno, uno puede ser músico y abogado o músico y médico, como en el caso de los Cuellar, en el colegio era muy claro, eso contribuye a que uno pueda hacer varias cosas y tratar de hacer de la mejor forma con cuidado y dedicación.

En el Moderno no había un inglés muy bueno, pero gracias a la música, tuve una aproximación tal que pude hacer mi maestría y doctorado, hoy en día enseño en inglés, soy profesor de varias universidades del mundo, he enseñado en Suiza,  Japón, Angola y en muchos otros países…

 (LC): ¿Quién es Naná?

(FRV): Es un apodo que viene de la casa, que termina trascendiendo y convirtiéndose en un apodo de la época del colegio.

 (LC): Cuéntenos alguna pilatuna

(FRV): Muchísimas, hicimos muchísimas, por ejemplo nos tomamos unos sótanos que existían en el colegio, ahí armamos una especie de cambuche  dónde hacíamos nuestras reuniones secretas hasta que nos descubrieron. En esa época  también eran las primeras aproximaciones al aguardiente, eso forma parte de la adolescencia, el colegio tenía cierta tolerancia a las pilatunas.

Las excursiones eran una de las partes más relevantes y era uno de los conceptos de don Agustín,  teníamos que querer el país antes de viajar por fuera. Hay sitios a los que jamás habría ido si no fuera por las excursiones del colegio, por ejemplo San Agustín o Tierra Adentro, que ahora son tan conocidos.

(LC): ¿Una en especial?

(FRV): Las cuevas en Santander llenas de murciélagos. Eran una cosa sensacional con esa humedad y calor, un sitio tan exótico. A mí si me gustaban mucho esas excursiones, no fui buen deportista, me refugiaba más en la música, lectura y otras cosas, pero como todo colegio de hombres tocaba jugar un poco de fútbol, yo era defensa, y en ese tiempo era una posición un poco humillante.

(LC): ¿Volvería al Moderno como profesor o ejerciendo algún papel importante?

(FRV): Yo  he sido profesor toda mi vida, profesor universitario y creo que la docencia de Primaria y Bachillerato son muy distintas, diría más exigentes  porque el profesor universitario da por supuesto que ya hay una especie de conocimiento intelectual que permite  una combinación mucho más fluida, en cambio el docente debe tener una comprensión especial del crecimiento, de aspectos psicológicos  que son bien difíciles.

Pero claro, dar cualquier conferencia a mí me encanta, el contacto con los jóvenes y con los niños pero creo que  no tengo la capacitación para hacerlo y eso que tengo más de 30 años como profesor universitario.

(LC): ¿Para usted que es el Espíritu Gimnasiano?

(FRV): No creo en esos sellos porque me parece contrarían un poco  la heterogeneidad, la autonomía,  la independencia,  la esencia misma del ser que está inscrita. Uno puede tener elementos de ética, pero que no puede clasificarse, pueda  que lo tenga, pero prefiero no clasificarme en un espíritu específico porque contraria el carácter  universal que uno podría tener.

(LC): La Disciplina de Confianza…

(FRV): En la época mía fue adecuada, en la medida que si había una cierta exigencia académica, no muy alta pero con una  libertad para escoger lo que uno quisiera. Las condiciones actuales demandan  exigencia indudablemente y a pesar de que debe haber autonomía y libertad, el conocimiento también es importante para prepararse uno en un entorno tan complejo y con tanta competencias es importante, además de tener autonomía, libertad, capacidad de elección, también tener conocimiento profundo  y en esa medida las especialidades son importantes, si alguien es bueno para la ciencia, no lo puede hacer sin el mayor rigor.

(LC): ¿Qué consejos le daría a esas generaciones de hoy en día?

(FRV): La educación es un concepto inmutable, a pesar que todos los avances  que se puedan dar, que hay internet, libros. El concepto educativo sigue siendo el mismo en su esencia  en realidad es una aproximación universal al conocimiento bajo un método que es único  para aprender física nuclear, derecho o literatura.

La lectura es un método que existe en la cultura occidental y que se ha mantenido por eso, es insustituible por más elementos electrónicos que existan, la lectura de libros  para mi gusto, puede sonar un poco anacrónico de libros físicos que se pueden subrayar  de papel, sigue siendo fundamental y si pudiera dar un consejo porque yo soy un poco cauto en eso, cada ser humano tiene una forma de ver y tomar sus propias decisiones, pero yo sí creo que una  de las circunstancias que le ayudan a uno es tratar  de tener la mente abierta y no circunscribirse a  compartimientos estancos o conceptos cerrados, si no tratar de enfrentarse al mundo de una forma universal, el conocimiento estético me parece fundamental, las artes plásticas, la música…

JUAN CARLOS CALLE DONADO

En días pasados, el equipo de La Cartelera, entrevistó a Juan Carlos Calle Donado, un joven ingeniero gimnasiano, quien se especializó en la construcción de material tecnológico para la defensa en los Estados Unidos. En la actualidad hace parte del departamento de desarrollo y producción de una de las empresas más importantes y tradicionales de la defensa de los Estados Unidos, Raytheon.

Calle se graduó del Gimnasio Moderno en 2008, estudió Ingeniería Industrial en la Universidad de Míchigan, de donde se tituló con éxito en 2015. En 2016 ingresó a la empresa Raytheon, en la que fue nombrado como ingeniero para la manufactura de misiles. En este momento, combina su trabajo con el estudio de una maestría en “Systems and Industrial Engineering” en la Universidad de Arizona.

Presentamos aquí la entrevista:

La Cartelera (LC): ¿Cómo fue su primer momento en el Moderno?

Juan Carlos Calle Donado (JCCD): Yo entré al Gimnasio Moderno transferido del Colegio Anglo Colombiano a Primero de Primaria; y me pareció increíble. Mis papás cuentan que yo estaba muy contento en el Moderno, especialmente por el fútbol, había dos canchas y muchos campos verdes. A todos en el salón nos gustaba jugar, hacer deporte y pasarla rico. Fui muy feliz desde que entré.

El tercer día de clases, mientras jugábamos y hacia amigos, algunos me apodaron “Gorila” por ser el más grande, y desde ahí, ese fue mi apodo.

 

La  “Copa Interroscas” era increible, de las barras de los papás, en la que mi papá siempre era el primero, del acuario de Tercero Decroly y de la excursión de Cuarto de Primaria a Villa de Leyva. Recuerdo que el zoológico tenía ovejas y perros, me parecía extraordinario. Además, podía interactuar con los grandes del colegio, todos salíamos al mismo patio en el descanso a jugar piquis. ¡Era increíble el Moderno!

LC: ¿Se acuerda de su primera profesora?

JCCD: Sí, me acuerdo mucho de Patricia Álvarez, “Pato”. Ella era mi Directora de Grupo y me recibió con mucha amabilidad. También recuerdo a Doris León, la Coordinadora del Preescolar. Ellas dos fueron muy importantes en mi entrada al colegio, fueron un apoyo muy grande para mí.

LC: ¿En qué materias era bueno?

JCCD: La Geometría la entendí bien, era lógica y me iba bien sin estudiar. Pero los números al comienzo me dieron muy duro. La verdad es que en Matemáticas no sobresalí, hasta que empecé a cogerle el gusto. Más tarde me di cuenta de que los números eran fáciles de entender. Yo siento que, al comprender los conceptos matemáticos, se pueden aplicar a todo lo demás.

Yo me destaqué en el deporte. Siempre fui muy deportista; desde pequeño me metí al equipo de fútbol y me convertí en el arquero del equipo en Tercero. Y por lo grande que era, también fui elegido como arquero de las generaciones más grandes. Ya en Bachillerato, Jaime Salazar, mi Profesor de Educación Física, me animó a meterme al equipo de básquet y así lo hice. Y cuando no tenía prácticas, iba con Neil Carvajal a trotar por las mañanas.

Una experiencia especial que recuerdo de los primeros años, fue cuando Juan Carlos Bayona armó un equipo de bicicleta de montaña y los integrantes éramos dos amigos, nada más, practicábamos en el colegio. Después llegó el equipo de Últimate, en el que también estuve. Recuerdo que, durante toda mi vida escolar, antes y después de clases, yo siempre me la pasaba haciendo deporte.

LC: ¿Algún profesor marcó su vida?

JCCD: Sí, me acuerdo de Marisol, la profesora de Español y Directora de Curso en algunos años. Me ayudó a percibir las letras y a escribir con más seguridad. También recuerdo con cariño a Myriam de Cuervo, de Séptimo grado y a Jaime Salazar, mi profesor y entrenador de básquetbol.

Además de ellos hubo una persona que marcó mi vida, quien, a pesar de no haber sido mi profesor, me apoyó en el fin del colegio. Se trata de otro exalumno, Carlos Eduardo Bayona, quien fue mi consejero en el último año. Él fue la persona que más me empujó a venirme a los Estados Unidos. Yo tenía una vaga idea de este proyecto en la cabeza, pero no tenía claro cómo desarrollarla; y hablar con frecuencia con él y con mis papás fue definitivo para mi futuro profesional.

LC: ¿Cree que la educación del Moderno le ayudó a ser quién eres hoy en día?

JCCD: Estoy segurísimo. El Moderno fue una etapa importante en mi vida, pues la educación en el Gimnasio va más allá de los libros. Definitivamente aprendí herramientas para la vida, me enseñaron a respetar la independencia de pensamiento, a ser amable, a tratar con cariño a la gente, a saber quiénes son mis amigos, y cuando hay problemas; a buscar soluciones y seguir la vida. La educación del Moderno me dio las herramientas que en este momento aplico en mí día a día. Yo creo que el Moderno no fue sólo un colegio en el que aprendí Matemáticas, Lectura, Escritura o Historia; fue un espacio en el que me formé como un ciudadano correcto que hace parte de una sociedad, luchando por hacer las cosas bien hechas.

LC: ¿Qué es el Espíritu Gimnasiano?

JCCD: Me parece que el Espíritu Gimnasiano no solamente implica ser una buena persona; se trata de ser también una persona íntegra y firme. Cuando hay que hablar con alguien, se habla; cuando se tiene que ser amigo, se es buen amigo y se dice la verdad. Yo siento que el Espíritu Gimnasiano exige ser una persona de bien, una persona íntegra y honesta.

LC: Ese Espíritu se refuerza en las excursiones ¿recuerda alguna?

JCCD: Tengo muchas en mi memoria. Una muy especial fue la de Noveno, cuando Ember Estefen era el Director de Grupo. Nuestra excursión fue en agosto, luego de las vacaciones, y todo esto se programó para poder ver las ballenas migratorias en su paso por el Pacífico de Colombia. Nos certificamos en buceo y estuvimos una semana viajando en un barco con todo el salón, buceando algunas horas de cada día. Conocimos todo Gorgona y pudimos ver las ballenas. Pienso que fue un viaje diferente; estudiamos, tuvimos clases de buceo, y fue todo un proceso de aprendizajes. ¡Fue una excursión increíble!

Otra importante fue la de Once, fuimos la primera excursión del Gimnasio Moderno que viajó a Asia. Llegamos a Estambul en Turquía y de ahí, arrancamos un recorrido largo y cruzamos. Conocí mucha gente y aprendí muchísimo. Viajamos con el rector de ese momento, Juan Carlos Bayona. Cuando llegué, meses más tarde, a la Universidad de Míchigan, había muchos turcos, y era increíble poder hablarles de que había estado allá, de su cultura y detalles de las ciudades.

LC: La amistad es uno de los valores más importantes del Moderno ¿Mantienes los amigos del colegio?

JCCD: Si, mis amigos de la vida son los del colegio. Casi todos viven en Colombia y con todos tengo contacto, y cada vez que voy a Colombia, nos vemos. Somos los amigos que nos reunimos a tomar una cerveza, a hablar, a molestar, y cuando nos vemos, parece como si nunca me hubiera ido. Seguimos hablando de las mismas bobadas, seguimos molestando de la misma manera. Son los amigos de siempre… los mismos con los que me gradué.

LC: Con esos amigos ¿hicieron alguna pilatuna?

JCCD: Una vez teníamos que hacer un reporte para Español, y éramos cinco en el grupo. Nos inventamos hacer una crónica del colegio de noche y para esto, conseguimos el permiso del rector. La idea era recorrer todos los edificios y mientras caminábamos, con la guía del vigilante nocturno del colegio, queríamos que él nos contara historias de miedo y experiencias que habían pasado en el colegio para tal vez encontrar algún fantasma o descubrir algo diferente.

Así lo hicimos, caminamos a la media noche, y cuando entramos al Edificio Principal, en la oficina de profesor Bein había una foto del colegio chiquitica, como en sus comienzos, de donde salía una cabeza blanca frente a un árbol, que parecía un fantasma. En esa caminata el vigilante nos dijo que nadie sabía qué era eso. Recuerdo que lo filmamos porque era una imagen real y se podía ver a simple vista. Yo no sé si todo el mundo sabía o sabe de esa foto, pero es increíble verla. Era chistoso y miedoso al mismo tiempo, porque había ruidos por la madera, ruidos de la noche, hacía frío y pues estábamos nosotros solos caminando, con el señor, por todos los edificios del colegio. Pensábamos que nos iba a aparecer algo, pero finalmente no pasó nada. Terminamos la noche viendo fotos que iban acompañadas de historias contadas por el vigilante. Yo creo que él quería asustarnos con sonidos y a eso se le sumaban los ruidos del colegio con pisos de madera. Era el típico señor con mil llaves amarradas a una pita. Nosotros queríamos entrar a los salones en donde tuvimos clase en Primero, Segundo y Tercero porque queríamos ver como se veían a oscuras con la luz de la luna reflejada adentro. Ahora no sé por qué razón a mí eso me pareció tan miedoso.

LC: Cambiando de tema ¿Los gimnasianos tienen una marca o una forma de ser especial?

JCCD: Los gimnasianos tienen algo especial, y es esa formación gimnasiana que los hace especiales. Ese ser interior que sale y sabe expresarse, que sabe ser querido, que sabe ser un hombre. Ese algo especial que hay en el Moderno muestra que somos hombres libres interiormente. Yo siento que tenemos una conexión o un algo especial que no se puede encontrar afuera del colegio.

LC: ¿Ha encontrado algún exalumno en los viajes?

JCCD: No, creo que nunca he conocido un gimnasiano fuera del colegio, pero he viajado a encontrarme con mis amigos del colegio. En la universidad había colombianos y cuando hablábamos y yo les decía que era del Moderno, me señalaban que ciertamente les parecía que yo tenía un estilo de Moderno, por esa mente abierta, espíritu abierto, ideas abiertas, ideas de cómo convivir en el mundo.

LC: ¿Qué extraña del Moderno?

JCCD: Lo que más extraño es esa libertad que nos daban y todas las herramientas que nos ofrecía el colegio, todo lo que teníamos alrededor para hacer. Yo estaba metido en muchas cosas; y estando en todos los equipos y en todos los deportes, también en el grado Once vendía sándwiches y galletas. Definitivamente extraño esa libertad y todas esas posibilidades que tuve para poder desarrollarme.

LC: Ya para terminar, ¿qué consejo les darías a los gimnasianos de hoy en día?

JCCD: El consejo más grande que yo podría dar es que disfruten, porque pasa algo raro y es que dentro del colegio, uno no se da cuenta del lugar tan especial con el que cuenta. El Moderno da libertad para que uno se desarrolle en lo que uno quiere ser. Yo hablo con gente acá, con mis amigos en Estados Unidos y a la gente no le cabe en la cabeza las excursiones tan increíbles que hicimos. Yo creo que la libertad que ofrece el Moderno, unido a la gente tan valiosa, y a la arquitectura, lo convierten en un lugar especial. Definitivamente los gimnasianos tienen un premio y es  la formación integral y la oportunidad de aprender a vivir bien y deben aprovecharlo.

JOSE MAURICIO RODRIGUEZ

El equipo periodístico de La Cartelera recibió la visita del reconocido cantante José Mauricio «Rorro» Rodríguez Pinilla, egresado de la promoción 2001, líder de la banda Mauricio & Palo de Agua, quien en una agradable conversación recordó momentos de su vida en el Gimnasio Moderno.

Pionero del Tropipop, Rodríguez ha sido merecedor de varios premios nacionales e internacionales, por su trabajo musical, entre los que se destacan nominaciones a los Premios Grammy Latinos en 2004​ y 2009, y el Premio Sigla de Oro en Milán-Italia, lo que lo ha convertido en embajador de la música colombiana a nivel internacional.

Esta es la entrevista:

La Cartelera (LC): ¿Cuál es el primer recuerdo que tiene del Moderno?

Mauricio Rodríguez (MR): El primer día de clase lo tengo muy presente, con todos mis amigos. Recuerdo el llanto de todos mis compañeros, hacían pataleta, no quería quedarse solos en el colegio.

Mi salón era el que hoy en día es Montessori II. Es día mis papas, se quedaron parados frente a la escalera, y desde el primer piso me daban ánimos y me tranquilizaban. Me decían “esto te va a gustar, vas a ver que esta va a ser tu casa” pero me quería ir.

Me acuerdo los primeros partidos de fútbol, que con el paso de tiempo se convierten en casi una religión. Jugaba todos los días, fui arquero hasta Undécimo. Fui de la selección Juvenil y de la Mayores. En muchos encuentros fui suplencia y reemplazaba a algunos arqueros a veces. Me apasiona ese deporte. El básquet también me gustaba…

También fui de la banda en las liras y en el bombo. Me gustaban las liras porque llevan melódica y es parecida al piano. Dure los cuatro años en el Bachillerato. Entré por una invitación que me hicieron y bueno, entre a la banda pero nunca me había atraído tanto, porque era como imitar.

(LC): ¿Recuerda a su primera profesora?

(MR): Por supuesto, fue Ángela Borda. Ella además de ser mi primera profesora, fue  mi segunda mamá, en el colegio. La quiero mucho. Me recibió en 1986 en Montessori I. Y esto fue pasar de una cuna a otra.

Me acuerdo lo bien que se siente uno acá, con todos los profesores, no tuve problemas con ninguno. Y eso creo que marco una diferencia enorme en cuanto a la vida de muchos amigos que han pasado por colegios a los que no vuelven.

(LC): ¿Hizo alguna pilatuna?

(MR): Hice de todo. Una vez teníamos un examen de Física muy difícil, nadie había estudiado. Por supuesto, la única forma que se me ocurrió para no presentar el examen fue tirar unos pedos químicos. Eran fuertes que tocó desalojar todo el Bachillerato.

En otra oportunidad, le quitamos las llantas a uno carro de un compañero de curso. Al tipo le habían comprado carro nuevo. Le tenía hasta nombre. Cuando llegó por la tarde, estaba en ladrillos el carro.

(LC): Por otro lado, las excursiones son parte importante de la formación en el Gimnasio ¿recuerda alguna?

(MR): Recuerdo muchísimo la de San Agustín, una experiencia muy bonita, tenía 15 años. Fue inolvidable, pues San Agustín es muy especial, tiene unas cosas muy bonitas que ofrecer, me gustó mucho toda la logística, lo que conocimos y lo que aprendimos.

Todas las excursiones fueron buenas, pero no me gustaron mucho las primeras, las de tres días, porque cuando me empezaba a integrar con mis compañeros, ya se acababan. A mi me costó mucho trabajo hacer amigos. Quinto de Primaria fue tremendo. La primera excursión de tres días fue muy difícil porque no conocía bien al grupo con el que viajaba.

(LC): Las excursiones siempre van acompañadas por maestros ¿alguno que recuerde?

(MR): Claro, don Guillermo. Él era lo máximo, yo adoraba a don Guillermo. Todo el mundo le tenía miedo, pero yo tenía una relación muy estrecha, pues era amigo de mi abuela, que también era profesora del Moderno. Don Guillermo era muy especial. Siempre me reía con él, me parecía un tipo brillante, un tipo con el que se podía sentar a hablar de lo que fuera y hablaba de todo. En una excursión yo me le pegue y lo oía, era formidable oír sus experiencias, sus cuentos.

Don Guillermo en su época fue el alma del colegio. Fue director de nuestro curso en once. Aprendí de él de una manera impresionante. Un gran historiador. Mis compañeros le tenían miedo por su voz fuerte y seriedad. Fue profesor de muchas cosas, pero para mí era un historiador impresionante. Él siempre se sentaba con una pierna en el piso y otra en el escritorio, esa era su posición para dictar clase. Murió hace aproximadamente cinco años.

(LC): Hablando de profesores… ¿Qué profesor le cambio la vida?

(MR): Jorge Gutiérrez, el director del Área de Música del colegio. Gracias a él empecé a estudiar música con juicio. Fue director de Palo de Agua. Fue mi compañero de trabajo y hoy en día sigue siendo mi amigo. Es una persona que adoro, no sólo le guardo cariño por ser profesor y maestro, sino como persona. Jorge para mí, en el colegio, marco muchísimas cosas. Él me dijo: “vaya y luche por lo que es” y ese ánimo representó para mi toda una carrera. Jorge creyó en mí.

También recuerdo al profesor Leal. Con él aprendí a cantar, él me enseño las primeras armonías. En el Coro Infantil hice segunda y tercera voz.

 (LC): Además de música, ¿qué materia le gustaba más?

(MR): Me gustaban mucho las clases Sociales y las de Historia. Las clases al aire libre. Yo siempre fui un enemigo del encierro. Me gusta estar poco tiempo en un mismo escritorio. Me gustaba mucho el Centro Cultural y el fútbol. Me iba mal en Química, pero en Música me iba muy bien. Mi problema verdaderamente era que me englobaba en la ventana viendo los pajaritos, los dibujaba. Por eso el profesor estaba allá dictando Matemáticas, y yo estaba aquí, en otro mundo.

Pero, la música siempre ha estado presente en mi vida, creo que el primer concierto que ofrecí fue en 1999, en el Centro Cultural para la Mañana del Talento de la Semana Cultural. Fue cuando mostré por primera vez lo que tenía. Ese día cante a Silvio Rodríguez, todo el mundo quedo sorprendido y me gane el premio. Desde de ahí empecé a participar en concursos de música, gané varios inter colegiados.

Debo reconocer que el Moderno siempre me apoyo, me daban muchos permisos para poder participar en los concursos, lo único que tenía que hacer era: “traer el primer o el segundo lugar” y traía el primero. Juan Carlos Bayona, el rector de esa época, los mostraba los lunes en el Encuentro Matinal. Esos fueron mis primeros conciertos.

 (LC): En esos momentos ¿ya tenía repertorio propio?

(MR): Si, tenía “Niña”, “Darte un beso” y “Es ella”. En ese momento estaba casi que la mitad del disco “Un canto caribeño”. Compuse esas canciones a los 16 años y sonaban en la emisora del colegio. Por eso ya me conocían en los colegios amigos. Mi público eran mis amigos, los amigos de ellos, mi familia, las familias de los amigos y así. Ese 31 de agosto se llenó el teatro, no sé cómo, pero fueron 600 personas. Hay una grabación de eso. Creo que se recolectaron dos millones de pesos, era plata en ese momento. Se vendían muy baratas las boletas, pero la idea es que con eso nos fuéramos a Cuba. Esa excursión era carísima y entre los que necesitaban apoyo estaba yo. Por eso organicé el concierto. Cuando llegue con la plata al curso me dijeron: “vallase usted”.

(LC): ¿En este momento a que se dedica?

(MR): En este momento estamos haciendo una gira de conciertos, que se llama “Los que son” en Bogotá, Manizales, Cali y Bucaramanga. Luego vamos a Perú y Ecuador. Ahorita viene una nueva canción que se llama “A tiempo” bien fuerte. Estamos esperando el momento justo para lanzarla. Ya tenemos el video, que lo hicimos en Nueva York a finales de año. Es una canción mía, compuesta por mí, producida también por mí.

Estoy tratando de hacer un tipo de versiones diferentes, un espectáculo diferente, estoy en desarrollo de eso. Quiero hacer un formato para adultos, que les gusta la música un poco más romántica, más íntima, elegante. También tengo un disco de boleros, y quiero ver cómo me va con eso, con ese tipo de show porque es ahí donde me doy a conocer un poco también con ese formato. Pues desde chiquito aprendí boleros para conquistar mujeres, me parece que da buen resultado.

(LC): ¿Cree que su paso por el Moderno, definió su vida?

(MR): Sí, me ayudo a ser quien soy. La forma de ser, por estructura, por disciplina, por honestidad. Yo creo que son valores muy personales. Uno no puede pensar que todos los del Moderno son honestos, son bonitos o buenos, pero la mayoría de los que fuimos educados acá, fuimos educados así. Aquí, en el Moderno, me enseñaron a hablar con el señor de la tienda, la señora que barre, me enseñaron a ser amigo del portero, a ser amigo de todos, a conocer el nombre de todos. El Moderno es una comunidad y nos enseñaron a respetar a todos por igual.

 (LC): ¿Cómo identifica a un gimnasiano?

(MR): Yo creo que los gimnasianos sabemos quiénes somos, es un instinto. Cuando empieza a hablar inmediatamente se sabe que somos gimnasianos, y se vuelve amigo. Esto es una comunidad, una rosca que se da por naturaleza. Me he encontrado con muchos gimnasianos y nos han brindado la mano en todo lado. Me han ayudado en Londres, Europa, España, Estados Unidos. Nos ayudamos. Es una hermandad.

(LC): Para finalizar… ¿Qué mensaje daría a los gimnasianos de hoy en día?

(MR): Yo les digo que disfruten los días de colegio. Disfruten lo que tienen acá porque a veces uno anda afanado con acabar el colegio, para no tener más tareas o exámenes. Hay que valorar mucho ese presente del colegio. Que lo amen y disfruten pues tienen muchas posibilidades. Que sigan soñando porque los sueños se realizan. Los sueños que en el mañana van a ser una realidad. Hay que soñarse y creerse esos sueños, en grande, en mediano, en chiquito, pero sueñen y no le tengan miedo a volar, eso es importante acá.

Presentamos aquí una entrevista que La Raqueta TV, hizo a este importante artista:

ESTEBAN MEZEY JABERG

El destacado médico gastroenterólogo del Hospital Johns Hopkins Bayview en Baltimore, Maryland – Estados Unidos, Esteban Mezey Jaberg (53), dio a La Cartelera una agradable entrevista, apropósito de sus más de 50 años de ejercicio profesional y sus importantes logros en su investigación sobre el metabolismo del alcohol, cirrosis, el tratamiento de la hepatitis alcohólica y cáncer del hígado.

El Dr. Mezey nació en Viena, Austria el 12 de octubre de 1936. Recibe su título de bachiller del Gimnasio Moderno el 30 de noviembre de 1953. Luego de lo cual viajó a los Estados Unidos donde estudió zoología en Yale University, y en 1958 empieza su carrera de medicina en Harvard Medical School. Se destaca su labor como médico gastroenterólogo, patólogo, miembro activo de distintas sociedades profesionales e investigador con más de 200 publicaciones alrededor del mundo, así como su faceta como docente en “The Johns Hopkins University School of Medicine”. En 2002 es galardonado con los premios “Distinguished Service Award» de la Asociación Americana para el Estudio del Hígado y “The David M. Levine Excellence in Mentoring Award Department of Medicine” en 2013. Fue Jefe del Departamento de Hepatología de esa institución por más de 30 años y Presidente de la Asociación Americana para el Estudio del Hígado. En la actualidad hace parte del equipo médico del Centro Médico Johns Hopkins Bayview y es uno de los 50 especialistas del Hospital Johns Hopkins desde 1968, donde es profesor de la escuela de medicina desde 1982.

Presentamos aquí, la entrevista.

La Cartelera (LC): Doctor Mezey ¿Cuáles son sus primeros recuerdos del Gimnasio Moderno?

Esteban Mezey Jaberg (EMJ): Entré al Gimnasio en 1943 a Primero Decroly. Pero gracias a mis logros académicos me promovieron de Quinto Decroly a Primero de Bachillerato en 1948, saltando el curso Preparatorio.

Recuerdo con mucho cariño a mis compañeros de colegio y las excursiones por caminos reales fuera de Bogotá.

Siempre estoy en contacto con mis colegas de clase y nos hemos reunido en Colombia dos veces en los últimos 5 años. También estoy en contacto con dos alumnos graduados en el 1954 y los he visto en varias ocasiones. Cuando estoy en Colombia nos reunimos con sus familias. Tenemos comunicación constante por correo electrónico.  Nos gusta hablar sobre la salud de todos y me avisan sobre quienes han muerto.

(LC): ¿Recuerda a alguno de sus profesores de los primeros años?

(EMJ): Por supuesto, recuerdo al profesor de Geografía, pero no su  nombre. Él se dedicó a enseñarnos geografía de Rusia. Se comentaba que tenía reuniones con algunos de los estudiantes en el centro para discutir política internacional, incluyendo comunismo.  Desapareció después del curso, creo que se fue a Rusia. No sé qué le paso.

 (LC): Entre sus fotos encontramos una portando el uniforme scout… ¿cómo fue esa experiencia?

(EMJ): Si fui Scout. Fue una experiencia muy interesante, había mucha disciplina. Tuvimos muchas excursiones fantásticas a las montañas. Subimos a la quebrada La Vieja, de allí para llegar al punto geodésico número 7, caminábamos como 3 o 4 horas.  También hicimos muchas otras excursiones, incluyendo subir al Guadalupe (Alvaro Villamil Mendoza de la clase de 1954 mató una culebra y esto se noto en El Tiempo). Años más tarde fuimos en bicicleta a un lago al oriente del Viejo Puente del Común. Subimos muchas veces por La Calera. Con el Prof. Bein caminamos de Ubaque a Bogotá por el camino real. En una ocasión nos quedamos de noche en medio de la cordillera. Recuerdo que hacía mucho frío.

(LC): Se nota que para usted las excursiones fueron importantes ¿Cuál recuerda con más emoción?

(EMJ): Sin duda la excursión a La Guajira, Noreste de Colombia. La excursión duró casi tres semanas.  Fuimos por carretera en jeeps con el Prof. Bein. Un carro era de él, otro de los hermanos Pablo y Fernando Toro, y los demás fueron arrendados. Pasamos por Tunja, Ocaña, Bucaramanga, Cúcuta, Valledupar, Riohacha y Uribía. La carretera era pésima y en muchos lugares no había puentes, por lo que nos tocó empujarlos a través de los ríos.

Dormimos en hoteles en las ciudades, pero en el campo nos tocó en el suelo de casas de abode, sobre mesas en restaurantes y en hamacas (en un bar en Uribía a cincuenta centavos por persona) o sentados en el Jeep.

En Ocaña jugamos baloncesto contra el colegio local y perdimos. En Valledupar nadamos en el río y en la Guajira en el mar. En Riohacha compramos cosas de contrabando. El pescado fresco fue extraordinario, ya había poco de eso en Bogotá. Ganamos muchas experiencias al viajar e improvisar. Conocimos mucho de Colombia y sus habitantes, hasta nos encontramos los indígenas de la zona.

 (LC): Y en la parte académica ¿Qué materia disfrutaba más?

(EMJ): Era bueno en Geometría y Trigonometría.

(LC): Y ¿Cuál definitivamente era la peor materia?

(EMJ): No me gustaba memorizar poesías, y en clase de Castellano debíamos repetirlas de memoria a todo el tiempo. Era aburrido.

(LC): En su paso por el Gimnasio ¿algún profesor marcó su vida?

(EMJ): Profesor Ernesto Bein, pues me ayudó entender ciencia, y las maneras de resolver problemas nos sólo científicos, también los de la vida.

El Prof. fue un guía en como pensar lógicamente la Química y las ciencias. Él era muy riguroso y solo aceptaba excelencia en ejecución de tareas. Nos enseñó todo lo nuevo en Química y algo de Física, las teorías de Einstein y la fisión del átomo. Tenía gran disciplina y nos la inculco. Una vez llegué tarde a la clase y me dijo que debía presentarme la próxima mañana a las 7:00 am para el desayuno que tenía todas las mañanas con los Internos. 

Después de mi primer año en Yale College volví a verlo y me invitó a hablar en la clase de Sexto Bachillerato sobre mis experiencias en Estados Unidos y les diera consejos a los estudiantes.  Años más tarde, lo vi de nuevo. Lo que ahora me parece raro, es que nunca lo oí hablar en alemán.

(LC): Cuéntenos una anécdota…

(EMJ): Cuando éramos pequeños, recuerdo que rompí el vidrio de una ventana en clase, al botar un borrador de los del tablero, jugando con mis compañeros. Ese mismo día por la tarde compré con mis papás otro vidrio y arreglamos la ventana. El profesor me facilitó por arreglar la ventana sin mencionar el incidente del día anterior. 

También me acuerdo con mucha simpatía, que en clase de Inglés nos hacían leer Reader’s Digest como ejemplo de la cultura de los Estados Unidos. En realidad, y fuera del registro, esa lectura no nos ayudó en nada a pensar en salir del país o a interesarnos en conocer USA.

(LC): Por otro lado, usted vivió en el Gimnasio Moderno el 9 de abril, el Bogotazo. Cuéntenos un poco, ¿cómo fue esa experiencia?

(EMJ): Me acuerdo claramente ese viernes 9 de abril de 1948, porque estábamos en Primero de Bachillerato, en clase de dibujo. De repente nos anunciaron que Jorge Eliecer Gaitán fue asesinado y había una revuelta, incendios en las tiendas, en los edificios y los tranvías, la gente estaba levantada, robaban, disparaban y había muchos muertos en la calle. Nos dijeron que el colegio se iba cerrar y que debíamos volver a nuestras casas. No había transporte. Con mis amigos nos fuimos caminando. Yo camine a mi casa en la calle 39 y vi los tranvías incendiados y muchas personas con mercancía robada. En particular, recuerdo un señor que tenía los brazos llenos de relojes.

(LC): ¿Cree que su paso por el Moderno definió su vida?

(EMJ): Creo que sí. El Gimnasio definió mi vida en cuanto a preparación para investigación científica, el gozo de deportes y la literatura. Hoy en día sigo nadando y esto lo hago desde que salí del colegio. También mantengo el placer de la lectura, he leído libros de Gabriel García Márquez y Juan Gabriel Vásquez.

(LC): Ya para terminar ¿Qué consejo le daría a los gimnasianos de hoy en día?

(EMJ): Les aconsejo que aprovechen todo lo que ofrece el Gimnasio en la parte académica y la guía que les imparten acerca de lo que es importante en la vida. Pues es el Espíritu Gimnasiano, es la enseñanza académica, acompañada de libertad de pensamiento y expresión.

JORGE ENRIQUE ABELLO

Jorge Enrique Abello Moreno (86) reconocido actor de la televisión colombiana, invitó al equipo de La Cartelera, a su lindo apartamento en el norte de la ciudad, para compartir una agradable charla acerca de su vida en el Moderno.

Abello, último de sus cuatro hermanos, estudio Comunicación Social y Licenciatura en Estudios Literarios en la Universidad Javeriana. A lo largo de su carrera ha sido ganador del premio a Mejor Actor Protagónico, Mejor Actor Revelación, entre otros reconocimientos.

Esta fue la entrevista:

La Cartelera (LC): ¿En qué año ingreso al Gimnasio Moderno?

Jorge Enrique Abello (JEA): Yo entre en 1973, soy de la promoción 1986. Entré a Montessori I con Beatriz Pacheco.

(LC): ¿Cuál es el primer recuerdo que tiene del colegio?

(JEA): Recuerdo la arenera, el olor a lápiz tajado y plastilina del salón de Beatriz. El olor a lluvia de los pinos, los marranitos del quiosco y mi árbol favorito, que parecía una nave espacial.

(LC): ¿Los amigos de Montessori… son los mismos de hoy en día?

(JEA): Si, más o menos. Los amigos del Moderno son gente muy especial y querida. Han cambiado algunos, no todos están como quisiera, pero sí, mis amigos están. También quiero muchos profesores.

Yo tengo dislexia y por esta razón estuve muy cerca a mis maestros. Ellos me ayudaron desde el corazón. Son grandes personas, grandes seres humanos, grandes ejemplos. Yo, en parte, soy lo que ellos me enseñaron, cosas bonitas, valores… Me dieron la posibilidad de encontrar en el arte una forma de expresión, de encontrarme a mí mismo, me dieron la posibilidad de quererme, me regalaron el hábito de la lectura, me presentaron los grandes escritores, los grandes dramaturgos, me presentaron el cine… y cine de verdad. Con ellos aprendí todo lo que soy. Básicamente yo ni siquiera tuve que haber ido a la universidad, con lo que me transmitieron ya tenía. Gracias a lo que me exigieron, pude ir más allá.

Foto tomada de: http://www.mundotkm.com/co/famosos/21880/asi-de-lindo-era-don-armando-a-sus-15-tiernos-anos

(LC): ¿Cómo fue su vida en el Moderno?

(JEA): La vida en el Moderno en mi época era distinta. Para vivir en un colegio de hombres, tenías que hacerte respetar y eso era a los puños. Detrás del Cubierto o de la Capilla. Hice grandes amigos peleando. Fui muy feliz, porque la vida de todo niño y adolescente tiene momentos buenos, momentos malos, dolor, frustración. Se burlan y te burlas. Es difícil un colegio de hombres, pero tenía el teatro Fernández Madrid donde podía jugar, recovecos, lugares donde podía estar y gente que me podía recibir.

Quisiera que mis cenizas estuvieran enterradas en el Moderno. Así lo quiero.

Recuerdo mi árbol, ir a la Enfermería a comprarle cosas a la asistente que vivía allá. Recuerdo las épocas de los cucarrones volares y el olor a pino recién cortado.

(LC): Uno de los momentos más importantes de todo gimnasiano son la excursiones ¿se acuerda de alguna?

(JEA): Recuerdo cuando atravesamos la Cordillera Oriental desde La Calera hasta los Llanos Orientales con Nelson Cuervo. Fueron ocho días de caminata y campamento. Aprendí en esa excursión, que cada vez que tengo una situación límite, puedo ir más allá.

Fue una experiencia que nos marcó para siempre. Todos tuvimos que hacer un esfuerzo enorme para entender cómo iba a ser el mundo. El nuestro es un colegio que a través de las excursiones, lo lleva a uno a situaciones límite, en un territorio tan hermoso como Colombia. Cuando me encuentro con la gente con la que viví esos momentos, nos miramos sabiendo que tenemos lo mismo por dentro.

(LC): ¿Hizo alguna pilatuna?

(JEA): Yo era muy necio en el colegio. Recuerdo que no vocalizaba bien, tenía problemas porque hablaba muy rápido. Recuerdo que una vez Isabelita Holguín de Gómez me puso de protagonista en una Zarzuela y a la mitad de la presentación, llamó a Torres y le dijo “reemplace a Abello porque no sabe hablar”, por lo tanto mi primer personaje de teatro fue un árbol. Sin embargo, no era mi estilo hacer pilatunas, yo no capaba clase, ni bebía, mi humor era verbal y todo lo decía molestando, no me sacaban de clase, los profesores se reían conmigo, era inquieto.

Me acuerdo una vez, en clase de Religión, había un proyector de opacos, donde el profesor ponía láminas de la Virgen y de Cristo para explicarnos pasajes de la Biblia. Yo tenía una revista Playboy y en una de esas, él saco un libro y yo puse la revista ahí… nos reímos mucho.

(LC): ¿Cree que el Gimnasio Moderno lo llevo a ser quien es hoy?

(JEA): Absolutamente, yo le debo mi formación a mis profesores y a mi colegio.

(LC): ¿Qué materia era el coco?

(JEA): Física, yo no entendía nada. Las Física y la Química son materias que sí no tienen contexto, no sirven para nada. No se debería explicar Física sin Matemáticas. Y las Matemáticas deberían ser el resultado de entenderla. Pero en esa época no era así, yo no entendía Matemáticas, era un imbécil para el profesor. Amo la Física, pero me hubiera gustado entenderla más, amo la destrucción de las cosas, pero con contexto. De qué sirve saber que H2O es la fórmula del agua, si estamos llenando de mercurio los ríos, si la desperdiciamos y la envenenamos, si las fabricas vierten sus contenidos en vertientes puras…

Una vez le pregunte a “Castor”, -que más de una vez me saco de clase- “Perdón profesor. Si yo sé que el señor quiere ir en un globo del punto A al B, qué va a esta velocidad y a esta altura. Por qué usted quiere que yo diga cuándo va a llegar, si lo importante es ¿por qué el señor quiere ir allá?”, Castor me respondía “¡Fuera!”. Siempre pensé que mi pregunta era lógica, los cerebros que no son matemáticos necesitamos de un poco de contexto.

(LC): ¿Y una materia con todo el contexto…?

(JEA): Teatro, Taller de Letras, Filosofía, Historia, Español… todas. Me permitían entender un poquito quién soy y puedo ser un punto de referencia de verdad importante.

 

(LC): Cuando era niño, ¿qué quería ser?

(JEA): Yo desde pequeño quise ser todo lo que sueña un niño de mi generación. Ser vaquero, astronauta o bombero, era con lo que me identificaba. Me gustan mucho los héroes, he estudiado mucho el tema de los héroes. Los caminos que cruzan los héroes para ir de un lado a otro, para saber y  entender. El héroe es un personaje que hace que las civilizaciones evolucionen. No son sólo personajes que se sacrifican, son personajes que además de matar al dragón, se convierten en maestros y son capaces de enseñar a su pueblo como en otras épocas se hacían las cosas, cómo ver lo que no se puede ver, cómo defenderse de los monstruos, entonces no quería ser otra cosa que héroe.

(LC): Después del Gimnasio Moderno… ¿qué?

(JEA): Mis estudios profesionales comenzaron en el Gimnasio Moderno. Cuando estaba en Cuarto de Primaria, llegó la nieta de don Agustín, Adelaida Nieto, con una mirada distinta sobre las Electivas. Ella enseñaba Teatro, todos quedamos enamorados de ella. Fue un momento muy emocionante porque empecé a descubrir cosas que me gustaban muchísimo. El año siguiente, entró otro profesor, Jorge Emilio Salazar, quien ya murió, ellos fueron los profesores más queridos por mí en Teatro. Fue muy bonito, porque descubrí mi verdadera vocación.

Yo tengo dislexia, condición que me impedía obtener los resultados académicos que esperaba. Cuando estaba en el colegio, era una situación que no detectaban rápidamente y la descubrí ya en la universidad. Luche mucho con la frustración, porque estudiaba mucho y no tenía buenos resultados. Fue muy duro, pero el teatro se convirtió en la puerta para entender. En el colegio escogí Teatro hasta Quinto de Bachillerato.

(LC): ¿Cómo empezó su vida profesional?

(JEA): Yo seguí mis clases, cambie mis talleres porque quería escribir, tomaba Electivas con Galindo en Teatro o con Pompilio en Taller de Letras, ahí completé mi vida y empecé mi carrera universitaria. Después estudié Comunicación, me especialice en Dirección de Televisión Educativa. Estudié Literatura, carrera que no terminé y aprendí a hacer cine en Italia. Me quede allá por un tiempo aprendiendo y trabajando. Cuando llegué a la Universidad, había estudiado tanto en la vida que era un monstruo.  

Vuelvo a Colombia en 1997 antes de salir de la Universidad e inicio mi carrera en la televisión, cargando cables en Caracol, como Asistente en el Área de Producción, luego en asistencia de Dirección, y de vez en cuando actor, cuando alguien faltaba. Quedé como Director de planta y encargado del Área de Publicidad, hasta que el Director, Andrés Marroquín, me dio la oportunidad participar en la serie “Espérame al final” y “Caballos de fuego”, fueron series muy bonitas.

En 1999 acababa de terminar “Perro amor” con mucho éxito, hacia un papel que tenía mucho humor y estaban buscando un galán parecido para “Hasta que la plata nos separe” de Fernando Gaitán. Todo iba bien, pero se decidió producir primero “Yo soy Betty la fea”. Hice el para “Todos me llaman Lolita”, un papel de bobo y me lo gane. Sin embargo, John Bolívar, me invitó al del protagonista de Betty, hice la prueba con quince mujeres. La escena era el primer beso de don Armando con Betty, y debía besar a las quince y bueno, besé a todas ese día, estaba feliz. Al poco tiempo me llamaron para decirme que no escogieron a ninguna, me escogieron a mi, y ahí empezó todo.

Foto tomada de: http://www.desdelaplaza.com/pop/betty-la-fea-regresa-con-el-mismo-elenco-despues-de-17-anos/

 (LC): ¿Cómo maneja la fama?

(JEA): La fama es algo inmanejable, es un deseo que tiene todo el mundo, es un sueño que la gente quiere, y cuando lo obtiene se puede convertir rápidamente en una pesadilla. Especialmente si eres joven, si no has vivido, si no tienes mucha educación, puede ser tu peor enemigo. Yo no soy una persona dada a especular sobre la fama o a vivir de ella. A mí me gusta mi trabajo: actuar, escribir y dirigir me gusta mucho. No soy una persona con relaciones sociales muy activas, ni me gustan, no soy dado a la gente.

Foto tomada de: http://fanpix.famousfix.com/gallery/jorge-enrique-abello/p10356550

(LC): Ya para terminar, ¿qué mensaje da a la nueva generación del Moderno?

(JEA): Yo les diría que aprovechen sus años en el colegio, porque son años muy felices. Que aprovechen el lugar que tienen y que entiendan que la Disciplina de Confianza no es la capacidad que uno tiene de burlarse o de pasar por encima de otro, sino la capacidad que uno tiene de ser escuchado y escuchar a otros. Es la base de la civilización, es la base de una sociedad con equidad, que la Disciplina de Confianza no da campo, ni a trampas, ni a que el bien particular este por encima del común. Sino da a la posibilidad a que nos entendamos y que entablemos un dialogo libre.

Que se exijan mucho, porque la vida que viene va a ser muy exigente y el país necesita líderes, pero los líderes del país tienen que ser personas que piensen por el país y no por su bien particular.

Que entiendan que el principal enemigo con el que van a tener que luchar es la corrupción, que se está devorando a este país.

Que el Bello Carácter es la voluntad de un ser humano por ser mejor para sí mismo y de ahí servir a los demás.

Que Izar la Bandera significa tener la posibilidad de decir “yo pude”, y que ir a la iglesia es la oportunidad de entender que hay mundos más allá de los que ven nuestros ojos. Y esas posibilidades que te las brinda el Moderno, que no están en otros lugares ni en otros colegios, porque es la posibilidad de que te entiendan como eres.

JOSÉ DANIEL RAMIREZ

El reconocido periodista cultural José Daniel Ramírez Combariza (82), visitó en días pasados el Gimnasio Moderno, para compartir una agradable conversación con el equipo de La Cartelera, momento en el que recordó con alegría y nostalgia su paso por la cerca de pinos.

Combariza es músico del conservatorio de Boston y de la Universidad de Massachusetts. Eligió el  piano como su instrumento. Se especializó en composición y musicología. Más adelante fue cantante de ópera barroca, y se preparó en canto barroco en Inglaterra, Budapest e Italia. Vuelve a Colombia, experiencia luego de la cual, se dedicó a dar conferencias de tipo cultural y la realización de guiones para radio. En la actualidad se desempeña como Director de Contenidos de la Emisora de la Jorge Tadeo Lozano HJUT. En 2003 Ramírez Combariza fue galardonado con el Premio Simón Bolívar, por el programa “Vida Musical Europea”, dedicado a la cantante italiana Giulietta Simionato.

Esta es la entrevista:

La Cartelera (LC): ¿En qué año entró al Gimnasio Moderno?

(JDRC): Llegue al colegio en 1975, al 5° de Primaria de la señora Mariela.

(LC): Ya grande y… ¿Cómo lo recibieron sus compañeros?

(JDRC): Fue raro, hay que decirlo, no todo es color de rosa. Yo entre a un grupo que había creciendo junto. Yo entré ya grande, entonces al principio hubo cierta reserva, pero el tiempo hizo que las cosas se fueran arreglando, y mira, termine mi año en el colegio, no salí corriendo. Aquí terminé feliz el colegio.

(LC): Esos amigos que hizo en el colegio, ¿aún lo conserva?

(JDRC): Obviamente no todos, éramos 26 pero yo creo que unos 10, siguen firmes. Nos vemos en conciertos o conferencias, y nos vemos para comer de vez en cuando.

 (LC): Cuéntenos una pilatuna…

(JDRC): Mi tiempo en el colegio siempre fue bueno. Con algunos amigos teníamos un grupo de música y gracias al apoyo del  profesor Ernesto Báez, pasábamos los recreos del medio día, escuchando su colección de discos de acetato. Y creamos unas charlas sobre la historia de la música usando esos discos. Nos reuníamos los jueves con las Figueroa, en la clase de música y ahí seguimos haciendo conciertos y recitales de varias cosas.

Recuerdo la emoción que me producía ver el teatro lleno, siempre fue muy bonito. El piano del colegio es fabuloso. Yo tenía mucha ilusión que la gente viniera a nuestros conciertos era muy emocionante. Ese fue el inicio de lo que hago hoy en día. En particular hubo un concierto con cuatro flautas, de música del renacimiento dirigido por las hermanas Figueroa. Fue algo bellísimo.

(LC): Las Figueroa, fueron importantes en su paso por el Moderno… ¿se acuerda de algún otro profesor?

(JDRC): Si claro, la señora Mariela. La recuerdo físicamente, pero no tengo memoria de ella. Nelson y Myriam. Ella fue Directora de Grupo en Preparatorio. Y Nelson cerró el colegio, fue Director en Sexto de Bachillerato. Ellos han seguido en contacto conmigo, son personas muy humanas que siguen la filosofía del colegio y la divulgan, tiene como lema de vida, “Educar antes que instruir”. Todos mis maestros marcaron mi vida y lo siguen haciendo. Están siempre como parte de mi vida.

Obviamente Pompilio Iriarte, todo lo que era cultura, por supuesto el profesor Quiroga, siempre tan especial, ya no está con nosotros, y Triana profesor de Química, a quien después lo encontré como profesor de Zarzuela en la emisora HJUT.

(LC): Con sus profesores y amigos fueron a excursiones ¿se acuerda de alguna en especial?

(JDRC): No fui de excursión, ni de deportes, pero me acuerdo de una muy difícil con el profesor de Filosofía al Choco. Inició a Medellín en avión, luego en bus hasta a Quibdó y después el viaje nos llegó hasta el Cabo Tiburón, donde pasamos varios días. Ahí perdí el amor por el plátano maduro, al desayuno, el almuerzo y la comida. De ahí fuimos hasta Cartagena en barco. Hay que entender que yo nunca he sido deportista, pero en particular en esas aventuras sentí mucha solidaridad de mis compañeros de curso. Siempre había alguien atrás de mí, esperándome. Ahora aplico eso en mis viajes culturales.

(LC): ¿Cuáles son los lugares que más le gustan del Gimnasio Moderno?

(JDRC): El teatro Fernández Madrid, no veo la hora en que se abra otra vez como teatro. La salita de piano que esta debajo del kínder, que ahora es el Teatrino de don Os, allá había un piano viejito y las profesoras iban a tocar el piano y nosotros a escucharlas.

Recuerdo la hora de las palomas a las 10am y la Biblioteca de Bachillerato.

(LC): ¿Cuál era la materia que más se le dificultaba?

(JDRC): Química. Le tenía pánico a todo lo que hiciera ruido de explosión, a todo lo que echara humo, era terrible. Fue traumático. Y todavía le tengo miedo a los ruidos fuertes, por ejemplo, los juegos artificiales, prefiero verlos de lejos.

(LC): ¿El Moderno lo definió para ser quien es, hoy en día?

(JDRC): Lo digo sin dudarlo. Siento el cariño que se les da a las personas. Ver la gente mayor para mí es importantísimo. Pero si, la persona que soy, salió de acá. Me cultivaron la música de todas las formas y creo que esa fue una fortuna. Los profesores buscan a alguien con un talento especial y la manera de apoyarlo.

 (LC): ¿Ve el Espíritu Gimnasiano en los niños actuales?

(JDRC): Tengo sobrinos, son súper especiales, brillantes, queridísimos, simpáticos y eso sale de acá. Y he visto gente mayor, de los cursos anteriores, familias amorosas y muchachos interesados en la cultura.

(LC): Ese interés por la cultura… ¿hasta dónde llego en el colegio?

(JDRC): La locura. Con mis amigos nos inventamos una Asociación de Actividades Humanísticas. Estaba perfectamente consolidada, pero esto era para traerle música clásica a los compañeros y a los papás. Hacíamos un concierto mensual en el Teatro Fernández Madrid. Tenía 17 o 18 años de edad. Y cuando la boletería no se vendía, nuestros padres nos cubrían. Trajimos Zarzuela, conciertos de guitarra, conciertos de piano, etc. Genial.

Pero murió, a veces nos encontramos en festivales o conciertos, y nos da nostalgia nuestro grupo, la Asociación de Actividades Humanísticas, que obviamente no se oficializo.

 (LC): ¿Los ex alumnos del Gimnasio tienen una forma de ser?

(JDRC): Sí. Vuelvo al tema de “Educar primero que instruir”, no me preguntes por Química o Física, no recuerdo absolutamente nada. Pero si pregúntame por cómo comportarme afuera, cómo ser hacia los demás, cuanto gozo de poder ofrecer lo que conozco de música, que no será mucho pero si suficiente para poder dar algo, me parece que eso es muy importante.

Podría decirse que las posibilidades de reconocer un gimnasiano son altas, y he conocido personas que han estudiado aquí, mayores que yo, y la línea siempre es la misma, son padres de familia amorosas.

(LC): ¿Qué consejo le da a los gimnasianos de hoy en día?

(JDRC): Que conserven siempre en su memoria estos años tan preciosos que tienen. Yo pienso que la educación hoy, no ha cambiado mucho a lo que era en ese entonces, que no se olviden de sus amistades y las conserven porque van a ser para toda la vida, y que donde quiera que vayan representen el colegio muy alto, porque es el colegio que marco sus vidas. Y es una fortuna estar en este colegio.

Mantengan siempre la memoria y fortuna de donde pudieron estar, el Gimnasio Moderno.

FIDEL CANO CORREA

El reconocido periodista, Fidel Cano Correa, invitó al equipo de La Cartera a su oficina en el diario El Espectador, donde gentilmente ofreció una entrevista, en la que recordó algunos episodios de su paso por el Gimnasio Moderno.

Exalumno de la promoción 1983, Cano estudio Filosofía en la Universidad de los Andes, obtuvo un diplomado en Relaciones Internacionales de la Universidad de Nueva York, y una maestría en periodismo de la Universidad de Nothweatern. Bisnieto de Fidel Cano Gutiérrez, fundador del diario El Espectador, Cano Correa se integró a su equipo en 1987 y 1995 tiempo durante el cual ejerció como Redactor Deportivo y Editor de la secciones “Vida cotidiana” y “Economía”, para luego ser corresponsal en USA. Ya en Estados Unidos, fue invitado a formar parte del equipo de la Embajada de Colombia en Washington como Agregado de Prensa. En 1998 y 2000 ejerció como Editor Político de El Tiempo. Ya como Editor General, vuelve a la redacción del diario de su familia en el 2000. En 2006, es galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, como periodista del año, por la calidad periodística de El Espectador.

Presentamos aquí apartes de esta agradable conversación:

La Cartelera (LC): ¿Cuál es el primer recuerdo que tiene del Gimnasio Moderno?

Fidel Cano Correa (FCC): Lo primero que se me viene a la cabeza, obviamente es el fútbol. Yo era parte del equipo de colegio. Fuimos una generación muy buena. De hecho la mayoría de mis amigos del colegio son los del equipo. Aún nos reunimos a jugar. Soy muy cercano a ellos. En especial, con los que entramos a los Andes. Allá armamos un equipo de microfútbol.

Equipo de fútbol

(LC): ¿Qué siente cuando entra al colegio?

(FCC): Me siento en mi casa. Fueron muchos años ahí. Nosotros nos quedábamos jugando fútbol hasta tarde, hasta que la luz nos lo impedía. Me gusta mucho la noche en el colegio, porque es distinta la relación del día. El Moderno en la noche es fantasmagórico, con esos edificios tan hermosos, es muy bonito. A veces cuando voy a eventos en el Centro Cultural, a misa o alguna cosa, tengo la sensación de volver a esos momentos que no eran el estudio normal, sino en la noche. Me gusta mucho el colegio en la oscuridad. Pero cualquier momento en el que entro al Gimnasio Moderno, me siento entrando a mi casa.

(LC): Además del fútbol, de los deportes ¿qué materia le gustaba?

(FCC): Matemáticas, me gustaba mucho. Me encantaban las clases de Trigonometría con El Topo, Bernardo Cortés, él estuvo muchísimos años, me iba muy bien. También, tuvimos clases con Nelson Cuervo, en esa época enseñaba Cálculo, Física y Química… sus clases me parecían muy buenas. Yo en general, era buen estudiante, me iba bien en todas las materias, pero la que más me gustaba era Matemáticas.

(LC): Pero… ¿había alguna que fuera el coco?

(FCC): No me gustaba Teatro, pero la peor era Inglés. Yo creo que fue por el método de enseñanza. Las clases eran aburridas. Recuerdo con desgano esas lecciones, incluso las de francés. Todo recitado. La verdad… el método del Moderno en esa materia no fue bueno, lo sentí recitado, obligatorio.

(LC): ¿Además de Nelson y El Topo?

(FCC): Fui muy cercano a Pompilio Iriarte. Él me mostró el amor por la Literatura, por la escritura en general. Recuerdo en aquella época un Taller de Letras. Era una clase de poesía, pero yo entré para hacer periodismo. Nos convertimos en periodistas sin saber de periodismo. Fue un encuentro en el valor de la palabra. Creo que Pompilio con ese curso aprendió a valorar otro tipo de textos, y nosotros el ejercicio y el cuidado de la palabra. Fue muy bonito. Lo recuerdo mucho.

El profesor Pompilio Iriarte

También, durante mi tiempo en el Moderno, muchos profesores nos acompañaron, algunos me los encuentro por ahí, de vez en cuando, cuando voy al colegio. Todavía muy interesantes, amorosos y muy cercanos.

(LC): ¿Recuerda alguna excursión a la que haya ido con ellos?

(FCC): Por supuesto, cada excusión fue espectacular, no recuerdo una aburrida. Íbamos desde chiquitos. Tal vez, la primera que recuerdo fue al Parque de Sopó.

(LC): Con Felipe Urdaneta, fueron directores de El Aguilucho.

(FCC): Sí, fui Director de El Aguilucho en 1983. En 1982 entré a ser parte del Comité y en ese año publiqué un artículo de crítica a El Espectador. Me acuerdo ver a Guillermo Cano controvirtiendo mi artículo de El Aguilucho. Esa fue la primera vez que ejercí mi pensamiento crítico.

Comité Aguilucho 1983

(LC): Esos fueron sus primeros pasos en el periodismo…

(FCC): Yo nací en medio del periodismo. Pasaba mis vacaciones en la redacción del periódico molestando a los periodistas, acompañándolos. Hacia un periódico dentro de la redacción, en las vacaciones. Todo mi tiempo lo gastaba en ese proyecto. Cuando entré a la universidad, la Filosofía y las Letras, fueron mi elección, pero siempre pensé en el periodismo. Tal vez, nunca me pregunte qué estudiar. Recuerdo que nos hacían análisis de orientación profesional en los últimos años en el Moderno. Poco efectivos, porque al parecer, según esos estudios, podía estudiar cualquier cosa.

El periodismo a estado siempre en mi vida. Me gusta mucho del ejercicio profesional, la variedad. El poder comenzar y terminar cosas en un mismo día. Las historias se van alimentando. Hoy en día son un proceso. Todos los días hay que empezar observando, viendo que ha pasado y hacer lo que haya que hacer. Ya en la noche, cuando vuelvo a mi casa, siento a veces, que logro lo que me propongo y otras veces no, y eso me gusta.

A pesar que existe una rutina en los procesos de producción del periódico, realmente no es un trabajo rutinario. Uno está cambiando todo el tiempo. Mi día empieza a las 8:30 am y ser Director de Medios significa que debo almorzar con clientes, ir a foros, o cosas no periodísticas que me agobian un poco. Me toca dejar al lado la timidez y dar entrevistas como esta.

Por otro lado, yo no trabajo por los premios, pero en 2006 me gané el Premio Simón Bolívar como Periodista del Año. Me gustó ese reconocimiento, porque en ese momento El Espectador llevaba varios años siendo semanario. Lo agradecí muchísimo, fue para mí un gran honor. Y como decía antes, en el periodismo al día siguiente, toca hacer otro periódico, entonces hay que dejar pasar los premios.

(LC): ¿Recuerda alguna pilatuna…?

(FCC): Yo era muy juicioso. La timidez tiene de bueno eso, uno no se atreve a hacer nada, pero era amigo de todos los malos… Una vez, algún día en los que nos quedábamos jugando fútbol por la tarde, mis amigos encontraron la forma de meterse al salón de profesores y cambiaron las notas. A mí me cambiaron un ocho por un diez, una bobada, fueron muy descarados. Los ceros de algunos se volvieron dieces. Ellos jamás sacarían diez. Obviamente, los profesores se dieron cuenta, abrieron un proceso y yo quede metido. Menos mal tenía buen historial y no perdí el año. La mayoría de mis amigos sí. Desde ahí mi fama de ser malo, pero sólo con los papás.

(LC): La educación del Moderno, ¿lo llevó a ser quién es hoy en día?

(FCC): Ser parte de una familia de periodistas, ayuda a crear ciertas afinidades, pero tengo claro que el pensamiento liberal se lo debo en gran parte a la educación en el Moderno. Crecimos dentro de un ambiente inquieto, en el que era importante no tragar entero e ir más allá. Nos formaron para tener pensamiento crítico y estructurado.

Le agradezco al Moderno la educación liberal. Esta forma de enseñar dejó una importante huella en mi generación. Hoy hay colegios que practican esa metodología, pero en aquella época era difícil encontrarlo, incluso era criticada por ser tan libre. La Disciplina de Confianza, todas esas cosas… Nuestro colegio fue pionero.

(LC): Ese tipo de educación los forma con una forma de ver el mundo ¿es fácil identificar a un Gimnasiano?

(FCC): Sí, se nota cuando se juntan. Un gimnasiano es evidente. El cinismo con el que nos tratamos, en tono de burla, eso no lo entiende mucha gente y son muestras de cariño, algo violentas… Son formas de hacer las cosas que sirven para aprender a relacionarse con la gente, para aprender a tolerar y a reírse de uno mismo, eso es esencial en la vida y lo enseña el Moderno.

(LC): Ya para terminar ¿qué consejo le daría a los gimnasianos de hoy en día?

(FCC): Les aconsejo que escojan una profesión para toda la vida. Esa es la decisión. Piensen qué los apasiona. Porque una vida sin que uno esté apasionado con lo que está haciendo, por mucho dinero, por mucho éxito que tenga, sí uno no está lleno por dentro con lo que hace, no vale nada, que pereza, que aburrición. Yo terminé haciendo lo que hizo mi familia. Y fui afortunado, porque en ocasiones, uno se deja llevar en sus decisiones y elige algo sin que le guste. También les digo que se puede cambiar en la mitad del camino. No les de miedo equivocarse, si uno se equivoca… ¿Qué importa?, la vida es larga y uno puede rehacerse. Hay que visualizarse, tratar de verse en unos años haciendo lo que va a estudiar, y si va a ser feliz haciéndolo o no. Es más importante que la plata, uno se adapta a cualquier cosa si está contento.